En consecuencia dice este señor todo lo contrario que su par en el gabinete, Pedro Pablo Kuczynski a quien la idea de rematar cuanto haya de petróleo o petrolífero encabrita a más no poder y así lo ha dicho en reiteradas oportunidades de manera pública y clamorosa. ¿Qué esta ocurriendo? ¿Alguien se quiere curar en salud y lavarse las manos sucias?
El señor Antonio Cueto, presidente de PerúPetro afirma que nadie ha pretendido cambiar lo referido a regalías en el contrato del gas de Camisea. O este señor no lee periódicos, no ve televisión o no escucha la radio porque lo dicho por Jaime Quijandría fue expresado urbi et orbi y como respuesta al ex-titular de Energía y Minas, Carlos Herrera Descalzi que espetó a Quijandría voliciones de querer cambiar las reglas del juego. Inclusive adelantó Herrera que TotalFina, empresa gala segunda postora en Camisea, podría impugnar el contrato y que esto traería cola de dinosaurio. Cueto se empeña en negar lo que varios millones de peruanos escucharon de labios del embajador Jaime Quijandría.
Alberto Moons, director para América Latina de Pluspetrol dice que tampoco se habló en ningún momento sobre regalías diferentes en el caso de Camisea. Entonces, tenemos que llegar a la conclusión que somos un país de sordos parciales, de lectores idiotas y de televidentes con retraso mental. Hasta el obeso y bueno para nada Carlos Bruce se permitió afirmar que quien esto escribe estaba mal informado y era un ignaro sobre el tema de Camisea para concluir que eso había promovido que César Hildebrandt hablara inexactitudes.
¿Qué está pasando para que todos sientan que hay que aquietar a los cuestionadores del controvertido contrato de Camisea? Me temo que hay algunos que saben que el tema es picante. Desde su firma en la que la empresa Hidrocarburos Andinos SAC, con un capital entonces de US$ 400 dólares como consta en los registros públicos, se adjudicara el 10% del contrato hasta que la empresilla se formó de emergencia y casi al mismo tiempo que el trato de marras y que pertenece al Estudio Echecopar Ludowieg, casa donde trabaja un hijo de Valentín Paniagua, el mismo que firmó lo que Kenya no se atrevió a hacer, el convenio de Camisea.
La sintonía de los poderosos y su nerviosismo es más que evidente. El ministro dice que no dijo lo que todos escucharon; la empresa PerúPetro se esfuerza más de la cuenta en igual propósito y Pluspetrol revela por intermedio de Moons que hay una cláusula, la 8.6, que prevé un trato especial de regalías en el caso de exportación del gas de Camisea. Como esto es nuevo, merece un análisis detallado y un estudio más prolijo. Pero, Moons, en el encarte auto-bombo publicado por La República y con el auspicio monetario del ministerio de Energía y Minas, ha dicho algo que desconocía el común de los peruanos. ¡Gracias por su información, señor Moons!
Además, Benito gerente general de Pluspetrol nos noticia que el potencial de su empresa no está en los libros contables ni en las cuentas corrientes sino exclusivamente en las reservas de petróleo que explota en el Perú. ¡Chispas! ¿Está seguro este señor de estar en sus cabales? ¿Y dónde están sus estados financieros y los nudos gordianos que su firma afronta en la Argentina en ruinas que todos conocemos?
Aquí el nerviosismo petrolero procura encubrir entuertos que vamos a descubrir en el contrato de Camisea que, gracias a Moons, hoy sabemos algo más y cuyo texto ya está en nuestras manos como también cuáles los capitales y conformación de las empresas que se adjudicaron los porcentajes de tan jugosa expectativa. Resulta, por decir lo menos, curioso que una empresita de US$ 400 dólares de capital, en el 2000, agarre el 10% del convenio y que apenas en un año suba a US$ 100,000 como es el caso de Hidrocarburos Andinos SAC.
En medio de todas estas maniobras de distracción evidentes, ¿puede PerúPetro, el señor Antonio Cueto, su gerente general, informar a la opinión pública si las empresas contratantes Hunt Oil, SK, Pluspetrol e Hidrocarburos Andinos SAC, depositaron las respectivas fianzas y en qué bancos? Un dato: en setiembre del 2001, una instituto preguntó por esta información y hasta hoy jamás se le ha dado respuesta. ¿Qué ocurre? ¿Tampoco saben contestar algo tan simple y que constituye el resguardo del Estado en caso empresas como las aludidas no cumplan con el contrato?
¿Por qué tanto brinco si el suelo está parejo? ¿O no lo está? ¿Qué dice el embajador Jaime Quijandría?
Herbert Mujica