Los datos sobre el suicidio de los jóvenes son preocupantes. Un 3% intenta suicidarse y tenemos casos prácticamente todos los días. En 2021 exactamente 61 adolescentes lo consiguieron. En los últimos cinco años además se ha detectado un incremento. Es un fenómeno que está ocurriendo a nivel de todo el mundo; una tendencia que ya veíamos pre pandemia y a la que se está poniendo mucho foco en postpandemia porque si no hacemos cosas preventivas lo esperable es que vayan en aumento.
Hay que aclarar que el covid probablemente haya sido catalizador de algo que ya estaba ahí, no ha sido una causa o una consecuencia y así lo perciben los servicios de salud mental infantojuvenil En Cataluña antes del 2017 teníamos un proyecto piloto de detección de la conducta suicida y de intervención precoz»
Dra. Iria Méndez
«¡Mi hija no!» responden muchas madres negando la evidencia; y argumentan: “Yo lo sabría. Mi hija y yo somos amigas”. Casi un 30% de los jóvenes y adolescentes europeos son ‘cutters‘ (se cortan, se autolesionan) y lo que antes era un acto privado, ahora se exhibe en las redes sociales reclamando “likes”.
¿Qué hay detrás de una autolesión recurrente?
En abril de 2019 entrevistamos a Iria Méndez, psiquiatra especializada en trastorno afectivos en niños y adolescentes del Hospital Clínic de Barcelona. Entonces nos decía que la práctica de la autolesión no tiene por qué estar vinculada necesariamente con el suicidio, aunque sí es cierto que la cifra de adolescentes y jóvenes que deciden quitarse la vida también está creciendo.
Se ha demostrado científicamente que la incapacidad de gestionar sus emociones y afectos, además de la falta de tolerancia a la frustración, lleva a los adolescentes a infringirse dolor físico, más tolerable que el emocional, porque las endorfinas segregadas por el dolor físico calma momentáneamente el dolor psíquico.
Lo cierto es que los expertos están alertando de una manera alarmante sobre lo que los padres demasiadas veces no quieren ver. Excesivo uso del móvil y de Internet, aislamiento, consumo habitual de alcohol y cannabis, falta de actividades extraescolares… y, sobretodo, ausencia de control parental. Circunstancias que encierran a adolescentes y jóvenes en un mundo hermético, complicado y a veces caótico del que los padres saben muy poco.
La doctora Iria Méndez forma parte del Grupo Greta para el estudio de las autolesiones creado por los equipos del Hospital Clínic, de Sant Joan de Deu, de los hospitales de Manresa e Igualada, de Parc Taulí y de Sant Pau, que ya han calificado la autolesión en jóvenes y adolescentes como epidemia similar a la de la heroína en los años ‘80, y por eso volvemos a entrevistarla 4 años después. Porque la ‘epidemia’ que nos vaticinó, efectivamente, no ha parado de crecer.