Un ejemplo: a la hora de extenderle los documentos correspondientes, como las simples cartillas de ahorros, tienden a darlos de manera sistemática en catalán. Sucede, incluso, que cuando el cliente pide expresamente estos documentos en su lengua habitual, dicen no disponer en aquel momento en la oficina de la versión española. Le mandan volver otro día y ese día otro -el vuelva Vd. mañana-, hasta que se vaya aburriendo y los acepte en catalán. Algo propio de mentalidades discriminadoras que desean catalanizar impositivamente a personas que puede que ni siquiera sean catalanas, como ha sido mi caso, o que no tienen ninguna simpatía por el catalanismo: se le discrimina continuamente por razón de su lengua incluso en la esfera oficial.
Deseo que esta discriminación se conozca en toda España.
Aurora Navarro Martín
Seo de Urgel (Lérida)