El XI Congreso de la Sociedad Española de Diagnóstico por Imagen de la Mama (SEDIM) ha analizado entre los días 11 y 13 de junio en Bilbao las últimas novedades de la especialidad. En este marco ha pronunciado el doctor Iribar su charla sobre Manejo de las mujeres con prótesis mamarias, en el cual escudriña todos los aspectos relacionados con los implantes mamarios en la mujer.
En este aspecto, las lesiones mamarias (palpables o no) “pueden ocurrir en este tipo de pacientes y deben ser evaluadas”. Aunque pueden producirse dificultades en la valoración del tejido mamario, así como complicaciones secundarias como “hematomas, infecciones, contractura capsular, roturas y granulomas de silicona”, indicó Iribar.
La mamoplastia de aumento con fines cosméticos se realiza desde el siglo pasado utilizando diversos procedimientos, aunque el experto señala que “desde abril de 1992 en los Estados Unidos sólo las prótesis rellenas de salino son autorizadas y disponibles para estas operaciones”. En un futuro “la disponibilidad de las prótesis de gel, tanto para operaciones de reconstrucción como para mamoplastias de aumento sólo se permitirá en las mujeres que con certificado médico previo justifiquen esa necesidad”, añadió.
Tipos de prótesis
Las prótesis pueden ser clasificadas por su contenido de relleno –salinas, gel de silicona y coloide-, por el tipo de envoltura –lisa, texturada y poliuretano-, y por su luz –simple, doble y triple-. El 82% de las prótesis son de gel de silicona y de luz simple, y el 15% son de doble luz (una rellena con gel de silicona y otra con salino). El resto de las prótesis no supera el 1%.
Actualmente las que más se utilizan son las de “gel cohesivo de silicona y las inyecciones de ácido hialurónico, que se están poniendo de moda con la propaganda en algunos programas de televisión”, señaló el conferenciante.
El seguimiento de las prótesis debe ser en primer lugar clínico y en segundo lugar “con los diferentes métodos de diagnóstico por imagen de que disponemos actualmente: mamografía, ecografía y resonancia magnética”.
Las complicaciones de las prótesis mamarias son múltiples, unas inmediatas relacionadas con la propia cirugía y otras más tardías. Entre estas últimas, las roturas de las prótesis suelen ocurrir más frecuentemente a partir del décimo año desde su implantación, “lo que nos hace pensar que sufren un deterioro por envejecimiento con el paso del tiempo, perdiendo elasticidad, lo que favorece la rotura espontánea de la misma”, explicó el experto.
La mamografía en pacientes con prótesis mamarias es “técnicamente dificultosa y pueden existir áreas ciegas, es decir, zonas de tejido mamario que quedan ocultas”. Esta prueba puede valorar perfectamente los contornos de la prótesis, lo cual ayuda a descubrir posibles patologías, así como a confirmar la existencia de algunos tipos de rotura.
La ecografía, por su parte, “es un complemento muy útil de la mamografía”. Además tiene “gran utilidad en mujeres sintomáticas o con sospecha de rotura”, añadió Iribar. Una ecografía normal tiene un alto valor predictivo de prótesis intacta; una indeterminada, necesita de otros métodos de imagen para confirmar o descartar rotura.
Por último, la resonancia magnética (RM) es un método muy útil para evaluar la integridad de las prótesis de mama, así como para el estudio del tejido fibroglandular que rodea la prótesis. Además, la RM tiene una sensibilidad del 76-95% y una especificidad del 93-97% en el diagnóstico de las roturas de prótesis, lo que le convierte en el método de imagen más fiable para diagnosticar estas complicaciones.