Sabe que no puede basarse en el ejército y que quien quiera sofocar la rebelión con balas podría acabar echado como su antecesor. No tiene partido ni mayoría parlamentaria.
Su fuerza es su imagen, popularidad y el que no haya nadie quien quiera remplazarlo. Al convocar elecciones él quisiera que tanto él o una coalición afín pudiesen ganarlas sustantivamente abriéndole la perspectiva de hacer un mandato más estable.
Hace 20 marzos un huracán sindical también condujo a que un gobierno centro-izquierdista adelantase las presidenciales. Entonces la centro-derecha capitalizó el descredito ‘rojo’ e implantó el actual modelo monetarista. Hoy, pasa un fenómeno inverso pues las fuerzas tradicionales retroceden mientreas crece la izquierda.
Isaac Bigio
Analista Internacional