La preeminencia de la economía comenzó a verificarse cuando a las 4 de la madrugada de ayer los senadores peronistas, votaron la derogación de la ley 20840 –conocida como de subversión económica- plasmando así una nueva página en la impunidad de este país gobernado por los banqueros y los grandes grupos económicos.
En Washington de parabienes, porque una de las exigencias del FMI se había concretado. Faltaba otra vuelta de tuerca para que la fiesta fuera completa. Y ello se fue forjando desde el mediodía del mismo jueves 9, cuando en la Cámara de Diputados comenzaron a debatirse las modificaciones a la ley de quiebra, que tuvo como base la restitución del cram down que habilita a uno de los acreedores o a un tercero a quedarse con la empresa en falencia a precio vil. Quedaron exceptuadas de ese instituto los medios televisivos y radiales en virtud de la ley de radiodifusión. Huelga precisar que las mudanzas fueron aprobadas por el peronismo y el radicalismo, que a la hora de amalgamar alianzas espurias se llevan el Oscar.
La nota de color en la discusión corrió por cuenta de la diputada Alicia Castro, de Frente por el Cambio, que en un tramo de su exposición desplegó una bandera estadounidense sugirió que si el Parlamento “se va a limitar a ser la triste escribanía del FMI” se arriara la bandera argentina procedieran seguir legislando bajo la enseña de barras y estrellas. Luego la enrolló y la colocó sobre el estrado de la presidencia, a cargo del peronista Eduardo Camaño. Ello desencadenó gritos y empellones entre hombres del oficialismo y algunos legisladores opositores. Un diputado peronista pidió el desafuero de su par. A su turno, Humberto Roggero, titular de la bancada oficialista, expresó que la actitud de Castro no había sido más que una bravuconada mediática. En rigor, la parlamentaria puso blanco sobre negro haciéndose eco de las voces de la calle que aseveran que el verdadero gobierno de la Argentina reside en Washington.
A todo esto, el dólar se negoció –en promedio- en las casas de cambio a 3,09 y 3,19 pesos, en su punta compradora y vendedora respectivamente. Los rumores de iliquidez en el mercado bancario, erosionando los papeles de las entidades financieras que cotizan en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, derivaron en que el MerVal cayera 2,06%, hasta los 390,64 puntos. Con 19 alzas, 28 bajas y 6 títulos sin cambios, y un volumen negociado 24,7 millones de pesos, las mayores pérdidas estuvieron a cargo del BBVA –5,41%- y del Grupo Financiero Galicia, 4,88%. Una sola empresa –la petroquímica Atanor- quedó exenta del descalabro bursátil, mostrando un exiguo lucro: 0,43%. En cuanto al resto de las empresas españolas que cotizan, siguieron la misma perfomance del BBVA. La petrolera Repsol cedió 3,19% y el grupo Telefónica se menguó un 2,50%.
Los analistas estiman que la de hoy no será una jornada muy diferente, complicándose aún más si es que el Ejecutivo del peronista Eduardo Duhalde no lograse refinanciar el vencimiento de 800 millones de dólares que debió cancelar –hace un par de días- con el Banco Mundial, en concepto de intereses de la deuda externa.
Alberto Bastia
EL PARLAMENTO CONVERTIDO EN FILIAL DEL FMI
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