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Para los partidarios del No quedan dos opciones. Los sectores militantes demandarán ‘profundizar la revolución’ exigiendo nacionalizaciones o no pagar la deuda externa. Chávez, quien no quiere ello, busca tender la mano a sus contrincantes invitándoles a garantizar cierta ‘estabilidad democrática’ para frenar extremismos de uno y otro lado.
La oposición está ante una disyuntiva. Pueden persistir en desconocer los resultados, pese a que la OEA y Carter le han avalado, o promover una salida violenta, tal como lo pide el ex mandatario Pérez. De otro lado pueden aceptar su derrota y la legalidad para tratar de ir moderando a Chávez y prepararse para las elecciones generales del 2006.
Isaac Bigio
Analista Internacional