A primera hora de la tarde el escenario Fiberfib.com contó con la participación de bandas como Departure Lounge o The Beta Band. Los primeros ofrecieron quizá el momento pop del festival, una bendición de orfebrería con bagaje clásico que bebe de tiempos cómodos y cierta exquisitez folk. Los otros, la Beta Band, un portento sobre el escenario, una panda de locos amantes de la música sea cual sea el género. Folk, trip-hop, rock, pop, dance, todo ensamblado con perfección para alcazar una fiesta que el público, reventando la carpa, agradeció de veras.
Por entonces, tres propuestas españolas daban solidez al Fib Club: Aroah, presentando con excelentes compañeros (Nacho Vegas, Frank Rudow) las canciones íntimas de su próximo álbum de debut; Fine!, con un sonido a pop europeo absolutamente elegante que no merecieron tantos problemas de sonido; y Polar, demostrando que son un enorme grupo con un directo contundente y acariciante, las guitarras jugando a ser bella y a ser bestia en un juego de canciones simplemente emocionante. Luego llegaría Thalia Zedek, con su cancionero agrio, enorme y magistral, como sólo podría esperarse de la dama rock más indispensable, junto a P.J. Harvey, de la última década. Se merecía más público.
En el escenario Motorola había una cita indispensable: Saint Etienne que, presentado canciones nuevas y repasando hits inmarchitables, nos convencieron de que son el mejor grupo pop posible, con Sarah Cracknell desbordando elegancia y clase. No fue el enorme concierto de hace dos años, pero estuvo realmente bién su nueva propuesta en escena, más austera y electrónica. Del escenario principal no podiamos perdernos a Belle&Sebastian, que sin lograr el encanto eterno de su edición del pasado año, lograron un concierto espléndido, como sólo estos escoceses pueden lograrlo, un paraíso de dignidad pop para los amantes de la poesia musical. Qué grandes son.
Luego Radiohead, palabras mayores. Que la banda rock más arriesgada de la actualidad gozase de un reventón de público como el que se vivió anoche significa mucho: que hay otros sonidos que interesan al público joven.
Thom Yorke no cantó pasa esas decenas de miles de personas que tuvo rendidas a sus pies. Sólo cantó para sí mismo, y así le salió: bordado. Un ejercicio inmenso y colosal de rock abierto, intenso, salvaje y tierno, desbordante. Casi como Primal Scream que, aunque con problemas en las primeras canciones y con un Bobby Gillespie que no apareció en las mejores condiciones posibles,lograron poco a poco engrasar su engranaje para explotar en un final apoteósico.
Hoy culmina esta octava edición del Festival Internacional de Benicassim, seguramente con algo menos de público (lo que siempre será de agradecer) y las actuaciones de, entre otros, Nice Man, Haven,Dominique A, Black Rebel Motorcycle Club, Doves, Suede, The Chemical Brothers, Air,Dot Allison, Beef, Neil Hlastead o Perry Blake.
A seguir disfrutando de la mejor música.
Jesús Castillo