En el caso de los niños africanos de 0 a 5 años, las incidencia de las enfermedades derivadas del agua en mal estado y una higiene inadecuada es 240 veces superior a la de los países desarrollados, según Naciones Unidas. Con motivo del Día de África, el próximo 25 de mayo, FUNDACIÓN INTERVIDA quiere alertar de las graves consecuencias que esto supone para la población africana.
En Malí, país donde INTERVIDA lleva a cabo su labor de desarrollo, es particularmente elevado el número de casos de bilharziosis, una enfermedad que se contrae al contacto con agua dulce y cuyas consecuencias padece más del 70% de la población infantil de este país. La bilharziosis es, después del paludismo, la segunda parasitosis mundial, afectando a más de 250 millones de personas en el mundo, de los cuales 213 millones viven en África Subsahariana. La ribera del Níger es una de las zonas donde la enfermedad está más presente, siendo Dogon (Malí) uno de los lugares más perjudicados, pues el 77% de los adolescentes y el 50% de los niños escolarizados sufren los efectos de la bilharziosis. En Ségou, también en Malí, el 70% de los niños de entre 7 y 14 años se encuentran en la misma situación.
La bilharziosis -también llamada esquistomatosis- se da sólo en agua dulce, no en el agua del mar. Actividades como lavar, nadar, pescar y caminar con los pies descalzos por ríos, arrozales o terrenos fangosos suponen una exposición a la enfermedad. El hecho de que los niños jueguen a menudo en el agua donde vive el caracol que actúa como huésped intermedio explica que se produzcan en ellos tantos contagios. En la primera fase, la enfermedad se manifiesta con erupciones cutáneas y fiebre, y a medida que avanza da lugar a otros síntomas como diarrea, pérdida de peso e inflamación del hígado. En su manifestación más grave, la infección provoca lesiones de larga duración en la vejiga, los riñones y el hígado, que con el tiempo pueden causar cáncer e insuficiencia renal.
La biharziosis se puede tratar pero todavía no existe una vacuna, por lo que la mejor forma de prevenirla es mejorando los hábitos de higiene y de uso del agua. Mientras tanto, para frenar el avance de la enfermedad y paliar en la medida de lo posible sus consecuencias, INTERVIDA -cuya actividad en Malí beneficia a más de 4.000 niños y sus familias- lleva a cabo una intensa labor de prevención de la enfermedad y atención de casos detectados en el Centro Famory (Ségou). Éste es un centro de salud de referencia que INTERVIDA apoya con la consulta diaria que atiende un médico contratado por la organización. Aquí se administra gratuitamente medicación a los niños afectados por bilharziosis –enfermedad que ha originado en los últimos cuatro meses el 21% de las consultas– y se lleva cabo una labor de sensibilización entre los enfermos para que no orinen en el río, ya que, mientras se sumerjan en el río, la enfermedad no se puede detener.
La bilharziosis está causada por gusanos planos del género ‘Schistosoma’. Los pacientes se contaminan por larvas que, al contacto con la piel húmeda, la atraviesan mientras se bañan en aguas frescas estancadas en regiones tropicales. El ciclo de la enfermedad es muy complejo: las larvas inmaduras penetran en la piel humana (también en otros mamíferos) y llegan a través de los vasos sanguíneos al intestino, el hígado y el sistema urinario, donde ponen huevos que después expulsa el cuerpo humano. Estas larvas, llamadas ‘miracidios’, invaden a los caracoles –su huésped intermediario- y se transforman en larvas maduras o ‘cercarias’, que vuelven al agua. En este estadio penetran en la piel y se instalan hasta convertirse en lombrices. Es en este momento cuando se manifiesta la enfermedad. Si bien su foco original estuvo localizado probablemente en el valle del Nilo, en la actualidad existen extensas áreas endémicas, que comprenden la mayor parte de África oriental, amplias zonas de África Central, y el norte del continente, así como la cuenca del Mediterráneo.