En declaraciones formuladas a distintas radios argentinas, el funcionario de la Cancillería puso de relieve que la oficina a su cargo lleva adelante un registro ôcon todos los pedidos que se hicieronö sobre el paradero de los ciudadanos del país sudamericano que moran en Nueva York, y subrayó que más allá de los cuatro argentinos que aún continúan desaparecidos, no existían otros connacionales que permanecieran en tal situación.
Los argentinos que están siendo buscados son: Pedro Greham, que trabajaba en el piso 101 de la torre norte ûla primera en ser atacada-; Gabriela Weisman, que laboraba en el piso 106 de la misma torre; el bombero Sergio Villanueva y el paramédico rosario Mario Santoro. A esa lista se le suma el caso de Cindy Dewly de Pons, la ciudadana norteamericana casada con un argentino, que también está siendo buscada.
En tanto, desde los Estados Unidos, en diálogo con la emisora argentina Radio Mitre, Andrea Weisman, indicó que de momento ôno hay nada nuevoö con relación al paradero de su hermana Gabriela, y asever¢ que hab¡an concurrido «a todos los hospitales, pero no aparece en ninguna lista».
Precis¢ que «tambi’n fuimos al centro familiar de Nueva York para registrar sus datos con la Polic¡a y llevamos sus efectos personales, por las dudas que tengan que hacer una identificaci¢n».
Andrea, narr¢ que en el momento de los atentados su hermana estaba en su lugar de trabajo y que «las 8:33 de la ma_ana y las 8:59 (hora de Estados Unidos) llam¢ unas diez veces» por tel’fono a su familia.
«Se le desconectaba el tel’fono, y por eso llam¢ tantas veces. Al principio no sab¡amos qu’ era lo que pasaba, prendimos la televisi¢n y ah¡ nos dimos cuenta de que hab¡a humo en el edificio y que un avi¢n hab¡a pegado en la torre», puntualiz¢.
A_adi¢ que en su oltimo contacto telef¢nico, Gabriela estaba llorando y que el intenso humo hac¡a irrespirable el ambiente. En su relato, la hermana de la joven desaparecida le manifest¢ que «tratara de bajar, que hab¡a pegado un avi¢n en la torre» y que tratara de mantenerse en uno de los pisos bajos.
«Le pregunt’ si ten¡a agua y me dijo que no, y esa fue la oltima vez que hablamos», concluy¢ Andrea.
Por su parte, el padre del param’dico Mario Santoro, Alberto -que reside desde hace 20 a_os en el pa¡s del norte- en di logo con varias radios de la Argentina, se_al¢ que un polic¡a neoyorquino le hab¡a dicho que «aun hay posibilidades de hallar con vida a gente bajo los escombros».
Recordemos que luego de los atentados, la primera de las torres -la norte- se derrumb¢ sobre los bomberos y socorristas que desplegaban las primeras tareas de auxilio.