Ese ápice de valentía en los adornos sirve de fermento a las canciones, una levadura que les propicia crecimiento, que les convierte en mayores de lo que son. Es el buen gusto tanto a la hora de construir como de adornar, dos cuestiones que cuando van de la mano obran pequeños milagros como éste. Canción a canción, desde el bucle de «Psychocellos» hasta la pegada eléctrica de «Candy apples», «Rossland» demuestra su pasión por la historia del pop: pero ejemplos como «On the air» además, sirven para justificar eternamente nuestra pasión por esa música que siempre nos hace crujir el alma. Un gran tercer trabajo, concebido como vía de escape, evitando el inmovilismo y lanzandose a la creación sin el amable corsé del power-pop, como ocurría en las anteriores ocasiones. Más libre, más pop.
Sleeplessness.mp3 4 min. 36 sg. (4,4 Mb)
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