• Quienes somos
  • Nuestra Historia
  • Contactar
  • Políticas de Privacidad
  • Políticas IA
  • FUNDACIÓN
Informativos.Net
Medio online independiente desde 1999
Informativos.Net
  • Inicio
  • Life Style Magazine
  • Editorial
  • Secciones
    • Actualidad
    • Cultura
    • Entrevistas
    • Fake News
    • Gastronomia-Vinos
    • LifeStyle & Destinos
    • Medio Ambiente y Renovables
    • Seguridad, Autoprotección y emergencias
    • Salud
  • Archivo
    • Otros Paises
    • Panorama Mundial
    • Música
    • Noticias Curiosas
    • Cine
    • Empresas
    • Motor
    • Opinión del Lector
    • Chile
    • Catalunya
    • Publi-Reportajes
    • Tecnología
    • Vela
  • Políticas IA
  • Autores
    • Gema Castellano
    • Jose Escribano
    • Abel Marín
    • Christian Correa
    • Gustavo Egusquiza
    • Jesús Belenguer
    • Jose Anastasio Urra Urbieta
    • Pablo Arce
  • Sobre Gema Castellano
Cine

LA FLOR DEL MAL (WHITE OLEANDER)

escrito por Jose Escribano 22 de enero de 2003
0FacebookTwitterPinterestLinkedinRedditWhatsappTelegramThreadsBlueskyEmail
917

Todo empieza cuando Ingrid (MICHELLE PFEIFFER), la descentrada pero atractiva madre de Astrid (ALISON LOHMAN), mata a su novio cuando éste se dispone a abandonarla. Desgraciadamente, su única hija, Astrid, está presente cuando la policía la arresta. Este suceso marcará para siempre de la vida de ambas.De pronto, Astrid se encuentra sola en el mundo.

Ingresada en varias casas de acogida (que incluyen madres adoptivas como ROBIN WRIGHT PENN y RENÉE ZELLWEGER), Astrid debe endurecer su carácter para luchar y sobrevivir en ese mundo al que ha sido arrojada. Intenta desesperadamente crearse una nueva identidad dentro de ese ambiente hostil y en constante movimiento. Lo único que no cambia en la vida de Astrid es la poderosa influencia que Ingrid sigue ejerciendo sobre ella.

Durante el lapso de tres años que marca la transición entre niña y adulta, Astrid debe aprender el valor de la independencia y la determinación, la furia y el perdón, el amor y la supervivencia, para librarse de su oscuro pasado.

Warner Bros. Pictures presenta, en asociación con Pandora, La Flor del Mal (White Oleander); una producción de John Wells, protagonizada por Alison Lohman, Robin Wright Penn, Michelle Pfeiffer y Renée Zellweger. Dirigida por Peter Kosminsky a partir de la adaptación que Mary Agnes Donoghue hizo del best-seller de Janet Fitch. El filme cuenta también con la participación de intérpretes como: Billy Connolly, Svetlana Efremova, Patrick Fugit, Cole Hauser y Noah Wyle.

John Wells y Hunt Lowry son los productores; Kristin Harms, Stacy Cohen, E.K. Gaylord II y Patrick Markey son productores ejecutivos. Donald Graham Burt es el diseñador de producción; Elliot David, el director de fotografía y Chris Ridslade, el montador. La banda sonora corre a cargo de Thomas Newman.

La Flor del Mal (White Oleander) será distribuida en España por Manga Films.

Pulse las FOTOS para AMPLIARLAS




INFORMACIÓN SOBRE LA PRODUCCIÓN

Del Libro a la Película

Cuando el productor John Wells recibió una primera edición de la novela de Janet Fitch, La Flor del Mal (White Oleander), se la leyó en una noche e inmediatamente compró una opción sobre los derechos para hacer una película. «Los personajes estaban muy bien escritos», comenta Wells. «Es un libro extraordinario, con personajes que dejan huella y un mensaje edificante. Al leerlo, me encontré acompañando a Astrid en su travesía existencial.»

A Wells le impresionó sobremanera cómo la historia visualiza un tema tan universal como el de hacerse adulto, reuniendo todo el abanico de experiencias que nos acaban definiendo como individuos y que van perfilando nuestra personalidad, diferente a la de nuestros padres. «Tanto si uno ha tenido que pasar o no por adversidades tan complicadas como Astrid, de una manera o de otra, esos son los pasajes por los que todos hemos navegado como adolescentes», asegura Wells. «Una parte importante del proceso de hacerse adulto es el llegar a comprender que nuestros padres también tienen puntos débiles e inseguridades, que son humanos, no omnipotentes. Su amor, aunque verdadero, puede ser imperfecto como ellos mismos, y debemos aceptarlo así si queremos seguir adelante con nuestra propia vida.»

El productor Hunt Lowry tuvo una reacción similar ante La Flor del Mal (White Oleander). Después de leerse el guión en una tarde, ya estaba al teléfono a la mañana siguiente para concertar una cita con Wells, con el objeto de discutir el arranque del proyecto. Un hombre como Lowry acostumbrado a recibir innumerables guiones y propuestas, confía en su instinto a la hora de seleccionar los proyectos que ha de producir, y a menudo basa su decisión en cómo ese guión le ha «emocionado e inspirado.» «Lo que diferencia una historia como La Flor del Mal (White Oleander) de otras del montón», afirma Lowry, «es el hecho de que mientras la leo me olvido de que estoy estudiando un guión o mirando una película. Eso ocurre porque estoy realmente inmerso en la historia.»

Cuando llevaba dos semanas en las librerías, La Flor del Mal (White Oleander) fue escogida por la célebre presentadora de televisión Oprah Winfrey como ‘Libro del mes de Mayo de 1999’. Así llegó a hacerse un hueco en el Top 5 de las listas de ventas de periódicos de toda la nación, incluyendo The New York Times, Los Angeles Times, Washington Post y USA Today. La novela tocó la fibra sensible de miles de lectores que se sintieron identificados por su mensaje vitalista. En agosto de 2002 se llevaban contabilizadas más de millón y medio de copias impresas. La Flor del Mal (White Oleander) se ha convertido a su vez en un éxito internacional, llegando a aparecer en las listas de best-sellers en el Reino Unido y Holanda y habiéndose vendido los derechos de publicación a más de 25 países.

Para traducir una novela tan admirada y su conmovedora historia al lenguaje cinematográfico, sin comprometer con ello la narrativa y los personajes, Wells contrató a Mary Agnes Donoghue, entre cuyos guiones se hallan Engañada, Paradise y la magnífica y emocionante adaptación de la novela Beaches, de Iris Rainer Dart.

La intención era presentar en guión de cine el máximo posible de la historia original. «No nos hicimos con los derechos del libro para utilizar tan sólo una parte y extrapolarla a otro contexto hasta convertirlo todo en otra cosa», aclara Wells. «Nos gustaba la historia completa y quisimos hacer una adaptación lo más fiel posible, sabiendo que tendríamos que reducir obligatoriamente el campo donde se desenvuelve la trama. Los lectores se darán cuenta de que hemos tenido que condensar algunos episodios. Mary Agnes hizo un trabajo brillante cogiendo lo esencial de la novela; después Janet leyó el guión y aportó algunas sugerencias que fueron de mucha ayuda.»

Lowry, quien tiene entre sus créditos más recientes como productor la adaptación cinematográfica de dos novelas muy populares, A Walk to Remember y Divine Secrets of The Ya-Ya Sisterhood, insiste en la importancia que tiene la sensibilidad de los cineastas a la hora de afrontar una adaptación: «Cuando trabajas sobre un libro que mucha gente ya conoce y admira, tienes la obligación perentoria de hacerle justicia. Eso te echa encima más presión, desde luego, pero es una presión que tiene un valor incalculable ya que hace que saques lo mejor de ti mismo, produciendo los mejores resultados.»

Finalmente, se consiguió un guión que contaba con la autorización expresa y el sello de aprobación del autor, algo poco usual ya que los novelistas son habitualmente excluidos de los procesos de desarrollo y producción. «Yo estaba totalmente dispuesta a dejar el libro en sus manos y que fuera lo que Dios quisiera», recuerda Fitch, «porque eso es lo que otros autores me han aconsejado hacer. Por eso quedé gratamente sorprendida cuando los productores me invitaron a leer una copia del guión y, después, a asistir a algunas de las audiciones de lectura por parte de miembros del reparto.»

«Fue un verdadero placer», afirma Fitch sobre dicha experiencia, «escuchar las palabras que yo escribí, recitadas ahora por personas que darían vida a personajes con los que yo conviví durante cuatro años y que antes sólo habían vivido en mi imaginación. Fue como irrumpir en un sueño.»

Mientras el guión iba avanzando y Wells todavía estaba decidiendo la aproximación visual al material, un amigo le envió una copia en vídeo de Warriors, la galardonada mini-serie producida en 1999 sobre las tropas de paz desplegadas en Bosnia, dirigida por Peter Kosminsky. Impresionado por la honestidad y sensibilidad con la que el realizador afronta una temática tan problemática y difícil y su habilidad a la hora de conjuntar líneas narrativas procedentes de diferentes puntos de vista, Wells creyó que Kosminsky poseía exactamente el tipo de sensibilidad que La Flor del Mal (White Oleander) requería. «Es precisamente lo que queríamos,» recuerda haber pensado Wells. , «alguien que supiera trabajar los personajes de manera auténtica y contenida, sin sacrificar un ápice de la honesta emotividad que el material exuda, pero sin caer en el melodrama.»

Kosminsky, que vive y trabaja en Inglaterra, se mostró algo reticente en un principio cuando Wells se puso en contacto con él, y su agenda estaba repleta. También sabía que un rodaje en Los Angeles le alejaría de su familia durante un tiempo. Él estaba, recuerda Wells, «en medio de varios proyectos y rodando una película en Inglaterra cuando leyó el guión.» Después de leer el guión, se hizo con la novela y encontró que «era simplemente irresistible. La historia de esta chica y su odisea me conmovió profundamente.»

Aunque las vivencias de Astrid en varias casas de acogida van forjando su personalidad, nunca fue la intención de Janet Fitch ni de los productores de La Flor del Mal (White Oleander) convertir la película en un alegato en contra del sistema de acogida y adopción. Kosminsky comprendió perfectamente la idea sobre este punto en concreto, lo que convenció definitivamente a Wells de que él era el hombre adecuado para dirigir este proyecto. «Algunas personas automáticamente creen que esto es una denuncia contra el sistema de casas de acogida, pero el libro no trata de eso», asegura Wells. «Trata sobre cómo una persona joven, independientemente de sus circunstancias, acaba encontrando su propia identidad y se zafa de la sombra de una madre que ejerce una poderosa influencia sobre ella. Las casas de acogida con los padres adoptivos son tan sólo el marco para esa metamorfosis. De hecho, es la mala fortuna la que hace que Astrid acabe aterrizando en una serie de lugares no precisamente agradables.»

«De mis primeras conversaciones con Peter, extraje la impresión de que pillaba la idea a la primera», prosigue Wells. «Entendía que estábamos esencialmente ante una historia que trataba la relación entre una madre y una hija y el proceso de convertirse en adulto.»

Lowry asiente, añadiendo que su primera reunión con Kosminsky no le dejó ninguna duda sobre que el director «entendía el proceso de esta joven mujer, y todo lo que ese viaje comprendía, cada conflicto, cada experiencia.»

Tal y como Kosminsky lo describe, «aquí tenemos una chica que se ha pasado toda su infancia entre algodones, conviviendo protegida por una madre maravillosa, carismática pero también completamente caprichosa, egoísta y destructiva. Ingrid es una persona difícil e impredecible. Por un lado es una mujer inteligente, una artista con talento, comprensiva y cariñosa con su hija, una presencia agradable y protectora. Pero no siempre está de buenas. De niña, me imagino a Astrid siempre acongojada, nunca completamente segura de cuál sería el humor de su madre ese día o de cómo reaccionaría ante las cosas.»

«Sin amigos de su edad», prosigue Kosminsky, «Astrid está siempre sentada al borde del mundo de los adultos, observando y dibujando lo que ve en un cuaderno. Idolatra a su madre, que la ha criado ella sola. A Ingrid le encanta explicar que ellas son descendientes de vikingos y le gusta imaginarse a las dos como guerreras vikingas; una fuerza de la naturaleza unida contra el mundo. Entonces, la realidad irrumpe súbita y brutalmente de la forma más dramática. Su madre es apartada de ella en un instante y se queda sola en medio de un mundo hostil.»

A medida que Astrid es hospedada en los sucesivos hogares de acogida durante los años que sigue al encarcelamiento de Ingrid, Kosminsky observa que al principio ella continúa comportándose igual que como lo hacía con su madre, intentando pensar en qué es lo que a ella le gustaría que hiciera y haciéndolo. «Después, como un camaleón», afirma el director, «trata de absorber los colores de cada nuevo mundo en el que se ve inmersa.»

Sus esfuerzos, sin embargo, son minados por la propia Ingrid, quien desde la cárcel, sigue teniendo ascendencia sobre su hija, censurando cualquier otro tipo de influencia que pueda recibir ésta y que considere que no se ajuste a sus propios esquemas idealistas. Este hecho lleva a Astrid a cuestionarse cada pequeño paso que da en alguna dirección. «Tan sólo intento protegerte de ‘esa gente,'» clama Ingrid, pero, tal y como Wells señala, «lo que a ella en realidad le preocupa es protegerse a sí misma; en este caso, intenta no perder el control sobre su hija. Ahí se encuentra el significado de la elección que Janet hizo de la adelfa como símbolo de la historia y título del libro. Es una flor hermosa que se protege fabricando su propio veneno.»

Con el paso del tiempo y una serie de experiencias, algunas traumáticas, la verdadera fuerza de Astrid y su carácter empiezan a emerger. Cada vez más distante de la poderosa influencia de su carismática y posesiva madre, y reforzada por las duras lecciones que le han proporcionado sus experiencias en los diferentes hogares de adopción, Astrid empieza a confiar en sí misma y a tomar sus propias decisiones. Finalmente, verá con más claridad no sólo a su madre sino a todas las personas que la rodean. Ahora puede ver a esas personas y todo lo que le rodea tal y como son, no como a ella le gustaría que fuesen. Sólo entonces Astrid puede encarar el camino que le llevará a convertirse en una mujer adulta e independiente.

· El Reparto

En la novela, Astrid no ha cumplido los catorce años cuando su madre es arrestada y encarcelada, y al final de la historia tiene 19, lo cual, según afirma el propio Wells, «era una distancia que no podíamos recorrer con una misma actriz.» Los productores y el equipo rechazaron también la posibilidad de usar dos actrices, ya que ello supondría un salto en el tiempo que rompería el flujo narrativo, por ello, decidieron abreviar el período de tiempo que transcurre en la historia, ilustrando un período que va desde los 15 a los 18 años de Astrid. Tras tomar esta decisión, quedaba entonces la ardua tarea de encontrar a una joven actriz que pudiera interpretar esa progresión vital.

Después de innumerables audiciones por todo el país, en compañía de la directora de casting, Ellen Lewis, donde se llegaron a ver a nada menos que 400 jóvenes, las diferentes cribas acabaron dando el papel a Alison Lohman, de 21 años. Lohman, que había debutado en los escenarios en un musical para una compañía local cuando tenía 10 años, vio como su carrera despegaba tras su trabajo en el drama de 1999 El piso 13. De ahí pasaría a aparecer en un buen número de proyectos para el cine y la televisión, entre los que destacaba un papel fijo en la serie dramática de la, Pasadena.

«Como actriz, tiene los registros y la madurez suficientes para interpretar ese lapso de tiempo que va desde los 15 a los 18 años, y mostrar todos los cambios emocionales por los que Astrid debe pasar», afirma Kosminsky.

Tal y como Lowry señala, fue la habilidad de Lohman equilibrando la vulnerabilidad de Astrid con su fuerza interior emergente lo que hicieron el personaje tan creíble. «Si se hubiera mostrado demasiado fuerte, el público no hubiera dudado nunca de sus posibilidades de sobreponerse a la adversidad», asegura, «y si la hubiera retratado demasiado débil la gente pensaría ‘ nunca lo conseguirá’ lo que supondría una experiencia demasiado depresiva de observar en la pantalla. Lo que Alison ha conseguido es conjuntar la fuerza interior del personaje con las dudas naturales y la inseguridad de una chica de esa edad que encima tiene que padecer tantas adversidades.»

«Es un duro trabajo», denota el director, comentando las exigencias del papel. «Aparece en casi todas las escenas de la película, y nos cautiva. Tiene el tipo de cara que te arrastra a componer planos cada vez más cortos sobre su rostro mientras tratas de explorar qué hay detrás de esa mirada.» «Era de gran importancia que la actriz que interpretara este papel supiera cómo estarse quieta porque Astrid es una gran observadora, siempre atenta; escuchando. Alison tiene esa maravillosa cualidad. Parece que entiende el papel de manera inherente.»

Wells añade, «tiene una luminosidad natural.»

Antes de que incluso hubiera un guión o siquiera una película de la que hablar, Lohman ya había leído la novela y se había imaginado a sí misma en el papel de Astrid. «Era alguien a quien yo podía admirar», comenta Lohman. «Lo mejor de Astrid es que no se trata de una víctima, sea lo que sea por lo que tiene que pasar. Tiene una fuerza interior y una capacidad de aguante que la hace seguir adelante. Se resiste a compadecerse de sí misma.»

«Astrid es una artista y capta las cosas desde esa perspectiva», prosigue Lohman. «Ella es vulnerable y abierta a las cosas que le rodean, y tiende a aclimatarse a cada nuevo ambiente. Se transforma en lo que ella cree que cada madre adoptiva espera de ella, como hizo con su madre verdadera, adaptándose a sus estándares mientras intenta no disolver su personalidad completamente. Tardará un tiempo en conseguir la suficiente seguridad en sí misma para ser lo que de verdad quiere ser.»

Los productores y cineastas estuvieron de acuerdo en que la clave para dar vida a la madre de Astrid, Ingrid Magnusson, era el mostrar los diferentes aspectos de su fuerte personalidad y evitar presentarla como una «mala de la película» unidimensional». «El comportamiento de Ingrid puede parecer a veces pura arrogancia. El personaje resulta fácil de odiar. La verdad es que Ingrid es extremadamente narcisista pero eso no significa que no quiera a su hija. Mantener el equilibrio entre esas dos personalidades fue muy difícil.»

Casualmente, la primera elección de los productores y el director fue la misma actriz que le rondaba por la cabeza a Janet Fitch mientras desarrollaba el personaje: Michelle Pfeiffer.

«Michelle tiene rasgos de Ingrid», asegura Kosminsky. «Interpreta el papel con una honestidad y una autoridad que convierte el verla en una experiencia conmovedora. Ingrid es un personaje muy difícil.»

«No estoy segura de si es posible entender a Ingrid completamente», se pregunta Pfeiffer. «Creo que es un enigma incluso para sí misma. Es la última purista, en cierto modo, exigente y despiadada en todo aquello que se refiere a las esperanzas que tiene depositadas en su hija, aunque ésta sea todavía una niña. Hasta cierto punto, admiro esa cualidad, su poca disposición al compromiso, sabiendo por el contrario que inexorablemente tendrá que pagar un precio muy alto por ello en el futuro.»

«Lo que opina sobre las personas suele ser duro, pero tampoco se aleja mucho de la verdad», reconoce Pfeiffer. «Dice cosas que la mayoría de las personas no dirían porque no son agradables, pero a Ingrid no le importa en absoluto la buena educación. Ella es inmune a las debilidades humanas. Fue un reto interpretar a alguien que podía ser tan cruel; tuve que dominar un impulso innato que me conminaba a suavizar el personaje.»

Para el papel de Starr Thomas, la primera madre adoptiva de Astrid, una volátil y naïf ex-bailarina de strip-tease reconvertida en fanática cristiana, Kosminsky propuso a Robin Wright Penn, cuya presencia escénica describe como «natural y realista. Es tan auténtica que cuando empieza a hablar yo pienso para mí: ‘¿me está hablando?’ antes de que caiga en la cuenta que está recitando sus diálogos. No hay teatralidad en su interpretación.

«Robin adoptó un papel que, en otras manos, podría haber caído en el tópico, y lo convirtió en una persona genuina, incluso agradable en un principio», comenta Kosminsky. «Starr es una mujer dura, curtida, una persona que resulta finalmente peligrosa y vengativa, pero también dramática.»

La interpretación requirió que Wright Penn configurara un personaje totalmente opuesto a ella misma, una gran oportunidad que el director no duda en alabar «al tener la fe de hacer un personaje que no se ajusta a su propia personalidad y que no sería del agrado de cualquiera.» Ella bromea diciendo que el dar vida a Starr le permitió llevar deportivas de plataforma por primera vez «así como mallas durante el día, fuera de la clase de aeróbic. Era un vestuario encantadoramente hortera.»

Sobre las motivaciones de Starr para convertirse en madre adoptiva de Astrid, Wright Penn argumenta en primer lugar las ventajas económicas («es su único ingreso»), pero también enumera otras motivaciones más profundas que definen la personalidad de Starr. «Todavía más importante es la redención», asegura la actriz. «De un modo egoísta, hace de la chica su tabla de salvación por haber pecado, por haber sido una alcohólica y bailarina de strip-tease. Astrid es su tercera hija adoptiva. Desde su perspectiva religiosa, cree que su estilo de vida filantrópico compensará su pasado.»

Renée Zellweger, que ya era una fan de la novela, fue escogida para el papel de la frágil y cariñosa Claire Richards, otra de las madres adoptivas de Astrid. «Renée posee un estilo muy realista que era justamente lo que necesitaba el personaje de Claire», aclara Kosminsky. «Eso hace que la última revelación sobre el porqué de su fragilidad sea menos predecible. Renée encarnó a Claire -una mujer profundamente vulnerable- de un modo que evitaba mostrar los puntos más obvios de la vulnerabilidad.»

«Claire representa una interesante dicotomía entre debilidad y fortaleza», confirma Zellweger, analizando con detenimiento la psicología del personaje. «Es muy generosa y canaliza su fuerza y su autoestima entregándose a los demás.»

«El marido de Claire no aprecia su amor por el prójimo, él considera eso una debilidad», aclara Zellweger. «Astrid, por el contrario, le devuelve a Claire todo el cariño recibido porque ella también está necesitada de amor y atención. Ambas disfrutan sintiendo que son lo más importante para otra persona por primera vez en sus vidas. Eso le aporta a Claire una razón para vivir, pero también provoca fricciones con su marido.»

Para el breve pero fundamental papel del desencantado amante de Ingrid, Barry, Kosminsky seleccionó al actor escocés Billy Connolly, cuyo trabajo ya le era conocido gracias a los numerosos trabajos que este actor ha realizado en Gran Bretaña para el cine y la televisión. Como el propio Connolly explica, bromeando sobre su estilo de vida: «Buscaban a alguien que pudiera encarnar a un vividor, vago y sexista, y claro, Peter me llamó a mí.»

Su compañera de reparto, Michelle Pfeiffer, confirma la reputación de Connolly como uno de los actores cómicos más populares del Reino Unido, diciendo, «Era realmente gracioso tras la cámara, lo cual fue muy relajante después de las dramáticas escenas que nos tocaba hacer juntos. Me lo pasé bomba trabajando con él.»

El equipo de cineastas seleccionó a la versátil actriz y profesora de arte dramático Svetlana Efremova (K 19, El Príncipe de Central Park) como la emigrante rusa Rena Grushenka, última de las madres adoptivas de Astrid. A pesar de llevar un estilo de vida bohemio, es una mujer muy conservadora en los temas financieros del hogar. Rena ya alberga en su casa a otras dos adolescentes, a las que trata como empleadas. Juntas, buscan entre la basura de vecindarios ricos para hacerse con ropa y artilugios que después venden en mercadillos. Llegada a este punto, Astrid ya es casi una adulta y ha dejado atrás su yo más soñador, el cual ha dado paso a una joven mujer más realista y segura de sí misma. Es por ello que Astrid se adapta bien a la poco convencional rutina de Rena, donde encuentra exactamente lo que más necesita: la libertad para ser ella misma.

«Rena es un espíritu libre», afirma Efremova de su papel. «Es independiente, segura de sí misma y hambrienta de vida. Me enamoré de esta mujer simple y valiente que fuma y bebe y se lo pasa bien, que no se pregunta sobre el significado de la vida sino que prefiere tomársela como viene y disfrutar. Es honesta y tiene sentido del humor. Fue bueno para Astrid el tenerla cerca.»

Rena, como Astrid, es una superviviente. Siendo ella misma una emigrante rusa, Efremova basó su interpretación «en parte en mi imaginación y en parte en mi experiencia y conocimiento de los rusos en América», comenta la actriz, sobretodo su capacidad para el trabajo duro y su empeño por comenzar una nueva vida. «No quería encarnar a Rena como un personaje avaro, huraño y materialista.» «La veía más como una mujer que llegó a este país sin nada y logró abrirse camino, que se integró al máximo en el modo de vida americano, aprendió los modismos callejeros y la música Rock y cómo ganar dinero para subsistir.»

Este último punto se puede apreciar en una escena en la que Rena, Astrid y las otras chicas están montando su paradita en el mercadillo. En cierto momento, Astrid reconoce unos bonitos vestidos que Claire le había dado, y ahora Rena los está sacando de una bolsa de basura para exponerlos y venderlos; entonces Astrid se pone sentimental. Pero la práctica respuesta de Rena la devuelve al mundo real: «lo sentimental es estúpido», «lo bueno es hacer dinero.» Es entonces cuando Astrid otea un posible comprador y hace la venta.

Entre los distintos periodos en casas de acogida, aparece en la vida de Astrid otro adolescente desplazado, Paul, con el que tendrá una tentativa de relación sentimental. Paul está interpretado por Patrick Fugit, quien recientemente se ha ganado el aplauso del público y la crítica merced a su papel protagonista en Casi Famosos de Cameron Crowe. Al contrario que Astrid, que fue separada de una madre que la quería, Paul nunca conoció el afecto de sus padres y ha tenido que apañárselas en casas de acogida durante tanto tiempo que se lo toma con filosofía.

«Paul es la única persona en la vida de Astrid que no juzga a los demás», comenta Kosminsky. «Al revés que otras personas a las que ella conoce, no intenta influir en ella o censurarla de algún modo. Le habla de manera natural y directa sobre su propia experiencia. Creo que él aporta luz a Astrid en unos momentos en que todo está bastante oscuro.»

Mientras se halla alojada en casa de la abrasiva Starr Thomas, Astrid llega a conocer al novio de ésta, que vive en la casa; «Tío Ray», interpretado por Cole Hauser (Tigerland, La Guerra de Hart, El Indomable Will Hunting) cuya personalidad serena y reservada le atrae. Ray parece a primera vista decente, tranquilo, trabajador y buen chico, pero al acercarse a Astrid, empieza a surgir una naturaleza más inquieta y amargada, así como un cierto complejo de culpabilidad por sentirse físicamente atraído hacia ese nuevo miembro de la familia.

En el papel de Ray, Hauser debe mostrar todos esos matices del personaje sirviéndose de muy poco diálogo, y en muy poco tiempo, ya que la relación entre él y Astrid despierta inmediatamente los celos de Starr, que finiquita abruptamente su relación con Astrid echándola de casa.

Para el papel del marido de Claire Richards, Mark, Wells pensó en su amigo y colega Noah Wyle, protagonista de Urgencias, una serie que Wells ayudó a hacer despegar en sus tiempos de productor ejecutivo. Pero, por el bien de su relación, no quiso presionar al director para que se viera obligado a coger a Wyle, por lo que tan sólo puso el nombre en la lista de candidatos y esperó a ver qué pasaba. Resultó que Kosminsky ya tenía a Wyle en mente para el papel y estaba, según Wells, «esperando para saber quién sería finalmente Claire para estar absolutamente seguro de que los dos intérpretes pegaran juntos; lo que, por supuesto, ocurrió.»

Wyle, quien bromea diciendo que pegó un salto cuando supo que iba a dar vida a Mark porque, «ha sido un sueño desde hace mucho tiempo el poder hacer de marido coñazo. Tenía ganas de hacer algo totalmente opuesto a mi popular personaje de televisión. «Interpreto a un tío tan honesto y responsable en Urgencias», dice, «que es bueno poder hacer algo diferente.»

No sólo comprendió Wyle a la perfección la personalidad de Mark Richards, la cual describe como «controlador y superficial», sino que vio perfectamente cuál era la razón por la que la pareja alberga adolescentes. «Mark y Claire son un matrimonio problemático y creen que tener un niño solucionará sus miserias», afirma. «Pero no están preparados para un compromiso tan importante como una adopción en toda regla, por ello acogen a niños más mayores a ver si les gusta; algo similar a cuando compras un perrito.

Sobre el modo en que se las arregló para ensamblar este remarcable reparto, Kosminsky afirma que, «siempre he sido un director de actores. Mis roles gemelos son hacerme con el guión y conseguir el reparto adecuado, y me tomo una eternidad en ambos procesos, para desesperación de mis colegas productores. A continuación, me gusta ensayar con tranquilidad, lejos del caos de las oficinas de la productora, durante una semana. Si lo alargas más, puedes acabar quemando el material, arriesgándote a no poder capturar de nuevo para el rodaje los sentimientos expresados en algunas escenas durante los ensayos. En una semana se puede flirtear con el material y, posteriormente, entrar a saco durante el rodaje.

Una vez en el set de rodaje, el director prefiere no ensayar en absoluto. «Siempre que es posible, ruedo a pelo para que los actores den el máximo de sí mismos delante de la cámara», explica. «Algunos actores dan lo máximo en la primera y segunda toma, cuando realmente escuchan lo que el otro actor está diciendo y a mí me gusta capturar ese instante en la película, en lugar de mirarlo por el monitor durante los ensayos. Los actores de La Flor del Mal (White Oleander) hicieron una impresionante interpretación de sus personajes pero lo que realmente me impactó fue lo abiertos que se mostraron a trabajar de este modo tan inusual. Ya fuera tras la puerta cerrada de la sala de ensayos o después en el set de rodaje, su atención estaba enteramente enfocada en cómo explorar esos personajes y darles vida. Estuvieron fabulosos, reales, complementándose los unos con los otros de una manera hermosa. Todo lo que tuve que hacer llegado ese punto fue sentarme y observar.»

La técnica de Kosminsky fue alabada por el reparto, que achacan su éxito al hecho de evitar múltiples tomas alternativas. «Tiene una idea muy clara de lo que quiere», sentencia Zellweger, «no se apoya en el monitor. No hay play back. Observa una escena y, si cree que está bien, dice ‘ OK, hecho’. No necesita verla una y otra vez o rodar 20 tomas alternativas.»

· La Visión del Director

Una vez con Kosminsky integrado en el proyecto, éste trabaj

Autor

  • JAE
    Jose Escribano

    Responsable de Contenidos en Informativos.Net

    Ver todas las entradas
anterior
EL PRESIDENTE DEL BID RESPALDA LA INTEGRACIÓN ANDINA
siguiente
Pujol s’entrevistarà amb Jean-Pierre Raffarin a Paris

También te puede interesar

De sus primeras historias al cine internacional: el...

25 de marzo de 2025

La primera Zombie Edition de Madrid ya cuenta...

17 de marzo de 2015

Los espectáculos de la English National Opera llegan...

2 de marzo de 2015

SNOWPIERCER (ROMPENIEVES)

29 de mayo de 2014

Paco León invita a ver CARMINA Y AMÉN...

23 de abril de 2014

«Video Kill the radio star» Y los copyrights...

8 de noviembre de 2013

EL QUINTO PODER: Estreno en cines 18 de...

14 de octubre de 2013

«Pie de Página (FootNote)» estreno 11 de octubre...

15 de septiembre de 2013

Justin y la Espada del Valor (3D): estreno...

2 de septiembre de 2013

COLABORA CON NUESTRA FUNDACIÓN

https://t.me/informativosnet

Nos cuidan…


  • Facebook
  • Twitter
  • Instagram
  • Linkedin
  • Youtube
  • Email
  • Spotify
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Rss

© 1999-2025 • Fundación Informativos.Net


Ir arriba
Informativos.Net
  • Inicio
  • Life Style Magazine
  • Editorial
  • Secciones
    • Actualidad
    • Cultura
    • Entrevistas
    • Fake News
    • Gastronomia-Vinos
    • LifeStyle & Destinos
    • Medio Ambiente y Renovables
    • Seguridad, Autoprotección y emergencias
    • Salud
  • Archivo
    • Otros Paises
    • Panorama Mundial
    • Música
    • Noticias Curiosas
    • Cine
    • Empresas
    • Motor
    • Opinión del Lector
    • Chile
    • Catalunya
    • Publi-Reportajes
    • Tecnología
    • Vela
  • Políticas IA
  • Autores
    • Gema Castellano
    • Jose Escribano
    • Abel Marín
    • Christian Correa
    • Gustavo Egusquiza
    • Jesús Belenguer
    • Jose Anastasio Urra Urbieta
    • Pablo Arce
  • Sobre Gema Castellano