Roberto Perodin, un sobreviviente, relata el hundimiento del «13 de Marzo»
Las embarcaciones del Servicio cubano de Guardafronteras, que habían observado la tragedia sin impedirla, se percataron de la presencia de un barco griego que se dirigía a la bahía de La Habana. Entonces, con la intención de borrar la imagen de la masacre que se cometía, iniciaron las maniobras de rescate.
El remolcador 13 de Marzo, en el cual habíamos intentado huir de Cuba la madrugada del 13 de julio de 1994, estaba hundido. Los que habíamos tenido la oportunidad de asirnos a una nevera que permaneció flotando en el agua, logramos salvar nuestras vidas. Cuando todo terminó, habíamos sobrevivido 31 personas. Habían muerto 41, entre ellas 23 niños. Mi esposa Pilar y mi hijo Yasser, de 11 años,estaban entre los muertos.
Preparativos
Desde mucho antes habíamos planeado la fuga. En un principio, durante mis vacaciones de ese año, hice contacto con un amigo cercano. Con él tuve la primera conversación sobre el tema. Ambos fuimos a ver a Raol Mu_oz, ex capit n del remolcador 13 de Marzo que en aquel momento capitaneaba otra embarcaci¢n de la Empresa de Navegaci¢n Mambisa. Se produjo entonces otro lazo importante para nuestros planes. Despu’s de nuestro fruct¡fero encuentro con Mu_oz, nos reunimos con Fidencio Ramel Prieto, jefe de operaciones del puerto de La Habana y secretario del Partido Comunista de Cuba en aquel lugar. Hab¡a confianza. Mu_oz y Ramel Prieto ten¡an el mismo deseo que nosotros de huir de Cuba.
As¡, entre todos, planeamos los pormenores de la fuga.Antes del 13 de julio hubo tres intentos de abandonar el pa¡s, pero por diversas razones tuvimos que suspenderlos.
Finalmente, el d¡a 13 logramos abordar el remolcador 13 de Marzo. Ramel Prieto ten¡a el barco bajo su control, inclusive la llave del motor y el tim¢n. Es costumbre desactivar el tim¢n de estas embarcaciones cuando se encuentran en puerto.
Y de s¢lo poner proa rumbo al Estrecho de la Florida, aon dentro de la bah¡a de La Habana, supimos que la Direcci¢n de Seguridad del Estado conoc¡a nuestros planes.
Cronolog¡a de los hechos
Zarpamos a unos 300 metros de la capitan¡a del puerto, que est en medio de la bah¡a. Bordeamos muy despacio el rea de Regla, alej ndonos lo m s posible de la capitan¡a. Al pasar por el rea de la capitan¡a un remolcador, del tipo conocido como Polargo, nos vino encima a unos 200 metros de la fortaleza de El Morro y nos lanz¢ los primeros chorros de agua con mangueras de alta presi¢n.
Hab¡a gente en el Malec¢n habanero, parejas de novios, y comenzaron a gritar al ver que el Polargo trataba de hundirnos. Las mujeres y los ni_os subieron a cubierta para que los tripulantes del otro barco se percataran de que iban a cometer un asesinato. Ellos no se detuvieron. En medio de varias maniobras, el 13 de Marzo choc¢ con el Polargo, y en el incidente logramos poner proa hacia afuera. Al salir de la bah¡a a mar abierto, sin embargo, hab¡a otras dos embarcaciones Polargo esper ndonos escondidas detr s de El Morro. Entre los tres barcos hacen un cerco al 13 de Marzo, y dos de ellos nos lanzan potentes chorros de agua. Comienzan entonces a alejarnos de la costa. Nos embest¡an y golpeaban, una y otra vez tratando de volcarnos. La maniobra no surti¢ efecto porque el 13 de Marzo era potente.
Entonces se coloc¢ un Polargo delante de nosotros y otro detr s, este oltimo era el que nos golpeaba. As¡ lograron quebrar la estructura del 13 de Marzo, el cual comenz¢ a hundirse por la popa. En ese momento, el Polargo de atr s nos «escore¢», es decir se mont¢ encima de nuestra embarcaci¢n, la cual se hundi¢ hasta la mitad. Unas 30 personas quedaron atrapadas en la bodega del 13 de Marzo. Los que logramos salir a la superficie vimos que las tres naves Polargo giraban a nuestro alrededor a alta velocidad, tratando de hundirnos.
Se mantuvieron haciendo remolinos durante 40 minutos. Era evidente que ten¡an el prop¢sito de no dejar sobreviviente alguno que luego se convirtiera en un peligroso testigo. Entre 15 y 18 personas que salimos a la superficie nos asimos a una nevera que flotaba. Asi pudimos salvarnos. Mi peque_o hijo Sergio estaba aferrado a m¡. No sab¡amos nada del resto de la familia.
Rescate a «rega_adientes»
Para nuestra sorpresa, vimos que los tres Polargos quedaron quietos y una lancha torpedera de Guardafronteras entr¢ hasta donde flot bamos. Nos recogieron. Al subir a la lancha nos percatamos de que un barco de bandera griega,que se encontraba a unos 800 o mil metros de distancia, trataba de entrar a la bah¡a de La Habana. Comprendimos entonces por qu’ hab¡an detenido la masacre y nos hab¡an recogido. La lancha torpedera sab¡a, desde el principio, lo que estaba ocurriendo. Nos hab¡a seguido y sus tripulantes hab¡an sido testigos del hundimiento del 13 de Marzo. Nos recogieron a las 4 de la madrugada y nos mantuvieron dando vueltas en el mar hasta las 11:30 a.m., cuando recibieron la orden de conducirnos a Jaimanitas. Cuando llegamos a una base naval de aquel lugar, hab¡a coroneles y generales. Nos encerraron en calabozos hasta las 6 de la tarde. A esa hora, seis ni_os y cinco mujeres que hab¡a entre los sobrevivientes fueron llevados a sus casas. A los hombres nos trasladaron a Villa Maristas, la sede de la Direcci¢n de Seguridad del Estado. All¡ permanecimos por espacio de 20 d¡as, tras los cuales nos impusieron prisi¢n domiciliaria.
Un nuevo intento
Con mucho esfuerzo, en tan dif¡cil situaci¢n, fabricamos una balsa a escondidas, y el 23 de agosto nos lanzamos de nuevo al mar. A unas 50 millas de Cuba fuimos rescatados por embarcaciones del Servicio de Guardacostas de Estados Unidos y enviados a la Base Naval de Guant namo. Por razones humanitarias, especialmente por mi hijo Sergio, que huy¢ conmigo, el 24 de enero de 1995 cuatro miembros de nuestra familia, todos sobrevivientes del hundimiento del 13 de Marzo, recibimos un permiso «bajo palabra» del gobierno de Estados Unidos para viajar a Miami.Voy a luchar, hasta donde me alcancen mis fuerzas, para que el crimen que se cometi¢ con el 13 de Marzo no quede impune.
Perod¡n narr¢ la tragedia del 13 de Marzo ante un comit’ del Congreso de Estados Unidos, en febrero de 1995, ante la Comisi¢n de Derechos Humanos de la ONU ese a_o y ante dos subcomisiones del Congreso de Venezuela, en abril de 1995.
La voz de CubaLibre