Con “Mínimal”, Rosa Clará ha llevado la innovación al diseño de vestidos de novia; siempre tan dados al “sobretrabajado” como sinónimo de espectacularidad y sofisticación a la hora de impresionar en el altar. Con una imagen límpia e impecable que recuerda a las “prima donnas” del ballet clásico, pero recurriendo a la nobleza de materiales como el tul, el voile de seda o el punto de seda, Clará evidencia, en esta colección, su capacidad para imponer tendencias en el sector de lo nupcial y su gusto por la innovación como arma para seguir liderando la demanda.
El glamour de las divas de los ’50 ha llegado de la mano de la línea “Soft”, una apuesta por las líneas ajustadas al cuerpo, siempre segura, que la diseñadora ha renovado otorgando a los vestidos una gran caída y añadiendo unos drapeados que a veces sobraban, enamorados ya del atrevido minimalismo de la bellísima primera colección.
En lo que respecta a lo más comercial Rosa Clará ha puesto sobre a pasarela el “Volumen”, tipificado en faldas amplísimas, cinturas muy marcadas con talles altos -a veces también bajos-, y cuerpos de encaje de chantilly. En definitiva, la diseñadora catalana no deja cabos sueltos. Al igual que su marca, su oferta para 2012 es global -para todas las novias- y tampoco olvida que el gusto por la innovación es lo que la mantendrá el la élite del diseño en lo que a imagen de marca se refiere. En este aspecto ha vuelto a poner “una pica en Flandes”, porque su “ensayo” sobre el mínimal es absolutamente brillante.
Gema Castellano
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