El cardenal Bergoglio, quien parece no darse cuenta que la Argentina no es una teocracia ni él su Guardián Supremo, guardó un silencio cómplice durante el juicio al represor Von Wernick ni a las curas acusados de abuso sexual menores, pero no tiene reparos en intervenir en la política argentina violando la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires cuyo artículo 10 garantiza el derecho a ser diferente sin discriminación por orientación sexual e identidad de género.
Desde la CHA, pedimos, para la construcción de una real democracia y para garantizar los derechos de todos/as los/as ciudadanos/as, la separación real y definitiva de iglesia y estado, el cumplimiento de la Constitución de la Ciudad de Buenos y de los derechos humanos.
Cesar Cigliutti
Presidente de la CHA