Esa represión, ejercida a través del Terrorismo de Estado, dejó un saldo de treinta mil desaparecidos incorporando al testimonio y memoria de nuestra sociedad la figura del detenido-desaparecido ligada, indefectiblemente, al secuestro, la tortura y el asesinato de miles de hombres y mujeres que luchaban por una sociedad más justa.
En esa desaparición masiva fueron arrancados de sus lugares de trabajo, de las calles y de sus hogares, militantes, trabajadores, estudiantes; jóvenes, adultos y niños.
Fue un genocidio. Y ese genocidio, planificado y ejercido desde el Estado, amparado en la más absoluta impunidad, fue la condición necesaria de otro genocidio planificado que vulneraría los derechos más elementales de las personas: el derecho al trabajo, a la salud, a la educación, a la justicia. El derecho a tener derechos y ejercerlos. El derecho a una vida digna.
Fue así que, en el marco de un acelerado proceso de concentración económica y una inequitativa distribución de la riqueza, la mayoría de la población fue la variable de ajuste de un sistema profundamente inhumano.
Los trabajadores de prensa no han sido -ni son- ajenos a las consecuencias de ese estado de cosas. En el saldo de muertes y de los treinta mil desaparecidos que dejó la larga noche de la dictadura, más de cien fueron los periodistas y trabajadores de prensa secuestrados y asesinados. Hombres y mujeres que, lejos de una concepción corporativa de su profesión, lucharon por construir un mundo mejor.
Por eso la UTPBA sumó desde siempre su lucha a la lucha del conjunto de las organizaciones que entendieron desde un principio que la impunidad decidida a consagrar la injusticia sería la garantía de más impunidad, de otros crímenes y de otras aberraciones contra el ser humano.
Por eso la UTPBA -junto a la CTA- sumó su denuncia, trascendiendo las fronteras del país, en los juicios que se llevan a cabo a nivel internacional tal como lo había hecho en los juicios por la verdad desarrollados en nuestro país. Siempre para exigir no sólo el enjuiciamiento, sino -también- la condena.
La continuidad de las condiciones de impunidad llevaron a que la UTPBA elevara su reclamo por el esclarecimiento de otros crímenes -el atentado a la Embajada de Israel, la Amia, los crímenes del «gatillo fácil», o en el caso de nuestro gremio frente a los asesinatos de Mario Bonino y José Luis Cabezas- haciendo oir su voz en todas aquellas expresiones de lucha tendientes a saldar una hasta ahora permanente deuda de la sociedad argentina: la justicia.
Por eso no bastaron las leyes de Obediencia Debida y Punto Final -hoy anuladas-, los indultos y todos los intentos que apuntaron a barrer con la memoria. Porque la memoria es más que un derecho y un deber de las sociedades; constituye un ejercicio que muchas organizaciones -entre ellas la nuestra- decidimos poner en práctica junto con los Organismos de Derechos Humanos que, como las Madres, las Abuelas, los Familiares de los Desaparecidos, y hoy los Hijos, representan el conmovedor testimonio de una lucha incansable por la Verdad, la Justicia y un mundo mejor.
11 hs a la puerta de la ESMA Av. Libertador 8209(entre Ramallo y Correa)
17 hs en Rivadavia y Montevideo (Marcha de Congreso a Plaza de Mayo)
Comisión Directiva de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA)