Joel Gibb -guitarra, voz, compositor de todos los temas y auténtica alma de un grupo en el que él es el único miembro permanente- definía en sus primeras entrevistas el sonido de The Hidden Cameras como ‘Gay church folk music’. ‘Gay’ en el sentido de alegre, aunque también puede ser extensible a las explícitas referencias homosexuales de sus letras, ‘church’ por su innegable amor por el gospel y ‘folk’ no sólo por la influencia del género ejemplificada en esa guitarra acústica que acompaña a Joel en todas sus actuaciones, sino también en referencia a esa actitud abierta y espontánea que les lleva a subir a más de una docena de miembros sobre el escenario o a incluir a go-gos masculinos en sus conciertos. Y es que si en lo musical se pueden encontrar paralelismos con otros grupos o solistas, de Belle & Sebastian a Adam Green (con quien han compartido cartel en su reciente gira por Alemania), no cabe duda que The Hidden Cameras tienen una personalidad propia que trasciende su propia música.
Canadienses residentes en Toronto, la trayectoria de The Hidden Cameras ha estado siempre marcada por el éxito. A primeros de 2002, con tan sólo una demo de producción casera a la venta, “Ecce Hommo” (A Common Ennemy, 01), eran ya una de las bandas más conocidas y aplaudidas de su ciudad natal. Sus increíbles directos, tan divertidos y desinhibidos como ellos, y su fantástico repertorio en el que las grandes canciones se encadenan una detrás de otra, no podían dejar a nadie indiferente.
A principios de 2003, The Hidden Cameras firmaban por Rough Trade convirtiéndose en la primera banda canadiense en fichar por el prestigioso sello inglés en sus 25 años de historia (más tarde les seguirían sus vecinos y amigos Royal City). En abril de ese mismo año publicaban “The Smell of Our Own” (Rough Trade/ Sinnamon Records, 03). Un deslumbrante álbum de debut con el que traspasaron las fronteras de Canadá convirtiéndose en una de las bandas más aclamadas en Europa.
Y tras el debut, la confirmación con “Mississauga Goddam” (Rough Trade/ Sinnamon Records, 04). Un disco sin fisuras repleto de grandes canciones. Desde ese fantástico ‘Doot Doot Ploot’, el luminoso corte que abre el disco, pasando por auténticos hits cargados de optimismo y alegría de vivir – ‘I Believe in the Good of Life’, ‘In the Union of Wine’ o ‘Music is my Boyfriend’ (frase con la que han bautizado su página web)- hasta dulces melodías como ‘Builds the Bone’. Increíbles en directo –todos los afortunados que los vieron en su reciente actuación en el Primavera Sound lo pueden corroborar-, inteligentes, divertidos, diferentes… El talento de Gibb es tan evidente que nadie duda que The Hidden Cameras están llamados a consolidarse como uno de los grandes grupos de la escena independiente internacional.
http://www.musicismyboyfriend.com
http://www.sinnamonrecords.com