Santafé de Bogotá, julio 14 del 2000
Doctor
ANDRES PASTRANA ARANGO
Presidente de la República
Doctor
GUSTAVO BELL
Vicepresidente de la República
Doctor
HUMBERTO DE LA CALLE LOMBANA
Ministro del Interior
Doctor
ALFONSO GOMEZ MENDEZ
Fiscal General de la Nación
Doctor
JAIME BERNAL CUELLAR
Procurador General de la Nación
Doctor
CAMILO GOMEZ
Alto Consejero de Paz
Doctor
JOSE FERNANDO CASTRO CAICEDO
Defensor Nacional del Pueblo
Reciban un respetuoso saludo.
Por tercera ocasión en los últimos siete días queremos dejar en sus despachos nuestra Constancia Histórica y nuestra profunda Censura Moral ante sus silencios y sus omisiones frente a las actuaciones y las responsabilidades de la Brigada XVII en la tragedia que ha vivido y que vive la primera experiencia de Comunidad de Paz en el corregimiento de San José de Apartadó.
Con el paso de los días son más contundentes las evidencias que verifican, ratifican y sustentan a la luz de la raz¢n humana que las estructuras paraestatales se apoyan, sustentan y fundamentan en las fuerzas regulares como onicas responsables de la destrucci¢n, persecuci¢n y asesinatos sistem ticos en la Comunidad de Paz. Como en el pasado su din mica de terror se anuncia con la amenaza, se expresa en la intimidaci¢n, se recuerda en el acoso psicol¢gico, se reestructura en la persecuci¢n y se llega al climax en la ejecuci¢n del crimen perfecto. Despu’s de la muerte indigna, a sangre y fuego, el cinismo. Despu’s de la muerte al justo, la mentira. Despu’s de la muerte a los hombres de paz, la impunidad. Labrado el camino de la noche y la niebla, el c¡nico continoa su guerra, guerra sucia, guerra a los pobres. Hoy como ayer no cesan los atentados, las violaciones a la dignidad humana, la negaci¢n del derecho a la neutralidad, al ejercicio de ser poblaci¢n civil en medio de la guerra.
Ahora nuevamente dejamos a ustedes el conocimiento de los anuncios de los victimarios. Nadie podr decir que no se supo, tampoco argumentar que no se pod¡a evitar y mucho menos evadir sus responsabilidades.
El domingo 9 de julio al promediar el medio d¡a, integrantes de la Brigada XVII, junto con integrantes de los grupos paramilitares hicieron presencia en la vereda La Linda, corregimiento de San Jos’ de Apartad¢ a hora y media del casco urbano. Entre los paramilitares se encontraba el desertor de las FARC – EP apodado «Alfredo», qui’n como expresamos en nuestra Constancia del 8 de julio particip¢ en la masacre de 6 campesinos de la Comunidad de Paz en la vereda «La Uni¢n». Al lado de las fuerzas militares se encontraba la exguerrillera Patricia y otro desertor apodado «Gerardo».
Los armados ingresaron a la casa del campesino MANUEL HERRERA saquearon la vivienda, hurtaron bienes familiares y a trav’s de ‘l amenazaron a toda la comunidad expresando: «vamos a seguir asesinando, ya no solo a bala como en La Uni¢n sino que les vamos a mochar la cabeza». D¡as antes de la masacre en La Uni¢n el ej’rcito ejerc¡a control sobre los alrededores de la Comunidad de Paz tanto en la vereda como en el casco urbano del corregimiento. Con posterioridad a la masacre la presencia de militares y paramilitares se ha extendido a las veredas del corregimiento Bellavista, Mulatos, La Linda, La Cristalina, Buenos Aires, presionando, hostigando y robando los v¡veres de los campesinos.
Pero si esta situaci¢n es persistente y continua, desde hace 40 meses, estamos enfrente de una acci¢n sistem tica, de una estructura, de una pol¡tica y de unos modelos de represi¢n, afinados en la impunidad.
Por eso no es de extra_ar, los procedimientos y la descontextualizaci¢n de las actuaciones judiciales. El Fiscal designado para asumir el caso, luego que el Fiscal de Apartad¢ tomar las primeras declaraciones a familiares y testigos, se present¢ en el casco urbano de San Jos’ de Apartad¢, el pasado mi’rcoles 12 de julio a las 4:25 p.m., acompa_ado del Comandante de la Polic¡a de Urab JESUS ANTONIO GOMEZ MENDEZ, miembros del Cuerpo T’cnicos de Investigaciones, de la SIJIN y de otros escoltas que se movilizaron en moto y con sus rostros semicubiertos con pa_oletas oscuras. Al lado de ellos un civil tomaba con aparente discreci¢n im genes de San Jos’ de Apartad¢.
Procedimientos e inicios inadecuados. Cualquier lector desprevenido percibe que la masacre ocurri¢ en la vereda La Uni¢n del corregimiento de San Jos’ de Apartad¢ y no en el casco urbano de San Jos’ de Apartad¢. ¨Por qu’ no se dirigi¢ a La Uni¢n? ¨Se desconoce que los perpetradores de la masacre entraron encapuchados, qu’ significa un operativo en la Comunidad de Paz con hombres armados y sus rostros semiocultos con pa_oletas? ¨Por qu’ no se dirigieron actuaciones judiciales frente a los responsables de los hechos, que se ocultan tras prendas institucionales que les otorgan fueros especiales? Todo recae nuevamente en el c¡rculo vicioso: lo fundamental son los testigos. ¨Pero por qu’ no se ha actuado frente a los victimarios que a pocas horas pueden ser tomados en flagrancia? Victimarios directos y c¢mplices, apoyos y ejecutores, en el mismo corregimiento intimidando y aterrorizando. Otros en compensaci¢n, de descanso. Otros en las guarniciones militares, tal vez, preparando la pr¢xima incursi¢n . ¨Por qu’ nunca los que hoy son desertores de la insurgencia armada han sido buscados en los archivos de las instalaciones militares o en los lugares en los que se evidencia en estrechos v¡nculos con los militares?.
En esta cruda realidad, la Pol¡tica de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario se derrumba. No hay acciones efectivas no hay voluntad para evitar nuevos atentados. + De qu’ sirve un formal apoyo a las Comunidades de Paz en los documentos oficiales o su presentaci¢n internacional en el Plan Colombia, cuando esta experiencia primera de neutralidad en medio de la guerra, es cuestionada, estigmatizada y aniquilada por el mismo Estado?. +No es acaso un contrasentido?
Ante los nuevos anuncios de atentados contra la Comunidad de Paz no es suficiente decir: !Basta ya!. Es necesario decir que aqu¡ no hubo garant¡as ni voluntad. Es evidente que hasta tanto los responsables directos e indirectos de tan graves atentados no sean destituidos, sancionados y castigados, todas las acciones son un artificio y ser n motivo de juego y de risa. Ante la impunidad a lo que se ha llegado es al cinismo actitud oltima de nuestro erosionado Estado de Derecho.
Desde nuestra Constancia Hist¢rica y Censura Moral esperamos que algon d¡a la conciencia de la humanidad permita esclarecer y juzgar los silencios, las omisiones, las complicidades y las participaciones que posibilitaron y desarrollaron este nuevo genocidio, anunciado y nunca evitado. Si un nuevo da_o irreparable contra la Comunidad de Paz se realiza la humanidad por lo menos sabr qui’nes son los responsables.
Con profundo dolor,
COMISI.N INTERCONGREGACIONAL DE JUSTICIA Y PAZ