En medio de esta pirotecnia verbal transcurrió una jornada cambiaria y bursátil preñada de inquietudes, que por fortuna no se trasladó a la cotización de la divisa. El billete estadounidense se transó, en su media en las casas de cambio porteña, a 3,13 pesos para la compra y a 3,27 en su modalidad vendedora, en virtud de que las operaciones fueron escasas. Con 51 especies cotizadas, y un volumen negociado de 41,5 millones de pesos, 14 cerraron en alza, 26 lo hicieron a la baja y 11 se mantuvieron en los mismos niveles precedentes.
De las acciones que se toman para configurar el MerVal, 2 se salvaron del derrumbe generalizado: Central Costanera, ganó 4,44% y la siderúrgica Acindar se benefició un 2,99%. Al frente de las bajas se ubicó la siderúrgica Siderar, con una cesión del 6,67%. En cuanto a las firmas hispánicas que cotizan en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, la del martes fue una rueda de oscurecimiento. Encabezó el trío el BBVA -5,36%- arropado del grupo Telefónica -1,52%- completando las bajas los papeles de Repsol, exhibiendo una merma de 1,39%.
Con relación a las manifestaciones vertidas por Kruger salta a la vista que el organismo de crédito exige mudanzas en un marco legal que habilite la impunidad para los banqueros y empresarios que vaciaron sus arcas atentando contra el bien común de quienes moran en tierras argentinas.
Respecto a los dichos del señor Powell una pizca de razón tiene, pero detectó tarde la corrupción en los actos gubernamentales, porque éstos no comenzaron ayer sino que el paradigma fue la gestión del peronista Carlos Saúl Menem. Valga recordar que dos lustros atrás se transnacional izaron los activos de las empresas públicas, vendidos por mucho menos de lo que realmente valían. Corrupción en la que hubo dos puntas, la doméstica y la externa.
También es bueno memorar que desde el FMI se mostraba a la Argentina como la Nación ejemplo de las reformas que llevó adelante, al comienzo de los 90, en el Estado. El Ejecutivo, por aquel entonces, actuó como un jíbaro.
Alberto Bastia