El triunfo de uno ha contribuido al del otro. La victoria sandinista dio aliento a los ‘correístas’ ecuatorianos, que parecían haber sido sobrepasados en las encuestas por el millonario álvaro Noboa. Lo sucedido en Nicaragua y Ecuador, a su vez, ha dado aliento a los seguidores de un presidente que se precia mucho de querer expandir su ‘revolución bolivariana’.
Con la elección venezolana se cierra el ciclo de 11 elecciones generales en América Latina en el lapso de un año. Para Chávez, el balance le es favorable. Tras haber ocupado con Cuba el polo extremo en la región, primero obtuvo un nuevo compañero (Bolivia) y ahora tiene dos nuevos socios potenciales (Nicaragua y Ecuador).
El eje Venezuela-Cuba-Bolivia estructuró el Tratado de Comercio de los Pueblos con el fin de minar a los tratados de libre comercio (TLC) y a la Comunidad Andina. Ortega y Correa podrían integrar a sus naciones en dicho bloque o ir conjeturando el penta-bloque de las naciones más críticas al Pentágono.
En ambos hay gobiernos que manifiestan hostilidad a Washington. Quito, al igual que La Paz, plantea una constituyente que refunda la república y derrote a la ‘oligarquía’. Ortega, por su parte, tiene un pasado revolucionario y guerrillero y, por eso mismo, trata de aparecer como moderado para no inflamar la situación interna. Poco antes de las elecciones aceptó una ley que penaliza el aborto y que lo distancia de movimientos femeninos. Así como Correa acepta el hecho consumado de que el dólar es la moneda oficial de su país, Ortega difícilmente puede romper el TLC.
Este nuevo quinteto se ha beneficiado de la reelección de Lula, quien, no obstante, sí mantiene una buena relación con Washington. La estrella roja podría sufrir un golpe con el deterioro de la salud de Castro, pero es un bloque que puede irse desarrollando.
Su objetivo sería ir buscando un bloque regional autónomo de EE.UU., para lo cual Venezuela ya ha entrado al Mercosur como miembro pleno, Ecuador y Bolivia le pueden seguir, y Castro se convirtió en la estrella de su última cumbre.
Por el momento, nadie en el penta-bloque plantea medidas radicales tipo Allende y todos buscan un perfil ‘moderado’. Sin embargo, al interior de todos esos países hay fuertes oposiciones, las mismas que podrían obligar a choques callejeros y al surgimiento de extremos.
Isaac Bigio
Analista Internacional