La prevención frente a picaduras de insectos no es solo una cuestión de confort. Se trata de la medida más efectiva para evitar enfermedades graves como el dengue, la malaria, el zika o la fiebre chikungunya. Según la OMS, los mosquitos por sí solos son responsables de más de 700.000 muertes anuales a nivel mundial, una cifra que subraya la necesidad de adoptar protocolos rigurosos de protección, especialmente en contextos tropicales o viajes a zonas de riesgo.
La importancia de la sensatez: prevenir desde la planificación
Aunque existe una variedad de métodos sofisticados, el sentido común debe regir todas las decisiones. Así como no tiene sentido conducir en España con casco ignífugo, tampoco lo tiene aventurarse en una zona endémica sin medidas básicas de protección. Incluso estando vacunado, las picaduras deben evitarse: ninguna vacuna garantiza una eficacia del 100%. Como responsable del diseño del Protocolo Mercurio, ampliamente implementado en empresas españolas para la gestión de la seguridad personal de trabajadores en el extranjero—vamos a exponer con detalle las principales medidas para protegerse eficazmente de picaduras de insectos y otros vectores biológicos.
Protección cutánea: repelentes con base científica
Las zonas de piel expuesta deben tratarse con repelentes eficaces, en especial aquellos que contengan un 50% de DEET. Concentraciones superiores no ofrecen mayor eficacia, mientras que niveles inferiores reducen drásticamente el tiempo de protección.
En farmacias españolas están disponibles productos como Relec Fuerte o Goibi Xtreme, adecuados para uso tropical. Para estancias prolongadas o ambientes extremos, destaca el Expedition Endurance, que combina un 20% de DEET con un agente que retrasa la evaporación, garantizando hasta 12 horas de protección.
La aplicación correcta implica pulverizar a unos 35 centímetros de distancia y frotar para asegurar cobertura uniforme. Debido a su base aceitosa, es recomendable aplicarlos tras la ducha y sobre una toalla para evitar resbalones. Cuando se requiere protección solar, esta debe aplicarse antes del repelente.
En zonas sensibles, el producto debe aplicarse con la mano. Un uso intensivo puede requerir unos 100 ml cada dos semanas, por lo que se sugiere prever el doble en envases separados.
Además, se debe minimizar la exposición cutánea mediante ropa de manga larga y pantalones, idealmente tratados con repelente para textiles. En el caso de faldas por razones culturales, se recomienda usar medias tratadas. El calzado cerrado es imprescindible en ambientes tropicales.
Para la infancia, siempre se debe consultar al pediatra antes de viajar.
Tratamiento de la ropa: la eficacia del permetrina
En zonas de riesgo extremo, la ropa también debe tratarse con permetrina, un insecticida con acción repelente que no debe aplicarse sobre la piel. El producto recomendado es EX4, que se aplica en la cara exterior de las prendas, dejándolas secar al menos dos horas en un lugar ventilado. Su efecto dura aproximadamente dos semanas y resiste un lavado a mano con agua fría, aunque se recomienda reponer el tratamiento tras cada lavado.
Una estrategia útil es utilizar ropa interior sin tratar para permitir lavados frecuentes, y aplicar permetrina únicamente a la ropa exterior y los calcetines. Para controlar las fechas de aplicación, se sugiere incluir en los bolsillos un pequeño cartón con la fecha del tratamiento.
Equipamiento adicional: botas, mosquiteras y vivacs
También se pueden tratar botas, tiendas de campaña y mosquiteras con productos como EX8, formulado originalmente para impregnar redes mosquiteras. Este puede aplicarse también con pincel sobre tejidos más resistentes.
Frente a las barreras físicas, destacan soluciones como el saco sin relleno impregnado en repelente, que aísla del contacto con la cama. Las mosquiteras tratadas con piretrina son fundamentales para dormir en zonas de riesgo. Las versiones más prácticas, como el domo individual con estructura plegable, se montan en menos de un minuto. También existen mosquiteras de rostro combinadas con sombreros impermeables, ideales para caminatas en zonas infestadas.
Garrapatas: el enemigo silencioso
Presente tanto en la naturaleza como en alojamientos de calidad, la garrapata es un vector discreto pero peligroso. Permanecer demasiado tiempo adherida a la piel eleva las probabilidades de contagio de enfermedades graves. La mejor defensa es cubrir toda la piel con ropa tratada, de colores claros para facilitar su detección. Evitar el contacto con animales y la vegetación baja también es fundamental. Si se detecta una garrapata, debe extraerse con cuidado y sin presionarla, ya que esto puede introducir bacterias en el organismo. Se pueden usar pinzas específicas o incluso tarjetas adaptadas para este fin.
Cuatro recomendaciones clave antes de viajar
Fiebre en el extranjero = emergencia médica. Es fundamental consultar a un médico local sin esperar al regreso. Su conocimiento del contexto puede ser vital.
Controlar el dengue. Existen cuatro serotipos. Las reinfecciones aumentan el riesgo de sufrir formas graves de la enfermedad.
Cuidado con el mosquito tigre. Presente en España desde 2005, el Aedes albopictus es vector de enfermedades como el dengue y la fiebre amarilla. Si regresa de una zona endémica, mantenga medidas preventivas durante el periodo necesario.
Evitar aspecto militar en zonas conflictivas. La estética de ciertos accesorios puede tener consecuencias indeseadas.
Preparación e información: claves de un viaje seguro
Antes del viaje, es fundamental probar los productos una semana antes sobre la piel, consultar con el médico o el servicio de sanidad exterior de la comunidad autónoma y seguir las indicaciones del Ministerio de Asuntos Exteriores. Para dudas adicionales, lo más prudente es recurrir a especialistas en seguridad para viajeros.
Finalmente, recuerden “Una actitud curiosa y crítica es el mejor aliado de tu supervivencia”.
Artículo redactado con asistencia de IA (Ref. APA: OpenAI. (2025). ChatGPT (versión 12 mayo). OpenAI)