Wagner intervino ayer en el Seminario Andino «Democracia, Estado y Descentralización», que se desarrolló en Quito con el objeto de estudiar el Informe del PNUD «La democracia en América Latina: hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos» e identificar los elementos básicos de una agenda subregional andina para el fortalecimiento de la democracia.
Al reflexionar sobre por qué en nuestros países la democracia sigue siendo un sistema y un régimen precario, mencionó como causas de esta situación la complejidad de las transiciones democráticas, la crisis de legitimidad del Estado, la persistencia de la pobreza y el agravamiento de la exclusión y de la desigualdad, así como la ausencia de una cultura de la legalidad.
Subrayó que una posibilidad de romper el «círculo vicioso» de la pobreza y la falta de ciudadanía es una reforma del Estado que incluya, entre otras reformas indispensables, un proceso de descentralización, ya que «la descentralización es un instrumento que ayuda a expandir el accionar político y territorial del propio Estado, acercándolo a la sociedad y al ciudadano».
«La descentralización es un aporte a la construcción de un Estado democrático en nuestra región», recalcó Wagner.
Indicó que, en ese sentido, la Comunidad Andina ha creado el Consejo Consultivo Andino de Autoridades Municipales, a fin de fortalecer el proceso de integración y el desarrollo descentralizado.
Asimismo, se está llevando el proceso de integración al nivel subnacional a través del trabajo comunitario para el desarrollo de las ciudades – región y la integración de las regiones fronterizas, con una perspectiva de competitividad, descentralización e inclusión social.
Igualmente, la CAN ha aprobado el Plan Integrado de Desarrollo Social a fin de potenciar, desde la integración, las políticas activas y programas nacionales para la superación de la pobreza, la exclusión y la desigualdad, en el marco de las Metas del Milenio acordadas en las Naciones Unidas.
Finalmente, Wagner destacó la importancia de plasmar un nuevo consenso latinoamericano para la democracia y el desarrollo que, manteniendo aspectos positivos del llamado Consenso de Washington, tales como la responsabilidad fiscal y la preservación de los equilibrios macroeconómicos, lleve la acción del Estado de lo «macro» a lo «meso», incorporando políticas activas con un enfoque desarrollo territorial y de cohesión social.