Hace ya mucho tiempo que escuchamos la palabra «producto» en boca de los ejecutivos de la industria pesada de la música. Tienen razón: la mayoría de lo que se publica es sólo eso, «producto». Ahora, a las abrumadoras campañas de marketing para lanzar artistas prefabricados, o al agobio de las cien mil canciones del verano, se ha venido a sumar un nuevo montaje sonoro de difícil digestión: Operación Triunfo. En su segundo año triunfal, este tinglado músico-televisivo amenaza con dar al traste con lo poco que quedaba del funcionamiento mínimamente sensato de la música en nuestro país.
Lo que hay es lo que se ve: Operación Triunfo no es más que un negocio puro y duro, un programa de televisión en el que se ventilan cientos de millones de la moneda que sea. Hasta ahí, todo normal. Lo perverso comienza cuando el programa trasciende de sus límites televisivos para entrar a saco en la industria del disco, cuando se monopoliza la presencia de la música en televisión, cuando se acapara el mercado de las galas…
Si la televisión pública se hubiera comprometido en una operación similar que afectara a cualquier otro tipo de industria, substituyéndola con un sub-producto propio publicitado en términos de desleal competencia, y con la inevitable consecuencia de crisis en el sector y despidos generalizados -como ya está pasando- no habrían faltado las quejas de sindicatos y asociaciones de todo tipo. La música, sin embargo, calla. Y más allá de las consecuencias económicas de esta operación de crematístico triunfo, está el daño enorme que se está haciendo a la música como arte.
Por tanto, desde PEMOC DENUNCIAMOS:
PRIMERO: El desembarco del medio televisivo como herramienta omnipotente en la creación, promoción, distribución, comercialización y venta de la música. Esta maniobra orwelianamente dirigista va encaminada a cambiar radicalmente las estructuras de la industria en beneficio del negocio privado de unos pocos, aún a costa de destrozar definitivamente el necesario equilibrio entre arte y negocio en el ámbito de la música.
SEGUNDO: La utilización de los enormes medios de la televisión pública, aquella que pagamos entre todos con nuestros impuestos, para la promoción sin precedentes de un negocio estrictamente privado. También denunciamos la monopolización del «prime time» para la comercialización de estos productos teledirigidos, quedando fuera de las horas «buenas» de pantalla cualquier otra música.
TERCERO: La mutación del fenómeno musical a través de Operación Triunfo (sin olvidar sus clones: Popstars, etc), haciendo pasar como música de calidad lo que no son más que ejercicios de amateurs. Nuestras simpatías siempre estarán junto a los que comienzan en el azaroso mundo de la música, incluidos los concursante de Operación Triunfo y similares, pero nunca con los que orquestan negocios ventajistas con el telón de fondo de sus carreras.
CUARTO: El falseamiento de la mecánica real de una carrera artística, la censura deliberada de géneros musicales, el adoctrinamiento cultural y estético, y la valoración de un determinado tipo de «triunfo» como concepto indiscutible y unidireccional.
QUINTO: Exigimos la consideración de la música como un bien cultural y no como un mero objeto de rentabilidad inmediata. De no reconducirse este sistema de explotación primaria del negocio de la música, dentro de poco el imperativo comercial habrá acabado con la veta de los artistas reales, y ya no habrá ni música ni negocio.
SEXTO: Lamentamos que personas antaño involucradas en la creación de una cultura popular se presten al más burdo tocomocho. Nos entristece comprobar que discográficas y artistas en ejercicio se apunten a dar credibilidad a una propuesta degradante por, respectivamente, vender lo que saben basura o arañar unos minutos en «prime time»; su complicidad es un baldón del que terminarán arrepintiéndose. Las consecuencias inmediatas de estas maniobras comerciales apoyadas por la enorme fuerza de la televisión son de temer: desaparición de las músicas minoritarias, hundimiento de las pequeñas compañías discográficas, empobrecimiento de los catálogos de las «mayors», reducción de la oferta musical para el consumidor, etc.
SÉPTIMO: Hacemos un llamamiento a los medios de comunicación -prensa, radio, Internet y televisión- para que se recupere el sentido crítico ante éste tipo de fenómenos. La manida falacia de que «es lo que el público demanda» puede acabar llevándonos por derroteros nada deseables. Es necesario fomentar el criterio para no sucumbir obligatoriamente ante el imperativo comercial.
Porque decir cuidado no es suficiente, PEMOC pasa a la acción. Invitamos a los fans de Operación Triunfo a explorar otras opciones musicales, y les hacemos una oferta cargada de futuro: «TE CAMBIAMOS TU DISCO DE OPERACIÓN TRIUNFO POR UNO DE VERDAD» Esperamos que entre los discos que ponemos a disposición del público, cada cual encuentre alguno que le interese. En cualquier caso, todos son discos hechos por artistas originales, músicas cuyo valor va más allá de las maniobras comerciales, del morbo del cotilleo o del efecto hipnótico de la pantalla del televisor.
Este es un llamamiento que hacemos desde PEMOC a todos los estamentos de la música, empezando por los propios artistas y llegando hasta los colegas de los medios, managers, responsables de salas, personal de las compañías discográficas, etc. Si os queréis sumar a esta iniciativa -o si necesitáis mayor información- podéis dirigiros a nosotros en nuestra dirección de correo electrónico: mailpemoc@terra.es
COMUNICADO DE PEMOC ANTE LA RECIENTE POLÉMICA ALASKA-ANEDI
LA ASOCIACIÓN NACIONAL DE TIENDAS DE DISCOS (ANEDI), RETIRÓ EL PASADO LUNES 4 DE NOVIEMBRE DE 2002 DURANTE UNAS HORAS EL ÚLTIMO DISCO DE FANGORIA POR UNAS DECLARACIONES DE ALASKA EN LAS QUE SE MOSTRABA CONTRARIA AL ACTUAL MÉTODO DE COMBATIR LA PIRATERÍA DISCOGRÁFICA.
Ante esto, la asociación PEMOC (Periodistas Especializados en Música, Ocio y Cultura) denuncia:
1º.- La medida de ANEDI es un atentado contra la LIBERTAD DE EXPRESIÓN. Son inadmisibles medidas de represalias contra Alaska, o cualquier otro artista, por emitir libremente sus opiniones.
2º.- De lo manifestado por la cantante Alaska en su comunicado de prensa, único para todos los medios de comunicación, no puede desprenderse en modo alguno que ella defienda o justifique la piratería discográfica, por lo que no comprendemos la situación que se ha generado.
3º.- No se pueden consentir medidas de chantaje y amenaza contra artistas desde cualquier estamento de la industria de la música.
4º.- Desde PEMOC compartimos con Alaska que la lucha contra la piratería no se puede resolver exclusivamente desde el ámbito policial. Un fenómeno de tanta complejidad requiere un estudio sereno y minucioso de sus causas primeras y últimas. Invitamos a considerar el fraude de la piratería desde diversos aspectos:
- – El innegablemente alto precio de los discos
– El abusivo e incompresible IVA de artículo de lujo aplicado a los discos
– Las consecuencias devenidas del diseño y funcionamiento de la propia estructura de producción, distribución y venta de los discos, que encarecen artificial e innecesariamente el precio final de venta al público.
– La lógica inercia del consumidor a comprar discos, o cualquier producto, más baratos, aunque sean de peor calidad o fraudulentos.
– La desaparición de los pequeños puntos de venta (tiendas de barrio) que alejan la música grabada del consumidor, consecuencia de la política de concentración en grandes superficies.
5º.- Como hay otros muchos más aspectos a añadir a esta lista, deseamos que se complete el debate con cualquier aportación que resulte relevante para sacar a la música popular española de la situación en la que se encuentra. Cualquier argumento será bienvenido si el debate al que se llega está saneado mediante el respeto mutuo y la posibilidad de oír todas las opiniones convergentes. Creemos que la subvaloración y trivalización de la música, desde el culto excesivo al negocio, incide negativamente en la valoración última que el consumidor hace del fenómeno artístico.
6º.- Denunciamos el intento de coartar las voces de los que se aparten, un ápice o del todo, de la doctrina que se establezca como «mayoritaria» para atajar la piratería discográfica, lo que revela una actitud autoritaria y poco acorde con el sentimiento de libertad que queremos para la música y la cultura el general.
PEMOC (Periodistas Especializados en Música, Ocio y Cultura) mailpemoc@terra.es