Cruzar el umbral de La Alvaroteca, supone adentrarse en una atrevida propuesta gastronómica. Un restaurante ubicado en la ciudad andaluza de Málaga, que nada tiene que ver con la tradición, ni los convencionalismos y que acaba de ser muy merecidamente incluido en la prestigiosa Guía Repsol.

El chef Álvaro Ávila
Es la locura de su artífice, el encantador malagueño Álvaro Ávila. Un joven chef que está dando mucho que hablar debido a su creatividad culinaria que, acompañada de una técnica impecable, se plasma en una sublime colección de platos destinados a conquistar los sentidos. Una cocina que rompe esquemas, descoloca y engancha. Pequeñas joyas gastronómicas que Álvaro elabora partiendo de las mejores materias primas con el objetivo de que cada visita sea una aventura gastronómica inolvidable.
Rebelde, irreverente y atrevido ante los fogones, Álvaro nos eclipsa con su desbordante creatividad, por lo que cuando se visita La Alvaroteca lo mejor, sin duda, es pedir la carta blanca y ponerse en manos de Álvaro, dejarse sorprender y empaparse de lleno de su esencia.
Entre los platos más icónicos destacan el «tartar de atún rojo de Almadraba con caviar Oscietra y regañá Don Pelayo de algas«, el «gunkan de ortiguillas de mar con huevo de codorniz y jamón ibérico Dehesa de los Monteros«, la «Ostra de Normandía Nº2 aderezada con leche de tigre de coco y perlas de maracuyá«, o la «tosta de arroz negro deshidratado con anguila ahumada alioli, ajo negro y salicornia«. Una pequeña muestra de los sublimes manjares que salen de la cocina de Álvaro. Bocados que alcanzan su punto álgido con magníficos maridajes que perfila para potenciar al máximo los matices de sus creaciones.
No se pueden pasar por alto sus llamativos postres. La joya de la corona, su «seta a base de mousse de trufa blanca con toques de coco, chocolate, menta y frutos rojos». Un dulce sofisticado, espectacular y sublime que invita a dejarse llevar.
Gustavo Egusquiza