El nacionalismo étnico aparece como una de las consecuencias de la
globalización capitalista y de la victoria del mercado sobre las antiguas
economías centralmente planificadas. Al abolirse las economías estatizadas
sobre la base de sistemas que promueven el deseo de que diversos ciudadanos tenga
su respectiva propiedad privada, ello ha tenido un impacto sobre el carácter
del estado. El deseo de la casa o empresa propia se ha traducido en el de
contar con su propio estado étnico. Las federaciones multi-nacionales de las
economías socializantes se desintegraron para dar paso a estados más
reducidos pero nacionalmente más homogéneos que puedan ofrecer mercados
propios y competir como tales dentro de un mundo cada vez más integrado
económicamente y dominado por grandes corporaciones.
La globalizacion económica viene, por una parte, disminuyendo el rol de
muchos estados nacionales, quienes deben irse subordinando a organismos
supra-nacionales o verse influidos por el crecimiento de poderosas
multi-nacionales. Por otra parte viene impulsando a diversas minorías
nacionales a querer entrar en la globalización con su propia identidad. Para
lograr ello surgen diversos movimientos étnicos que buscan desarrollar sus
respectivas lenguas y culturas tradicionales u obtener autonomía o soberanía
estatal.
La fiebre independentista centrada en el viejo mundo no parecía haber
contaminado plenamente al nuevo mundo. En ninguna de las pequeñas colonias
que quedan en la costa atlántica y caribeña americana se han desarrollado
insurgencias civiles o militares pro-independencia.
Sin embargo, el sector más proclive a verse afectado por el nuevo
nacionalismo étnico es aquel constituido por los pueblos originarios
pre-colombinos. Los amerindios se sienten desplazados por las élites
blancoides occidentales que se han basado en la expropiación de sus tierras
o en le genocidio. La protesta ante el quinto centenario del primer viaje de
Colón (1992) ha servido para ir potenciando y coordinando dichos
movimientos.
Los quechuas ecuatorianos han protagonizado su propia insurgencia bloqueando
al país. En Chiapas se ha formado un ‘Ejército Zapatista de Liberación
Nacional’ que reinvindica estar basado en las asambleas mayas y buscar la
defensa de las etnias indígenas dentro de la república mexicana. El pueblo
originario que quizás haya conseguido reinvindicaciones autónomas más
audaces son los inuits (esquimales). Ellos ejercen significativo poder en
dos regiones que cuenta cada una con más de 2 millones de kilómetros
cuadrados y que llevan en su nuevo nombre oficial el reconocimiento de ser
territorios inuits. Estos son Kalaallit Nunaat (Groenlandia) y Nunavut (en
Canadá). En esta última los inuits tienen auto-gobierno.
Los distintos movimientos indios, desde Alaska hasta la Patagonia, han
venido planteando una serie de reivindicaciones por derechos sociales,
tierra, cultura y autonomía. En México, Ecuador o Bolivia han venido
pidiendo que se reconozca el carácter multi-nacional de sus respectivas
repúblicas.
Sin embargo, en el altiplano aymará boliviano viene irrumpiendo un
movimiento nacionalista indio más radical que todos los anteriores. En las
últimas elecciones generales del 30 de junio las zonas aymaras han votado
masivamente por los partidos indígenas, y en particular por el más
contestatario: el Movimiento Indio Pachakuti (MIP). El MIP no ansía
transformar su respectiva república sino destruirla para dar paso a un
estado pura o fundamentalmente indígena.
Isaac Bigio
Analista Internacional