Año 117 después de Cristo. El Imperio Romano se extiende desde Egipto hasta España, y por Oriente hasta el mismo Mar Negro. Pero, en el norte de Gran Bretaña, el implacable avance de sus conquistas se ha quedado estancado ante las tácticas de guerrilla de un escurridizo enemigo: las salvajes y aterradoras tribus conocidas como los pictos.
Quinto, único superviviente de un asalto picto a un fuerte fronterizo romano, marcha hacia el norte con la legendaria 9ª Legión del general Virilo, que tiene orden de eliminar a los pictos de la faz de la tierra y acabar con su cabecilla, Gorlacon.
Pero, cuando la legión sufre una emboscada en territorio desconocido y Virilo es hecho prisionero, Quinto se enfrenta a una desesperada lucha por mantener con vida tras las líneas enemigas a su pequeño grupo de supervivientes y evitar a sus despiadados perseguidores pictos por un duro terreno, a la vez que la banda de soldados corre para rescatar a su general y alcanzar la seguridad de la frontera romana.
Del director y guionista, Neil Marshall, Centurión es un apasionante ‘thriller’ de supervivencia que se desarrolla sobre un trasfondo de conquista e invasión; una película de persecución en la línea de Defensa (Deliverance), El último mohicano y Apocalypto.
Una cosa es segura: Centurión es una típica película de Neil Marshall. Eso significa personajes claramente definidos, acción vertiginosa y, en palabras del productor Robert Jones, “Sangre y tripas, más sangre y tripas, y todo regado con otra generosa ración de sangre”.
El Origen de «Centurión»
Neil Marshall se crió en uno de los extremos del muro de Adriano, en Newcastle upon Tyne, y trabajó muchos años en el otro extremo, en Cumbria. Recuerda pasar muchas horas conduciendo por las viejas calzadas romanas que todavía discurren en paralelo al muro. Fue aquí donde el realizador de películas como Dog Soldiers y The Descent empezó a darle vueltas a la idea de elaborar una historia en torno a esta extraordinaria estructura creada por el hombre. “Alguien me contó la leyenda de la 9ª Legión, esa legión romana que marchó hacia las nieblas de Escocia y se desvaneció sin dejar rastro, dejando a su paso un gran misterio”, comenta Marshall. “Esa idea de todo un ejército romano marchando sobre Escocia para desaparecer, evoca de inmediato imágenes de elementos sobrenaturales. Pero lo cierto es que no quería ir por ese camino. Quería averiguar que podría haber pasado en realidad, si de verdad desaparecieron”. ¿Qué empujaría a un imperio tan poderoso a construir un muro tan vasto e impenetrable? ¿De qué demonios se estarían protegiendo?
Marshall imaginó que las legendarias y poderosas tribus conocidas como los pictos, que se cree que habitaban las montañas caledónicas en torno al siglo I después de Cristo, podrían haber tendido una emboscada a la legión. Empezó a desarrollar el concepto en torno a esta premisa. Marshall centró la historia en un solo miembro del ejército romano, que podría haber sobrevivido al ataque inicial y tenía que abrirse paso luchando por territorio enemigo para volver a casa.
La responsabilidad técnica de recrear las muertes y las heridas sufridas en combate recayó en el diseñador de prostéticos Paul Hyett. “Parecía que en todas las escenas había algo de trabajo para mí”, comenta Hyett entre risas. “… Gargantas rajadas, brazos cortados, decapitaciones, cabezas hendidas por la mitad, flechas atravesadas en cuellos, hachas clavadas en cuellos, gente achicharrándose y siendo aplastada, cabezas siendo machacadas. Todo tipo de violencia desatada, la verdad”.
Hyett ilustra lo sangrienta que es la película al calcular la cantidad total de sangre falsa que se empleó durante el rodaje. “Empezamos con unos 200 litros de sangre y, a mitad de rodaje, creo que nos quedaban unos 20 o 25 litros”. El uso de bombas que pasaban por extremidades prostéticas o partes de torsos supuso que apenas hubo un día en el que Hyett, su equipo y su “camioneta de la muerte” no estuvieran aparcados junto al plató, cargados de cabezas de mentira, cuerpos quemados y cubos llenos de sangre. “Cada vez que salta un chorro de sangre gastas un litro por aquí, un litro por allá, así que, después de echar un vistazo a la sangre, pienso: ‘Dios mío, ahí van unos 600 euros en sangre’”, comenta Hyett.
Hyett describe una escena típicamente complicada de rodar: la guerrera picta Etain, interpretada por Olga Kurylenko, decapita a un soldado romano. ”Cuando Etain le corta la cabeza a un tipo en un río, hablamos de hacerlo en una sola toma, así que teníamos un aparejo de cuerpo completo, teníamos a una actriz que cortaba la cabeza, teníamos los aparejos de sangre con sus bombas y estábamos pelándonos de frío en Escocia, en unos 60 cm de agua, con corriente”.
“Hay una escena concreta en la que ejecutan a alguien y utilizamos uno de los muñecos de Paul para que le cortaran la cabeza”, explica Marshall con desconcertante regocijo. “Pero la cara del muñeco se reemplaza en pantalla por el rostro de uno de los especialistas, que básicamente recreó toda la escena e hizo todas las expresiones. Así que cogimos su rostro, se lo pusimos al muñeco y ahora no se distingue dónde acaba uno y empieza otro. Parece que le están cortando la cabeza. No había hecho eso antes en una película, así que me resultó interesante seguir ese camino”.
Trailer de «Centurión»
El paisaje desempeña un papel importante en la película, al agravar el suplicio de los invasores romanos en su huida. Las brutales condiciones en los exteriores formaban parte del plan. Con temperaturas que bajaron hasta los 18 grados bajo cero el primer día, los actores se dieron pronto cuenta de la presión a la que estaban sometidos. La dirección de la primera escena a rodar de la producción exigía al reparto principal que se abrieran paso corriendo por 60 cm de nieve y se acurrucaran para combatir el frío.
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