Ahora, solo nos falta saber cuantos años nos costará avanzar de nuevo lo desandado durante esta época del «España va bien» y negación de toda evidencia . Porque en esta España nuestra de hoy, en la que la vivienda está por las nubes gracias a que somos tan ricos que la podemos pagar, ni hubo huelga general ni el redondeo del euro supuso un atroz incremento de los precios.
Además, los estudiantes no se revelan; y ni mucho menos, han salido a la calle a protestar en contra de la maravillosa ley «Del Castillo», pero eso sí. Hemos conseguido que Escrivá de Balaguer forme parte del Santoral para gozo de los adeptos a una Obra que en su día fue considerada por el gobierno belga como una «secta destructiva«, y que parece gobernar cada día mas nuestras vidas.
Los jóvenes españoles, esos que ya han nacido en democracia, no comprenden porque sus oportunidades deben verse mermadas por su condición social, no aceptan la discriminación de sexo y tampoco que la iglesia se inmiscuya en sus vidas mas de lo que ellos estén dispuestos a aceptar, algo que ya ha conseguido con el PP tras varios años insistiendo.
Mientras en todos los países civilizados la tendencia es la de retrasar la elección de itinerarios por parte del alumno para garantizar la igualdad de oportunidades, el gobierno español ha decidido que nuestros escolares deberán decidir a los 14 años entre FP y Bachillerato, lo que ha sido considerado por analistas internacionales como una aberración. Además no se explican porque los estudiantes españoles deberán superar varias pruebas antes de acceder a la Universidad, y no una sola como ocurre en todos los demás países.
Al parecer el PP opina que hay que ponerlo difícil. Y es que las sociedades cultas tienden a ser libres; un peligro para los que manipulan la democracia convirtiéndola en el camino mas fácil para llegar a la dictadura encubierta.
Lo cierto es que al Gobierno español la educación le importa bien poco, y lo demuestra con la nueva ley de calidad de Enseñanza y la reducción paulatina de la inversión por alumno en educación secundaria. El PP ha reducido de un 4,9% en 1993 a un 4,5% del gasto público en 2001 dicha inversión, alejándose cada vez más del objetivo internacional del 6% del gasto público y colocándonos a la cola de Europa también en esto. Nuestros estudiantes no lo comprenden. Nacieron, insisto, en una época en la que los derechos de los ciudadanos eran incuestionables, en unas décadas en las que la calidad en la educación era una exigencia social y un beneficio que el Estado debía otorgar a todos por igual. El PP los ha devuelto a una etapa de la historia de España que ellos no han vivido y que sus padres y abuelos han luchado por olvidar, una época en la que las oportunidades se median por el nivel adquisitivo.
Le pese a quién le pese y aunque el gobierno lo niegue,- afirma que solo un 20% de alumnos siguieron la huelga -, los estudiantes salieron en masa a la calle, protestaron y «recibieron palos» como en los mejores años de «los grises».
Afirman que la historia es pendular, pero no creíamos que en España el péndulo tuviera un recorrido tan corto. Ahora solo nos resta saber si los padres y el resto de la sociedad les vamos a ayudar para que tengan oportunidades; si vamos a hacer algo para que esta ley tenga el recorrido, al menos, tan corto como ese péndulo.
Gema castellano