El listado total de tramos con radar publicados por la DGT es de 140, los cuales fueron entrando en funcionamiento en varias fases. La última incorporación de radares se presentó en diciembre de 2005, con la puesta en marcha de 41 nuevos radares. Desde el RACE consideramos que el principal criterio debe ser el de la accidentalidad recogida en estos tramos, así como el nivel de riesgo desde la base estadística. Mientras que se instalan estos radares fijos, la DGT debe ubicar los radares móviles en zonas donde prime la reducción de la siniestralidad, y no en aquellos lugares donde se ve claramente la voluntariedad de denunciar por encima de reducir los accidentes, como en carriles de deceleración o vías de servicio.
Si comparamos los datos de EuroRAP 2005 con el listado ofrecido por la DGT, hay 6 tramos (un 4,3% del total) en los que coincide un tramo de riesgo con la ubicación de un radar. Estos son:
– Lugo. A-6 km. 506, 548
– Lugo. A-6 km. 522, 150
– Segovia. A-6. km 69,980
– Huesca. N-240. km 157,900
– Huesca. N-240 km 186,830
– Castellón. N-340 km 1.011,100
Entre las conclusiones que se obtienen del análisis de evaluación del riesgo en carretera y la ubicación de los radares, cabe destacar que los tramos de riesgo en el programa EuroRAP se sitúan en carreteras secundarias, de doble sentido, con una IMD de entre 5.000 y 10.000 vehículos/día, y con intersecciones a nivel, mientras que los radares se ubican mayoritariamente en carreteras de alta capacidad, como Autovías y Autopistas, en los que la incidencia de riesgo para el programa EuroRAP es muy baja. Este dato coincide con el hecho de que el 76% de los accidentes en carretera se produce en vías que no son de alta capacidad, y que sin embargo no disponen de ningún control de velocidad.
Según un informe realizado por el RACE en 2005, en el que se analizaban los tramos de nivel de riesgo elevado con el mapa de velocidades de Fomento, más del 54% de los conductores excedía el límite de velocidad en estas secciones de la vía. Este dato reveló que, al riesgo definido en la vía según la base estadística de varios años, se le sumaba un nuevo factor de riesgo, la velocidad. Por ello se alertaba a los conductores sobre la necesidad de mantener la precaución en los tramos donde se había detectado un aumento de los siniestros.
Desde el RACE se advierte sobre la necesidad de combatir la velocidad como elemento fundamental para la reducción del riesgo, pero desde la óptica de la accidentalidad, interviniendo de forma urgente en los tramos en los que se han registrado un mayor número de accidentes frente a otros criterios. La colocación de radares, fijos o móviles, en carreteras secundarias debe hacerse en el plazo más breve posible, y debe perseguir la disminución de los accidentes. Publicar estos tramos, su accidentalidad y la ubicación del radar mejoraría la eficacia preventiva de estos sistemas.