Desde los 80, tanto Fabio McNamara como Antonio Villa-Toro han ejercido de primeros espadas de dos disciplinas aparentemente tan alejadas entre si como la música y la pintura, pero sólo aparentemente porque son muy frecuentes ya los casos de hermanamiento de melodías y pinceles -como han dejado de manifiesto las 2 ediciones de la exposición “Los colores de la música”- y en estos 2 los artistas con resultados clamorosos: Fabio compartió con Pedro Almodóvar toda la gloria y el glamour cañí de Almodóvar & McNamara, aquella experiencia erótico-festiva-musical que puso patas arriba la música española en tiempos de la muy sobada movida, con aciertos como “Gran ganga” o “Voy a ser mamá”, entre otras perlas, y Antonio Villatoro, en compañía de otros puso en pié aquel disparatado Tiramisú letal y junto a Agustín Querol dio forma a “El club del Vampiro”. Querol, por su parte, a principios de los 90 fue componente del grupo tecno-pop NSQ junto a Juan Sueiro (actualmente fundador de SPAM) y Azucena Recoveni (miembro más tarde del grupo dance Kadoc, junto a Moli) con los que editó dos discos y realizó dos giras, y mas tarde, en 1995, entró a formar parte de McNamara junto a Luís Miguélez, el propio Fabio y Juan Tormento para la gira del LP “A ttutti plain”, y con éste último formó luego el grupo Panavisión. ¿Hay quien dé más?
Con estos precedentes, a nadie se le ocurrirá dudar de que el contenido del álbum de debut de Sarassas Music en una bomba, desde su propio título (“Mariclones”) hasta el potente sonido que arropa una selección de canciones creadas y producidas poniéndose el mundo por montera en un coctail explosivo: No hay bajo el cielo, hoy por hoy, un disparate musical tan certero y divertido como el contenido de este “Mariclones”, en donde conviven con total naturalidad “Quién es ese hombre”, un regattón explosivo que desafía las leyes de la gravedad en el recopilatorio “Ardientes. Canciones a punto de ebullición”, con otras joyas como la supuestamente debida a las ondas de Radio Nacional de Transilvania, o la ya conocida “Hija de puta internacional", por poner sólo 3 ejemplos supremos de surrealismo musical al borde del delirio.
Así que preparen su hígado y otras vísceras sensibles, porque después de oir “Mariclones” ya no volverán a ser las mismas, seguro. Y, en adelante, Sarassas Music tendrá ya para siempre un rinconcito asegurado en la parte mas disparatada de su corazón, aquella donde guardan las experiencias sensibles que, de puro extremas, son imposibles de catalogar.
¿Quién es ese hombre? – SARASSAS MUSIC
Más Info:
http://www.susurrando.es
http://www.myspace.com/sarassasmusic