El compositor ha dado nombre en Salzburgo a bares, hoteles, restaurantes y hasta a tartas que compiten duramente con la famosa ‘tarta Sacher’ que parece no seguir la misma receta en todos los establecimientos; aunque es igualmente calórica.
La Familia Fürst lleva 5 generaciones elaborando a mano y sin conservantes sus bombones Mozart del que, en un envoltorio plateado con la cara del compositor austriaco, se vanaglorian ser los originales. Cada año producen 3 millones de unidades que se venden, exclusivamente, en 2 cafeterías y 3 tiendas de Salzburgo. Una de ellas junto a la fábrica en las inmediaciones de la Domplatz, donde se instala el principal de los 6 mercados de Navidad y que se extiende por la vecina Residentzplatz.
El principal mercado de Salzburgo es uno de los mercados de adviento más bellos y antiguos del mundo y atrae tanto a visitantes como a lugareños
Salzburg se rinde ante la música -mejor si es de Mozart- y a final de año claudica ante la magia de Navidad. Combina sus dos debilidades en los meses de noviembre y diciembre -fechas en las que los Mercados de Navidad abren sus puertas- pero es en “Christmas in Saltzburg” donde la Navidad es perpetua. Cientos, miles de huevos decorados a mano que, aunque se venden por unidades, se amontonan en la tienda a la espera de clientes que los compran por docenas.
A diferencia de otros mercados navideños en Salzburgo Sí suenan villancicos constantemente. Los coros los cantan con tanto entusiasmo como en Oberndorf, localidad a 15 km de Salzburgo donde nació el famoso “Stille Nacht, heilige Nacht” o lo que es lo mismo, “Noche de paz”. La magia de la composición de Joseph Mohr con música de Franz Gruber, de la que se cumplen 200 años, crean el ambiente para sucumbir a las voces de las escolanías que, en cualquier rincón, siguen el compás de la batuta del director. Las frías tardes de Salzburgo también son amenizadas cada sábado, a las seis y media, por la “Salzburger Turmbläser” en la Plaza de la Residencia.
Caseta tras caseta, mercado tras mercado, rivalizan en silencio por ofrecer los adornos artesanales más originales. Colocados con esmero, como si de una competición se tratara, reciben los mismos cuidados que los seres “animados” a los que se refresca con ambientadores naturales para convertirlos en más atrayentes.
‘Hellbrunner Adventzauber’ es, probablemente, el mercadillo de Navidad que más gusta a los niños ya que pueden disfrutar de su zoológico, asar salchichas en una fogata, hornear pan y jugar en los múltiples espacios que se habilitan para ellos. Poco les interesa saber que están en uno de los edificios más ostentosos del renacimiento tardío, obra de Santino Solari, constructor también de la Catedral de Salzburgo donde fue bautizado Joseph Mohr. Los “Juegos de agua” con los que el príncipe arzobispo Markus Sittikus, propietario de esa inmensa casa de verano, entretenía a sus invitados hacen las delicias de los niños, en los meses estivales.
Hay que mencionar otro mercadillo de navidad en el interior de la ‘Fortaleza Hohensalzburg’ Se encuentra en una de las colinas, lo que permite tener unas buenas vistas sobre la ciudad. También los hay más pequeños, como el mercadillo de Mirabell, muy visitado pese a ser de dimensiones más reducidas.
No resulta difícil quedarse atrapado por el encanto de una ciudad cuyo casco antiguo está compuesto de edificios con una media de 600 años perfectamente conservados y que muestran su edad sin tapujos mediante coloridos dibujos en la parte superior. Patrimonio de la UNESCO desde 1997, de sus fachadas cuelgan imponentes medallones dejando constancia del oficio que realizaba quien allí vivía. Un encanto que se conserva siglos después con calles convertidas en ejes comerciales que, sin embargo, mantienen alejadas a los macrocentros.
Un juego de palabras por la deficiente pronunciación del nombre original terminó derivando en ‘Getreidegasse‘ -calle de los cereales- nombre de la calle en la que está la casa natal, hoy museo, de Mozart. Un edificio de 800 años de cuyos tejados siguen prendidas las argollas de las que se colgaban cubos de agua para hacer frente a posibles incendios. La fachada exterior conserva los llamadores originales y pervive la cocina comunitaria. El museo contiene retratos, cartas, composiciones originales y el violín del genio que se presta a músicos prodigio.
Salzburgo se ha convertido en referente cultural mundial gracias a Mozart, quien aseguraba que no había mejor ciudad que Viena. De sus 35 años de vida, más de 10 los dedicó a viajar para ofrecer su música por diferentes ciudades de Austria, Alemania, Francia, Inglaterra, Italia y Holanda. Viajes en coches de caballos, llamados “Fiaker”, similares a los que hoy realizan recorridos turísticos por la ciudad y tras los que circula una bicicleta para recoger excrementos de los equinos. Durante todo el año se celebran cenas con conciertos de Mozart en el restaurante St. Peter Stiftskulinarium, el más antiguo de Europa central y al que ya acudía la familia Mozart. Sus salones barrocos, sus altos y decorados techos con la suntuosa decoración navideña, en estas fechas, hacen de él una visita obligada.
Colinda con un monasterio benedictino en el que aún viven 30 monjes que conforman la comunidad más antigua de habla alemana en el territorio. Entre ambos edificios se encuentra el cementerio de St. Peter, uno de los más bellos y antiguos del mundo. En él está enterrada “Nannerl” la única hermana de Mozart, una mujer tan virtuosa como él pese a tener que abandonar la música tras contraer matrimonio. En ese cementerio, de atmosfera agradable, se rodó una escena de la película “Sonrisas y lágrimas”, film que también incluyó otros escenarios de Salzburgo como los jardines de Mirabell (desprovistos de belleza en invierno) o el Palacio de Hellbrunn. Lugar estelar del cementerio son también las catacumbas de origen paleocristiano.
Las mejores vistas de la ciudad, pese a que no lleguen a ser visibles los mercados de Navidad, se obtienen desde la cima de una de las 5 colinas que rodean la ciudad. A la vista quedan las agujas de las torres de las iglesias, el río con sus puentes, la Fortaleza Hohensalzburg -símbolo de la ciudad de Salzburgo- y, de fondo, las montañas nevadas.
Tiene lógica que el principal mercado de Navidad se asiente en la plaza de la Catedral, con una bella cúpula de 71 metros de altura de coloridos frescos que recogen escenas del antiguo testamento, 7 campanas que dicen ser las que mejor sonido tienen de todo el país y 5 órganos independientes. Con capacidad para 10.000 personas tardó en construirse 14 años. En ella contrajeron matrimonio los padres de Mozart y en su pila románica fue bautizado el compositor, quien fue más tarde su organista.
Recomendamos:
• Sentarse a descansar mientras se toma un café y un trozo de tarta en el Café Bazar, junto al río y a pocos metros de la sede de Sacher en Salzburgo; otra opción. No desmerece, en absoluto, pasar un rato en el Café Mozart, que conserva su encanto original.
• Probar las tapas del moderno restaurante Sternbräu. Pequeñas porciones de platos magníficamente presentados.
• Cenar o comer en Zum fidelen Affen, Zwettler’s y Steinlechner, restaurantes típicos que trabajan muy bien las carnes.
• Reservar una tarde-noche para el concierto de Mozart en St. Peter Stiftskulinarium. Lo de menos es la comida que, aunque riquísima, no resulta económica ya que no incluye la bebida.
¿Sabias que..?
• Salzburgo fue una de las ciudades candidatas para acoger la sede del museo Guggenheim.
• En la colina M32, en la que estaba prevista su construcción, hoy se eleva el Museo de Arte Moderno.
• La cúpula de la catedral quedó totalmente destruida durante la segunda guerra mundial y fue restaurada en 1959.
• El apellido Mozart no sobrevivió al Siglo XIX, ya que ninguno de los hijos de Mozart tuvo descendencia.
• Cada año, el 27 de enero, fecha del nacimiento de Mozart, a la entrada de la casa-museo -que ese día, no cobra la entrada- se reparte vino caliente y dulces.
• El violín de Mozart, que se guarda en el museo, se prestó por última vez a una niña de Salzburgo que, en 2016, viajo a China para ofrer un concierto.
• El palacio Mirabell, donde hoy hay oficinas de la administración, fue la residencia de la amante del príncipe arzobispo Wolf Dietrich, con quien tuvo 15 hijos.
Araceli Viqueira @AraceliViqueira