El tenor hispanoamericano casado con la soprano española, Charo Tris -quién lo acompañó en un recital que duró casi tres horas y que contó con todos los ingredientes para el recuerdo- no tuvo reparos a la hora de “echar el resto” ante un público entendido, exigente y sobretodo expectante; puesto que pocos de los presentes en el Salón de los Espejos habían escuchado anteriormente a un tenor que, sin embargo, ha lidiado con éxito en plazas de categoría obras de excepcional resolución.
La sala casi tembló cuando Bernal entonó “Angelo casto e bel” como aperitivo, y el público – entre escéptico y admirado a sabiendas de la dificultad de la pieza- mantuvo la respiración a la espera de que el tenor pudiera resolver los agudos sin desfallecer. “Llego, cantó y venció”, modulando una voz, que iba sobrada, con una inteligencia digna sólo de los tenores más ilustrados; y escuchando esta primera obra, el aforo tuvo claro que esa velada del miércoles había nacido para ser disfrutada.
Luego llegó “Salut demeure chaste et pure” de Faust -de Gounod -; “Ah fuyez douce image” de Manon -de Massenet-; y “Avete torto!… Firenze è come un albero fiorito” de Gianni Schicchi -de Puccini- poniendo punto final a una primera parte de un recital de altísima calidad artística en el que la soprano -dotada de una musicalidad vocal y una facilidad para la interpretación dramática espectaculares- también dejó su impronta gracias a sus exquisitas maneras de afrontar las dificultades vocales que plantean Mozart en su “S’altro che lacrime” de La clemenza di Tito; Massenet en “Adieu notre petite table” de Manon o Puccini en “O mio babbino caro” de Gianni Schicch.
Así finalizó una primera parte que puso en placentera alerta a un “público liceísta” siempre ávido de emociones fuertes en asuntos operísticos, pero también de nuevas, generosas y excepcionales voces que adornen el prestigioso templo de la Lírica que es el Gran Teatro del Liceo. Entre semejante elenco de expertos y situado en el “front row” se encontraba Carlos Hartmann de Capmany -hijo de María Teresa de Capmany, nieta de Ramón Muntaner– acompañado de su esposa, Liliane. Todo un honor para la artística pareja de tenor y soprano por su vinculación a la promoción internacional de la música culta.
La familia Hartmann con María Teresa de Capmany a la cabeza, respalda desde hace once años el Festival de Música Clásica que se celebra en el Castillo de Santa Florentina, una idílica fortaleza construida en el s XI en Canet de Mar que se incorporó al linaje “de Montaner” en el s. XVI, convirtiéndose desde entonces en la principal residencia familiar. Tanto María Teresa como su hijo, Carlos Hartmann -y también su nuera, Liliane- son ahora piezas clave en el mecenazgo de artistas mediante un Festival internacional que se ha hecho ya fundamental en el circuito de eventos de música clásica de élite y que en este año 2010 comienza el 24 de julio.
Durante la segunda parte del recital Bernal -con un complicado, arriesgado y original repertorio- ya se había ganado el respeto del público y pudo dignificar relajado y de una manera sublime -espectacular- a Strauss, “Di rigori armato” de Der Rosenkavalier;a Lehar, “Dein ist mein ganzes Herz” de Das Land des Lächelns; a Luna, “Paxarin tú que vuelas” de ‘La pícara molinera’ y a Verdi, “è il sol dell’anima” de Rigoletto, una pieza con la que consiguió poner a un público emocionado en pié.
Charo Tris -elegantísima, como mandan los cánones de la lírica, con un vestido de alta costura confeccionado en seda y encaje de la firma “Yolan Cris”, maquillaje de David Molina, peluquería de Alberto Cerdán y un conjunto de pendientes y pulsera en oro blanco y brillantes de la colección “Gardenia” de Carrera y Carrera -enmarcó con su melodiosa voz y parafraseando de una manera sublime una velada de auténtica perfección lírica, que ha removido las curiosidades de los foros más puristas de la Opera barceloneses y que no hubiera sido posible sin la colaboración del prestigioso pianista, Alexandre Alcántara.
Ricardo Bernal, formado en el Conservatorio Nacional de Música de Ciudad de México con Irma González y Enrique Jasso, comienza a ser un invitado distinguido y fundamental en las veladas operísticas de la Ciudad Condal, a pesar de que Italia y Francia son ahora sus destinos profesionales. Según fuentes solventes, Bernal será uno de los invitados personales de la familia Hartmann durante alguna de las veladas del Festival de Música Clásica que comienza el 24 de julio, aunque no se ha confirmado si cantará fuera del programa oficial. Todo dependerá de su calendario de actuaciones en Europa.
También hemos podido averiguar que el pasado viernes, durante la mañana, el tenor mexicano realizó una audición privada con Miguel Lerín, biznieto del tenor catalán, Francesc Viñas, organizador del prestigioso concurso internacional que lleva su nombre y el manager por excelencia de los mejores artistas líricos. La presencia de Ricardo Bernal en el parqué operístico español está dando que hablar y a partir de ahora, todo está por escribir.
Gema Castellano
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