Los astutos vampiros, sedientos de sangre, saboreando ese mes de desenfreno total, se disponen a aprovecharlo, alimentándose de indefenso vecinos. El Sheriff Eben (Josh Hartnett), su mujer Stella (Melissa George), de la que está separado, y un grupo cada vez menor de supervivientes deberán hacer todo lo posible para resistir hasta el amanecer.
Columbia Pictures presenta 30 Días de Oscuridad, una producción de Ghost House Pictures en asociación con Dark Horse Entertainment. La película está protagonizada por Josh Hartnett, Melissa George, Danny Huston, Ben Foster y Mark Boone Junior. Dirección de David Slade. Producción de Sam Raimi y Rob Tapert. Guión de Steve Niles, Stuart Beattie y Brian Nelson, basado en el cómic de IDW Publishing de Steve Niles y Ben Templesmith. Producción ejecutiva, Joe Drake, Nathan Kahane, Mike Richardson y Aubrey Henderson. Fotografía, Jo Willems. Producción artística, Paul Denham Austerberry. Montaje, Art Jones. Coproducción, Chloe Smith y Ted Adams. Diseño de vestuario, Jane Holland. Música de Brian Reitzell.
ACERCA DE LA PRODUCCIóN
Al abordar la producción, el principal objetivo de los cineastas fue crear una película tan elegante y creativa como la novela gráfica en que se inspiró. “David fue muy claro al determinar que el cómic sería el punto de partida”, explica el productor artístico Paul Austerberry.
“Las novelas gráficas de éxito, como 30 Días de Oscuridad, son absorbentes tanto por su historia como por su material gráfico”, explica Slade. “Para ser fieles al libro, teníamos que ser fieles no sólo a la trama, sino también a la visión representada en los dibujos.”
Para cada uno de los cineastas, aquello requería un enfoque de realismo acentuado, presentar Barrow, Alaska, no como un mundo de cómic, pero tampoco como nuestro mundo.
Fotografía
Como los demás cineastas, el director de fotografía Jo Willems recurrió a la novela gráfica como referencia en cuanto empezó a pensar en cómo abordar el rodaje de 30 Días de Oscuridad. Las directrices artísticas del libro, su paleta de colores y el diseño de los vampiros requerían pruebas exhaustivas para poder lograr la visión de Slade.
“Nos interesaban menos los colores de la vida real y más los de Ben Templesmith”, dice Slade. “Buscábamos una noche desaturada, agotada, no un cielo azul como el que se vería en un viejo Western o una noche negra y oscura, sino un resplandor metálico de la luna.”
Willems observa que la apariencia de la película difiere en cierto modo de la novela gráfica, pero conserva el feeling creado por Templesmith; si los cineastas hubiesen presentado los dibujos del artista tal cual, la película habría resultado demasiado estilizada. “Más del 70% de la película se ambienta de noche, de modo que si hubiésemos optado por algo muy oscuro, habría sido una película difícil de ver”, explica. “La forma en que plasmamos la apariencia del libro no fue recurriendo tanto a la monocromía, sino a una paleta de color más bien desaturada, salpicada por el rojo sangre.” Al final, Willems logró una apariencia ligeramente cool, casi azul, que plasma la piel de los vampiros con un brillo plateado.
“Llevo diez años trabajando con Jo Willems”, dice Slade. “Recurro a Jo siempre que puedo porque tenemos una forma de trabajar juntos que hace que todo sea rápido y sencillo. Es un director de fotografía con un talento espectacular. La apariencia que buscábamos en esta película hizo necesario que invirtiéramos una cantidad tremenda de tiempo planificando la iluminación, y Jo superó el desafío.”
Por si el desafío fuera poco, la mayor parte de la producción se rodó de noche. De hecho, en 30 Días de Oscuridad se precisaron 33 días de rodajes nocturnos.
Uno de los principales desafíos de Austerberry fue diseñar y construir la ciudad de Barrow, Alaska, el paisaje desolado y árido que se convertiría en la fuente de alimentación de los vampiros. Para Austerberry, la ciudad se convertiría prácticamente en un personaje por sí misma; como mínimo, tendría que infundir la sensación de pavor y aislamiento que Slade deseaba lograr.
Aunque Slade prefirió representar el Barrow surgido de la mente de Niles y Templesmith, el Barrow real sí que ofreció a Austerberry algo de material de referencia e inspiración. “Barrow es el asentamiento más al norte de América del Norte. Sólo tienen materiales básicos, sin adornos”, dice. “El Barrow real tiene un montón de trastos por todas partes; es difícil llevar cosas a Barrow por lo lejos que está, y lo mismo deshacerse de la basura.”
Sólo pudieron usarse como lugares de filmación dos decorados reales. Los demás fueron construidos por el equipo de diseño de Austerberry. Gracias a la creación de un Barrow llevado a la ficción, los cineastas tuvieron la libertad necesaria; lo más interesante es que construyeron de la nada la calle principal de la ciudad, Rogers Avenue, sobre un enorme terreno que en su día fue un gran jardín situado en torno a una base de las Fuerzas Aéreas. Allí, los cineastas pudieron crear tormentas de nieve, provocar incendios, realizar escenas peligrosas y representar toda la carnicería requerida por la historia.
“Tenemos edificios negros y nieve blanca; David quería crear una geometría rígida y perfilada del negro sobre el blanco”, explica. “Es como una ciudad de un Western, ¡aunque de un Western helado! Un lugar en el que los vecinos viven en su pequeña ciudad aislada en el medio de ningún sitio, hasta que los vampiros aparecen paseándose por la calle principal.”
En cierto momento, llegó a haber 45 carpinteros en escena, edificando la ciudad. Afortunadamente, durante este periodo, el ayuntamiento de Auckland lanzó una campaña de reciclaje. “Obtuvimos permiso de las autoridades locales para rescatar piezas de la basura y acabamos con una enorme cantidad de trastos útiles”, recuerda Austerberry. “Fue bastante útil, gratis y ecológico.”
Sólo una parte del decorado no fue realista: el Muffin Monster®, la máquina en que los residuos sólidos se trituran hasta el tamaño de spaghetti. El Muffin Monster es, de hecho, la trituradora de residuos empleada realmente en las canalizaciones subterráneas de Barrow, Alaska, y en otros 20.000 lugares. Según la empresa JWC Environmental, situada al sur de California, la cual autorizó la recreación de su máquina, “tritura fácilmente harapos, madera, plásticos, rocas, toallas, sábanas, ropa y cualquier otro material extraño que pueda dañar u obstruir” los equipos de tratamiento de aguas residuales. Austerberry diseñó y construyó una máquina extra grande, mucho más terrorífica y capaz de comerse a un vampiro, tal como requería el guión.
Una de las claves de los efectos especiales fue la creación de nieve: en una película ambientada en el ártico, la nieve se convertiría prácticamente en uno de los personajes.
El equipo de la nieve, dirigido por el supervisor de efectos especiales Jason Durey, creó más de 280 toneladas de nieve. Fue la mayor producción hasta la fecha del equipo, significativamente superior a la creada para Las Crónicas de Narnia: El león, la bruja y el armario, donde se emplearon 35 toneladas.
Para crear la nieve, el equipo de 30 personas empleó 150 toneladas de sales Epsom, 90 toneladas de trocitos de papel, 12 toneladas de cera, 9.000 bolsas de corteza, más de 3 toneladas de nieve artificial, 24 kilómetros de sábanas blancas, 400 cajas de nieve ecológica (en sustitución del anterior ingrediente, peladuras de patata), y 7.000 litros de espuma.
Otro ingrediente clave, por supuesto, fue la sangre. Cuando los vampiros atacan, el rojo se convierte en el principal color de la película. Se prepararon 4.000 litros de sangre artificial para la película.
En el clímax, cuando arde la ciudad, los cineastas usaron unas 5 toneladas de gas propano para que ardiera en llamas.
Especialistas
Como los demás equipos, el de efectos especiales de Allan Poppleton caminó en la cuerda floja para recrear el trabajo de la novela gráfica y presentar un mundo realista en pantalla.
Desde el principio, Slade quiso que los vampiros sólo hicieran lo que pudieran hacer los humanos. “No son sobrehumanos, simplemente extremadamente maliciosos”, explica. “Creamos una serie de normas que no podíamos saltarnos; no podemos saltarnos demasiado las leyes de la naturaleza, simplemente forzarlas un poquito. Nada de arneses de alambre, fue una de las premisas. Si los vampiros corren de tejado en tejado, tendremos que saltar de tejado en tejado. Allan Poppleton fue muy positivo y dijo: ‘Podemos hacerlo’. En nuestra segunda reunión, me presentó secuencias fantásticas de sus especialistas saltando y brincando.”
Rob Tapert confirma: “Allan y su equipo han logrado aportar un nivel sorprendente de acción, violencia y gore a esta película. Su equipo de experimentados especialistas saltaron a escena y realmente se jugaron la vida para ofrecer efectos especiales de gran dureza y unas secuencias de acción fantásticas que harán que el público exclame ‘¡¿Cómo han hecho eso?!’”
Poppleton explica: “Investigamos un poco y también recurrimos a experiencias anteriores, como escenas de saltos por tejados que hicimos para un anuncio en el pasado, saltando por los edificios en lo que llamamos ‘vuelo libre urbano’. Todos los saltos a vehículos o edificios son reales, ¡sin cables ni nada de nada!”
Para entrenarse, el equipo de Poppleton recurrió a una técnica que él mismo denomina ‘métrica de vuelo’, que requiere distintos ejercicios diseñados para lograr velocidad. Además, Poppleton colaboró con los responsables de vestuario y el equipo artístico para asegurarse de que los trajes y decorados resistirían los saltos de su equipo.
Las prótesis de Weta Workshop plantearon un desafío adicional. “Era complicado agarrar cosas debido a las largas uñas”, explica Poppleton. “Además, cada actor tenía dientes y protectores bucales especialmente diseñados para ellos, para que nadie se mordiera los labios durante alguna escena peligrosa.”
Maquillaje y efectos digitales
La reinvención de la película de vampiros requirió trabajar con un taller de criaturas que combinara experiencia e imaginación en un diseño revolucionario. Para 30 Días de Oscuridad, los creadores optaron por el equipo de Weta Workshop, ganadores de premios Oscar® de la Academia, para dar vida a la visión gráfica de Ben Templesmith.
“Cuando nos reunimos con David Slade nos dimos cuenta rápidamente de que no iba a ser una película normal y corriente”, dice Richard Taylor, de Weta. “Me di cuenta rápidamente de que esta película ofrecería fantásticas oportunidades creativas al equipo de Workshop y sentí desde el principio que en ella Gino Acevedo, nuestro compañero y jefe de caracterización podría asumir una función de supervisión.
Le propuse el concepto a David y, en la reunión con Gino, reconoció al punto que le emocionaba la idea de que Gino supervisase los efectos de maquillaje de la película. Con los meses, nos hicimos grandes amigos de David, y muchos integrantes del equipo de maquillaje, encabezados por Gino, comentaron que las ideas, pericia técnica y comprensión vital de David de lo que es el género del terror convirtieron el rodaje en una de las mejores experiencias de sus carreras profesionales.”
El supervisor de Workshop, Gareth McGhie, se unió al supervisor de caracterización de Weta, Gino Acevedo, y la responsable de maquillaje de Weta, Frances Richardson, junto con un gran equipo de técnicos especializados para crear los dientes, heridas, sangre, uñas, proyectiles y fabricaciones especiales que darían vida a los vampiros.
Lo más importante fueron los dientes. No son simples criaturas con dos pequeños colmillos, sino que los vampiros de 30 Días de Oscuridad son las máquinas devoradoras que imaginó Templesmith originariamente. “Son casi como colmillos de tiburón”, explica Acevedo. “Tienen forma de cuña y son bastante irregulares. Son bastante repulsivos.” El técnico de efectos especiales de Weta, Steve Boyle, fue el encargado de idear una técnica especial en las dentaduras para mejorar la apariencia de los vampiros.
Los vampiros también tienen más que los 32 dientes de un humano. La mayoría de los dientes pertenecen a una joven vampiresa, interpretada por Abbey-May Wakefield. “David quería que sus dientes fueran largos y delgados, como agujas, como los de un cachorro”, explica Acevedo.
Los vampiros también tienen uñas larguísimas, otro desafío para los diseñadores por una serie de motivos. En primer lugar, la forma normal de adherir las uñas, colocando super glue en las uñas de los actores, es más sencilla pero menos fiable. “A veces consigues una toma fantástica y después descubres que se ha desprendido una uña y ya no vale toda la toma”, explica Acevedo. En segundo lugar, las uñas tenían que ser suaves y flexibles, para que los especialistas no se lastimasen a sí mismos o entre sí durante el rodaje de las secuencias de acción.
Para abordar estos desafíos, Acevedo y su equipo hicieron moldes de las manos de cada actor y esculpieron nuevas yemas con las uñas incluidas. “Puesto que no teníamos acceso a la mayor parte de los actores y especialistas debido a la distancia, Mark Night, técnico de efectos especiales, hizo la mayoría de los moldes de alginato en Auckland, donde estaban la mayoría de los actores. Mark enviaba un molde de escayola de sus manos para que pudiéramos preparar los moldes de silicona. A partir de estos moldes, introducíamos más silicona para acabar teniendo copias de sus dedos de silicona.
A continuación, la técnica Samantha Little preparaba moldes de escayola en los dedos. Una vez finalizados los moldes, Sam introducía látex cuidadosamente en los moldes y colocaba una fina capa de látex por los lados que más tarde se fusionaría con los dedos de los actores. Una vez seco el látex, los empolvaba y los retiraba cuidadosamente de los moldes. Puesto que habíamos preparado moldes de los dedos de los actores, estos seguían teniendo los detalles originales de sus dedos, incluidas sus huellas dactilares. Con todos los dedos de látex listos, el próximo paso era adherir con super glue una uña de poliuretano en cada una de ellas. Una vez adheridas y adaptadas a los propios dedos de los actores, se les aplicaba maquillaje para que no hubiera forma de saber que llevaban yemas postizas y no pudieran desprenderse.”
Los vampiros también tienen un tono de piel muy cetrino, casi enfermizo. “Es precioso, tiene un brillo agradable, tipo perla”, explica Acevedo. "Empleamos una pintura corporal especial llamada ‘tinta de tatuaje’ de Latona, Australia. La supervisora de maquillaje de Weta en el estudio, Davina Lamont, hizo una mezcla perfecta de ‘color mortal’ con un poco de brillo perla y pudimos pulverizar los colores en la piel, dándole una apariencia muy homogénea y natural que no habría sido posible lograr de otro modo. Cuando comenzó la producción, cada actor dedicaba 90 minutos al maquillaje cada mañana, pero al final, recortamos la duración del proceso a 45 minutos.”
El equipo se encargó también de fabricar los cadáveres de huskies para indicar a los vecinos de la ciudad la llegada de los vampiros.
Richardson se aseguró de que la piel y el pelo de los huskies fuera lo más real posible. Después de tomar cientos de fotografías de huskies reales en el taller de Wellington, Richardson se encargó de determinar la colocación del pelo, la dirección y los colores, desde los más cortos cercanos al morro, hasta los más largos del cuerpo.
Incluso después de finalizar todas las prótesis y estructuras, el trabajo de Acevedo no acabó ahí. Como principal responsable de la coordinación entre producción y efectos digitales, Acevedo estuvo muy implicado en preparar pequeños retoques que mejoraran a los vampiros, para que parecieran distintos, y, definitivamente, más espeluznantes, que los humanos.
“Tomaba fotografías de los actores con el maquillaje final, la piel color perla, lentes de contacto rojas y negras, y jugaba con ellas en PhotoShop. A David se le ocurrió separar los ojos un poco, para que parecieran de otro mundo. Así que, a partir de las fotos, los separé un poquito, los reduje en torno a un 20% y los incliné ligeramente hacia abajo. Una vez vistos y aprobados por David, le di las fotos a Charlie McClellan, el supervisor de efectos visuales de DigiPost, quien usó el software de efectos visuales Inferno para ir fotograma por fotograma, separando los ojos y supervisando cada fotograma al mismo tiempo.”
McClellan se sintió intrigado por la insistencia del director David Slade por lograr que la producción fuera lo más real posible. “El que todo suceda de noche y nuestros vampiros estén realmente allí hace que no se precisen muchos efectos visuales en primer plano”, observa. “Me resulta interesante, porque me gusta que los efectos visuales estén en un segundo plano, que nunca llamen la atención por sí mismos.
“Por lo que respecta a los vampiros, va un paso más allá, un paso más interesante, acercándose a lo subliminal”, manifiesta McClellan. “Lo ideal es poder afectar a la mente de los espectadores subliminalmente sin que se den cuenta realmente de por qué lo que están viendo tan terrorífico.”
Acevedo también trabajó con el equipo de Weta Digital para completar el trabajo de efectos visuales. Para la escena culminante en que el Sheriff Eben se planta ante el amanecer, el trabajo de taller del equipo sólo fue la mitad de la batalla. “David quería que Josh Hartnett tuviera una especie de apariencia de carbón calcificado”, explica Acevedo. “Cogimos el azúcar que tienen aquí, en Nueva Zelanda, no la blanca, refinada de Estados Unidos, sino la morena y más gruesa, la mezclamos con arcilla y la moldeamos, creando pequeñas partículas que pegamos en la cara, cabeza y manos de Josh.”
Antes incluso de aplicársela a Hartnett, quedó claro que el trabajo se completaría digitalmente para lograr la apariencia buscada por Slade. “David fue muy concreto”, explica Acevedo. “Tenía que ser completamente distinto de cualquier cosa que hubiéramos podido ver antes, pero también tenía que quedar bien, no quería que pareciera grotesco en absoluto.”
Para lograr la extraña y misteriosamente bella apariencia que el director deseaba, el equipo de efectos se puso creativo. “Muy pronto, se nos ocurrió que en cuanto la piel empezara a arder, debería empezar a deshacerse”, explica Acevedo. “Como un trozo de tela cuando lo quemas con una cerilla; es tan ligero que la ceniza flota en el aire. Hice algo de arte conceptual con el artista de Weta Digital Hovig Alahaidoyan y, entre los dos, David encontró lo que andaba buscando y dejó que Weta Digital se pusiera manos a la obra. El supervisor de efectos visuales de Weta Digitals, Dan Lemmon, y su equipo, hicieron un trabajo fascinante para dar vida a la escena carbonizante de Eben.”

Trailer de "30 días de oscuridad"
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