Se torna reivindicativo de elementos exquisitos de la moda de antaño y lo hace desde la Haute Couture, para dejarlo bien patente. Y es que la inteligencia creativa está en mejorar lo que ya existe, para conseguir tal grado de excelencia, que un día la creatividad se convierta en arte. Lagerfeld ha transformado Le Grand Palais des Champs Elysées, para este desfile Haute Couture Primavera 2012, en el lujoso interior de la clase preferente en un Boeing 787, con unas azafatas excepcionales que ofrecieron el famoso “azul azafata” en 150 versiones y los más ricos “tissus”. Una colección bellísima remarcada por los peinados; cardados estilo “punk” que alargan la figura.
Y es que Chanel se ha propuesto en esta colección una mujer privilegiadamente estilizada, que puede aprovechar los recursos estéticos más difíciles para ofrecer un “look” inolvidable. No será Karl Lagerfeldquién mantenga la prioridad de “coser” para todas. Son necesarios los cuellos de cisne y la talla de cadera justa para lucir unos escotes hiper elegantes y unas faldas todo sensualidad. Mangas “globo”, “remake” de las míticas chaquetas de tweed, faldas lápiz que se alargan y a veces terminan en forma “sirena”, vestidos de talle largo y bolsillos invisibles a la cadera en faldas y vestidos; un detalle muy práctico que, además, provoca un look “trash» perfectamente adaptado al peinado -de talante punk-, al negro -que no falta- y a los brillos de las “pailletes” tan del gusto de Lagerfeld.
Simplemente genial. Espíritu Mad Men liberado por la ideología “punk” y una actitud un tanto desafiante que modifica el significado de las prendas. Y -todo ello- sintetizado desde el punto de vista estético por un “maestro” que no hace sino dibujar el perfil de la nueva consumidora de lujo: mundana, accesible pero igualmente exquisita.
Gema Castellano