Publicado por vez primera en 1964, el Calendario Pirelli celebra este año en Milán sus primeros 50 años con una serie de iniciativas diversas, y en el marco de una velada excepcional en el centro de arte contemporáneo Hangar Bicocca de Pirelli, que tendrá como protagonistas a invitados, periodistas y coleccionistas del mundo.
Son varios los eventos organizados para celebrar la ocasión del cincuentenario. El pasado mes de junio en Nueva York se organizó una sesión de fotos con dos protagonistas de la imagen como Peter Lindbergh y Patrick Demarchelier (autores de las ediciones de 1996 y 2002 el primero y 2005 y 2008 el segundo) para fotografiar a un grupo de modelos que representaban la identidad visual de la historia reciente del Calendario: Alessandra Ambrosio, Helena Christensen, Isabeli Fontana, Miranda Kerr, Karolina Kurkova y Alek Wek.
1986: el año de los dos calendarios
Desde su lanzamiento, gracias a la intuición de Pirelli UK, el Calendario se dirige a un grupo restringido de apasionados que lo recibe como regalo. Es un objeto cargado de simbolismo, portador de una idea. Su exclusividad acrecienta su valor mediático y lo consagra en poco tiempo como objeto de culto. En 1971 se enviaron sendos ejemplares de “The Cal” a los ministros del Gobierno inglés, a la Familia Real inglesa y a una restringida lista de VIPs. Es un fenómeno que marca tendencias y un poderoso instrumento de comunicación.
A mediados de los años ochenta, Pirelli Italia, que había intuido perfectamente sus potencialidades globales, quiso hacerlo suyo. La única manera consistía en intentar llevar a cabo la hazaña. Empezó así un desafío, una “rivalidad” dentro de la empresa. Dos proyectos corren paralelos ignorándose.
Los ingleses, que trabajan desde 1984 bajo la batuta del director artístico Martin Walsh, ya han roto muchos tabúes, introduciendo elegantes imágenes de desnudos explícitos, y deciden encomendarle el proyecto al fotógrafo americano Bert Stern, el hombre que retrató a Marilyn Monroe cubierta con un velo, un fotógrafo que había empezado su carrera en la publicidad y más adelante inmortalizó a estrellas como Elizabeth Taylor y Audrey Hepburn.
Fue una decisión que pretendía marcar una nueva etapa en la evolución del proyecto: el acercamiento al mundo del cine y el espectáculo.
Pirelli Italia, en cambio, le ofreció el encargo a Helmut Newton. El fotógrafo alemán ya era una celebridad. En 1981, su libro “Big Nudes” le había consagrado como un protagonista de la cultura visual del siglo XX. Transformó la fotografía de moda en status. Rompió esquemas, saliendo del estudio del fotógrafo y sacando a las modelos a la calle. Sus instantáneas son secuencias que se convierten en reportajes glamurosos. Su idea de femineidad desnuda, en blanco y negro, es clásicamente estatuaria, pero transmite una poderosa carga erótica.
Al final, para representar el año 1986 se eligió el trabajo de Stern. Newton tuvo que abandonar el proyecto debido a problemas familiares. El Calendario que él concibió y realizó se archivó cual preciada “joya de la familia”, a la espera de la ocasión adecuada para hacer que brillara con luz propia.
Las fotos de Stern, en las que las modelos jugaban en imaginarios talleres de artistas modernos y contemporáneos, enfatizando el papel de sensuales musas, mostraban un mensaje coherente y funcional con el espíritu del Calendario de entonces.
El Calendario Pirelli 1986 de Helmut Newton: la historia
Cuando, en la primavera de 1985, Pirelli Italia le pidió a Helmut Newton que imaginara su Calendario, no le impuso límites de interpretación, pero el producto Pirelli tenía que aparecer de forma evidente en sus fotografías.
Fue un cambio radical, no sólo para el maestro, sino también para el Calendario, que hasta ese momento se había limitado a imágenes evocadoras, alejadas de la participación directa del negocio principal de Pirelli. De ese modo, hacen su aparición los neumáticos Pirelli en el estudio del proyecto italiano.
Hasta esos momentos, el reclamo publicitario había aparecido siempre matizado, o como mucho, se había mostrado la marca de un neumático sobre la arena (Uwe Ommer, The Cal 1984), o a la silueta gráfica del Cinturato en los trajes de escena (Norman Parkinson, The Cal 1985). Newton, que conoce la fuerza del Calendario, acepta el reto.
Las primeras instantáneas se realizaron en mayo, coincidiendo con el Gran Premio de Montecarlo, ciudad en la que vivía el fotógrafo. Luego, el equipo se trasladó a la Toscana, a Podere Terreno, en la zona del Chianti. Fue entre los viñedos y la campiña sienesa donde Newton halló la luz adecuada para su “The Cal” italiano.
Colinas, cipreses, casas de campo, tabernáculos, maquinaria agrícola, una pequeña gasolinera y asentamientos medievales ponen el telón de fondo a unas imágenes que recorren las atmósferas neorrealistas. La calle se convierte en la vía de fuga de la perspectiva para unas mujeres intensas y junónicas que recuerdan a las que el cine neorrealista hizo célebres a través de actrices como Silvana Mangano, Lucia Bosé o Sophia Loren, observadas por unos hombres que son una mera presencia espectadora.
Manuela Pavesi es una presencia constante al lado de Newton, mucho más que una estilista de moda encargada de interpretar el espíritu de aquella femineidad burlona e inquieta. Su papel es el de una guionista de costumbres. El maestro hurga en su propio imaginario, en su deseo de vitalidad, que se convierte en Eros, en busca de un estilo sensual, para transmitir su visión de la italianidad.
Manuela Pavesi le acompaña en su camino de creación y realización, compartiendo su punto de vista profundamente transgresivo e instintivo, unido a una capacidad de transformar contenidos provocativos en una imagen satinada.
Y cuando Helmut Newton tiene que abandonar el set y regresar a Montecarlo por un preceptivo asunto familiar, le entrega su cámara a Manuela, para que pueda colocarla siguiendo escrupulosamente sus instrucciones. Quién hace materialmente las fotografías es su asistente, Xavier Alloncle, pero el trabajo, ya casi finalizado, se termina con la paternidad artística de Newton.
El Calendario Pirelli 2014 es un calendario que, aún respetando el proyecto original incluso desde el punto de vista del diseño gráfico de las páginas, propone doce fotos de autor en blanco y negro acompañadas de 29 imágenes tomadas entre bastidores, que les devuelven a los apasionados aquella histórica obra en blanco y negro realizada entre el Chianti y Montecarlo en 1985.
La edición propuesta por Pirelli, y que hasta hoy no se había distribuido nunca en su totalidad, está basada en la idea proyectual de Newton, respetando absolutamente su obra. Las fotografías siguen su concepto creativo, y el producto final se ha editado de manera que refleje con absoluta fidelidad la visión artística del maestro.
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