El idioma aymara es distinto a las distintas variantes del quechua, una
serie de lenguas habladas por los incas y que aún se usan desde el sur
colombiano hasta el norte argentino. Los aymaras, enclavados en lo que
algunos han descrito como el Tibet americano, han sido el pueblo andino que
posiblemente haya preservado más rasgos de su cultura. No muchos europeos,
esclavos africanos o inmigrantes asiáticos pudieron asentarse en una meseta
fría y poco oxigenada a 4,000 metros de altura sobre el nivel del mar.
Los aymaras han mantenido una serie de instuciones comunitarias y ritos
religiosos propios. Posiblemente son el pueblo andino donde más se han
mantenido los cultos cósmicos como a los cerros (‘apus’), el sol (‘inti’) o
la madre tierra (‘pachamama’). Tienen su propio calendario y este 21 de
junio celebraron el inicio de su año 5510. Los aymaras reinvindican las
insurgencias campesinas anti-blancoides de Zarate Willca (1899) y de Túpak
Katari (fines de los 1700s).
El principal monumento arqueológico en zona aymara lo constituye Tiawanaco,
ciudad que su descubridor calcula que tiene más de 10,000 años de
antiguedad, aunque dicha tesis no es aceptada por el grueso del mundo
arqueológico. Hay quienes incluso sostienen que ésta sería la primera gran
civilización que dió orígen a todas las demás del planeta. Si el mito de la
Atlántida fue utilizado por Hitler para reinvindicar que los arios eran los
descendientes de esa supuesta cultura y que tenía por ello mismo el derecho
de conquistar cuanta tierra quisiesen, la conjetura que Tiawanaco sería la
verdadera Atlántida refuerza el nacionalismo milenarista de uno de los
pueblos más pobres del hemisferio occidental.
Isaac Bigio
Analisa Internacional