“Mi padre hizo el relevo generacional a los 65 años”, nos decía entonces José María Puig Doria mientras asistíamos al (desfile de moda y joyas) en el que participaban jóvenes creadoras de tendencia pertenecientes a la alta sociedad, realizado al estilo de los shows que organizaba Karl Lagerfeld de la mano de unas entonces jovencísimas Carlota Casiraghi, Camila Al Fayed, Tatiana Santodomingo o Vanessa Paradis.
Un año antes, en 2006, había fallecido José María Puig Doria -fundador de la firma y vanguardista creador- al que le gustaba recordar que su primer diseño de joya fue una lágrima que regaló y dedicó a una niña enferma de leucemia. Un hombre carismático, sin duda, pionero y visionario -creó la primera línea de joyería en plata en el año 1969- en cuanto a la creación exclusiva de joyas se refiere, que consiguió dotar de una tridimensionalidad a las joyas absolutamente inaudita en los años ’40 del siglo pasado. No en vano había estudiado arquitectura en la Escuela Massana de Barcelona y heredó el sentido de las perspectiva de su padre, discípulo de Gaudí.
Desde su joyería de la Avenida Diagonal y bajo la batuta de José María Puig Doria -hijo del fundador y heredero en su proyecto de la creación de joyas exclusivas y personalizadas- la familia Puig Doria sigue lanzando destellos de elegancia y sofisticación en sus diseños.
Desde su joyería de la Avenida Diagonal y bajo la batuta de José María Puig Doria -hijo del fundador y heredero en su proyecto de la creación de joyas exclusivas y personalizadas- la familia Puig Doria sigue lanzando destellos de elegancia y sofisticación en sus diseños. Pero desde esta Navidad de 2015, las colecciones se presentan en un nuevo escenario. Porque una vez consolidada la incorporación de Beth y Cristina, con su marca Boria & Coria, era previsible una remodelación de sus espacios.
Ha sido la interiorista Isabel Farré la que según el gusto del actual patriarca, ha despejado espacios, ha puesto en valor rincones, ha dotado al lugar del arte de recibir y ha visibilizado -como anécdota decorativa- los cientos de valiosísimos moldes históricos de joyas de la Casa; moldes que han salido de los cajones de seguridad para poner color al férreo gris de los elementos de interiorismo de hierro y forja.
Sin duda, la remodelación de la joyería Puig Doria bien merece una visita. Y no solo porque sus nuevas colecciones de joyas rozan la espectacularidad, sino también porque el espacio es digno de pertenecer a las guías más exquisitas de una Barcelona de lujo internacional.
Gema Castellano @GemaCastellano
Pulse las Fotos para Ampliarlas