Pasadas dos semanas de la ratificación del pacto de accionistas que firmaron el BSCH y el Banco central chileno, el mundo de las finanzas empieza a percatarse de que el Banco de Santiago no será una simple inversión financiera para el grupo español, sino que se convierte en un activo importante, que sin duda deberá adaptarse a la filosofía del BSCH.
De momento y a instancias del Santander Central Hispano, el Santiago deberá terminar el proceso de internacionalización que ya comenzó con el grupo Luksic y adoptar las premisas de rentabilidad, eficiencia y servicio al cliente, insignias del BSCH adoptadas ya por la administración de Fernando Cañas.
Además, los proyectos de remodelación de sucursales y renovación tecnológica, deberán ser presentados en breve a la junta directiva.
Si tenemos en cuenta que el BSCH tiene solo ocho representantes en la junta directiva, todas estas exigencias hacen pensar que el grupo español tiene una influencia relevante en las decisiones sobre el Santiago y que por tanto, la tan cacareada independencia que tendría la institución podría ser visiblemente cuestionada.
Pero pese a las críticas, no sería ético culpar al BSCH de salvaguardar sus intereses, si lo sería, – sin embargo -, analizar las contradicciones en las que han incurrido las autoridades chilenas, a la hora de tratar esta operación.
En el mes de enero, – cuando el Banco Santander y en BCH anunciaron en España su fusión -, la Superintendencia de bancos chilena se apresuró a comentar que una concentración del 30% en la concesión de créditos podría crear una situación de posición dominante, pero meses después no presentó ningún problema a la hora de autorizar la compra del Santiago por el Santander, favoreciendo que el grupo español se hiciera con el 28% de la cuota de mercado.
Es cierto que el Santander contrajo una serie de compromisos con la Superintendencia para evitar esta concentración, pero del dicho al hecho hay mucho trecho y no es filosofía la del Santander la de ceder terreno, sobretodo si es latino.
La información que la Superintendencia ha dado sobre los acuerdos de independencia que firmó con el BSCH, es muy ambigua y esta situación ha sumido a los mercados chilenos en el desconcierto.
No se ha precisado si el Santander, -como se dijo en su día -, venderá uno de sus bancos en el transcurso del año, o se optará por la venta de cartera, la cual sería otra solución para una reducción de participación en el mercado.
Lo cierto es que la concentración es un aspecto fundamental para la estabilidad del sistema financiero chileno, por lo que la Superintendencia deberá definirse en breve ofreciendo transparencia y ejerciendo su rol fiscalizador.
Mañana miércoles 2 de junio, el Banco Central deberá reunirse con la Comisión de Hacienda del Senado, con el fin de hacer públicos los acuerdos que suscribió con el BSCH y como se llegaron a firmar, ya que por el momento permanecen en el más absoluto de los secretos.
Rodrigo Asenjo, – fiscal económico -, sigue oponiéndose a la operación entre el BSCH y el Banco Central Chileno, por lo que a finales de la pasada semana pidió de nuevo datos sobre dicho acuerdo, acusando al Central de ofrecer información privilegiada al BSCH para que pudiera quedarse con el Santiago.
Así pues, nada está dicho todavía sobre la macro operación financiera realizada por el grupo español en Chile.
MAñANA EL CENTRAL DEBERá DAR EXPLICACIONES
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