Hace dos años me encuentro desocupado y mi situación es desesperante porque ello afecta mi dignidad humana y porque ya no podemos, con mi esposa, brindar a nuestros hijos un futuro cierto. Sobre todo en este momento en el que el sueldo de mi esposa (300 U$S) sería reducido a la mitad por el Gobierno de mi Provincia (Corrientes).
Otros connacionales tienen situaciones particulares aún mas desventajosas, llegando a darse circunstancias en las que ambos cónyuges son desocupados; miles de personas que han perdido sus bienes y viven de la caridad pública. Cuando digo pública me refiero a la caridad del ciudadano común, no del Estado, que no cumple con sus obligaciones básicas (proveer o coadyuvar al gozo de los derechos humanos fundamentales).
Situaciones similares han sufrido los españoles a mediados del siglo pasado y han sido recibidos sin requisitos burocráticos y con las brazos abiertos por mi país. Uno de esos españoles es mi abuelo Paco, que vino a la Argentina con mi abuela Trini y mi padre Diego siendo recibidos cálidamente por éste bendito suelo que hoy expulsa a sus nietos.
Aquí mi padre tuvo educación y cobijo, se recibió de Contador Público Nacional y llegó a ser incluso, un funcionario público de alto rango de la Provincia de Corrientes.
Hoy necesito realizar el camino inverso al que realizaron mis abuelos y me encuentro con la noticia de que mi padre tiene que recuperar la nacionalidad para que yo pueda nacionalizarme en vuestro país, en una serie de trámites que llevarían por lo menos siete u ocho meses.¡Una eternidad!
¿Sabían que por cada muerto en circunstancias violentas existen tres ciudadanos que se suicidan en mi país?
¡Por favor, agilizen los trámites,promuevan la inmigración en vuestro país de ciudadanos argentinos! Si no lo hacen movidos por la solidaridad que demostró el pueblo español, háganlo de puro egoísmo,ya que a vuestro país le vendría bien importar mano de obra calificada como existe en mi país, y aún trabajadores sin demasiada capacitación para evitar que vuestro sistema previsional colapse en 10 años por poseer una desfavorable pirámide poblacional.
Diego Cazorla Artieda
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