No son buenos tiempos para la investigación en España, y los plazos previstos por los científicos para la erradicación de enfermedades como el cáncer de mama, podrían entrar en contradicción con la cruda realidad.
Cuatro años han pasado desde que el Dr. Baselga me confesara, en una entrevista, que “el cáncer de mama no es una enfermedad, sino varias”. Pero hacía hincapié en que “si los tratamientos siguen evolucionando como hasta ahora, lo haremos desaparecer en veinte años”.
Mientras tanto, me insistía el eminente investigador, “incrementar las medidas preventivas como las mamografías periódicas y la resonancia magnética en mujeres en edad madura es fundamental; ya que el cáncer de mama es, básicamente, una enfermedad que aparece a una edad avanzada. Entre los 30 y los 70 años”.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se producen en el mundo casi un millón y medio de casos de cáncer de mama, de los cuales, 458.000 terminan en la muerte de la afectada. La mayoría de estos fallecimientos tienen lugar en países donde no se ha instalado el protocolo de detección mamográfica precoz.
En España se detectan más de 22.000 casos de cáncer de mama al año y sería absurdo ignorar que la nueva coyuntura político-económica, y por qué no decirlo, también ideológica y estratégica del gobierno del país, está influyendo -y mucho- en que el sistema de prevención precoz protocolario del cáncer de mama, en algunas comunidades autónomas, se esté deteriorando. Un dato absolutamente deplorable, teniendo en cuenta que el 85% de las mujeres afectadas por cáncer de mama, se cura si han obtenido una detección a tiempo.
Los recortes en la investigación y el deterioro de un protocolo de detección del cáncer de mama a cargo de la Seguridad Social, que reconocen abiertamente un 69% de las afectadas por la enfermedad, son el mayor fracaso respecto al control del diagnóstico y de la enfermedad; pero también, hablemos claro, un bofetón con la mano abierta en toda la cara, a la dignidad y a los derechos de las mujeres, por parte de la Administración.
Políticos como Javier Lasquetty, Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, han demostrado ya la insensibilidad administrativa dejando a 30.000 mujeres sin su diagnóstico anual y poniéndolas en alto riesgo. Y por esto, “la celebración este año del mes -octubre- dedicado a la lucha contra el cáncer de mama” es, si cabe, más reivindicativa que nunca en nuestro país.
En 2004, durante un encuentro anterior que tuve con el doctor Josep Baselga -en una conferencia organizada por el Queen Sofía Spanish Institute de New York– el jefe de oncología médica del Vall d’Hebron y del hospital Memorial Sloan-Kettering de Nueva York, me aseguraba que “el futuro está en el diagnóstico molecular del cáncer y de la investigación en los hospitales». Me dijo, con contundencia: “el cáncer es el enemigo público número uno”; y añadió: “las generaciones futuras se escandalizarán por los métodos con los que contamos ahora para intentar erradicar el cáncer, que pasan por ‘cortar’ con un bisturí, ‘quemar’ a los pacientes y usar ‘venenos’ que destruyen las células cancerígenas, pero también las sanas”. Les aseguro que es duro escuchar a un científico comprometido, aunque también esperanzador.
Josep Baselga está dejándose la piel en la investigación del cáncer de mama, que califica como “una enfermedad genética, que no hereditaria”. “Los tumores, que nunca son iguales, son muy listos”, me decía.
El Dr. Baselga está convencido de que “los pacientes que conocen la enfermedad tienen más posibilidades de curación” y en este sentido, su colaboración con la Fundación Fero es absoluta y dedicada; a pesar de su timidez y tendencia a anteponer la introspección científica a la actividad social.
Impulsada por el empresario y mecenas Leopoldo Rodés, la Fundación dedica parte de su actividad a concienciar a la población de que la “enfermedad existe, pero que se puede curar”. Por tanto, la lucha contra el cáncer es responsabilidad de todos. Fero ha implicado a lo largo de los años a personalidades de todos los ámbitos en la difusión de su mensaje y en la recaudación de fondos para la investigación del cáncer de mama; y este año es la familia TOUS la que intentará que la sociedad contribuya.
¿Y cómo?. Pues con la creación de una pulsera solidaria de lo más “chic”, que todos y todas deberíamos llevar en nuestras muñecas y regalar a nuestros amigos y familiares. La presentación de la pulsera tuvo lugar hace unos días en el espectacular espacio que TOUS inauguró el pasado verano en el 479 de la Avenida Diagonal de Barcelona y a ella asistieron la familia de joyeros en pleno, Piru Cantarell -de la Fundación Fero- y Helena Rakosnik, esposa del President de la Generalitat.
Sin duda esta pulsera es el mejor regalo que se le puede hacer a una mujer, porque representa la solidaridad y el compromiso.
Gema Castellano
@GemaCastellano
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