Que en Argentina la inestabilidad laboral es hoy día moneda corriente no es novedad. Que sobre las distintas reformas laborales encaradas por el gobierno del menemismo y la actual administración del presidente Fernando de la Rúa mucho se ha escrito. Y que la desocupación en el país sigue creciendo tampoco causa sorpresa. Lamentablemente es algo que se ha naturalizado a punto tal que algunos economistas y políticos lo consideran tan lógico como que la noche continúe al día.
La actividad periodística no podía escapar a los avatares de la grave crisis que, desde hace mucho tiempo, azota a la nación como un temporal que no se sabe cuando se aplacará.
Ese huracán arrasó con 200 puestos de trabajo en el grupo periodístico Clarín, afectando a trabajadores del periódico del mismo nombre y del diario deportivo Olé.
Dicho de esta forma suena a una gota más en la lluvia. Pero no fue así. Y para una aclaración que nadie interprete que nos empuja una actitud corporativa. Es el drama de millones de personas (m s de 2 millones y medio segon las cifras oficiales) y no nomeros como lo quieren hacer ver los tecn¢cratas de las estad¡sticas.
Y ahora adentr’monos en la historia de lo que sucedi¢.
El oltimo s bado 4, el grupo Clar¡n (que le debe al Estado m s de 2500 millones de pesos o d¢lares en concepto de grav menes) despidi¢ a 200 empleados pertenecientes al staff del matutino Clar¡n y del diario Ol’, adem s anunci¢ el pr¢ximo cierre de la revista deportiva M¡stica. El argumento del directorio del holding fue «reestructuraci¢n». Empero, detr s de ese ardid se escond¡a la verdadera causal.
Para arribar a la misma, en primer lugar debemos recordar que en el mes de julio pasado la empresa hab¡a despedido a 20 trabajadores en lo que represent¢ «una avanzada de la empresa contra el Estatuto del Periodista imponiendo 9 horas de trabajo, la precarizaci¢n de las condiciones generales de trabajo, rebajas salariales disfrazadas de efectivizaciones y un clima de amedrentamiento y presi¢n constantes», sostienen los trabajadores despedidos.
Ante este panorama, cabe destacar que los trabajadores de ambos peri¢dicos -el 26 de julio- realizaron una Asamblea en la cual revocaron el mandato de dos delegados de la Comisi¢n Interna. Segon nos se_alaron trabajadores que prefirieron mantener en reserva su identidad, ambos delegados respond¡an a los intereses patronales.
En agosto 564 trabajadores eligieron a una nueva Comisi¢n Gremial Interna (CGI) la cual est conformada por 10 delegados.
Como era previsible la empresa, no s¢lo se neg¢ a recibir a la nueva comisi¢n sino que los despidi¢.
Esto gener¢ el inmediato repudio de los trabajadores quienes exigieron la reincorporaci¢n de los cesanteados y el reconocimiento, por parte de la empresa, de la nueva comisi¢n y el inicio inmediato del di logo.
Ahora podemos retomar las motivaciones por las cuales el holding despidi¢ a los trabajadores. En tal sentido, la CGI de Clar¡n y Ol’ afirman que la verdadera intenci¢n «ha sido silenciar y reprimir la organizaci¢n sindical de los trabajadores ya que el salvaje acto de despido se efectu¢ tres meses despu’s de la elecci¢n de una nueva Comisi¢n Gremial Interna (…)».
Empero las cosas no quedaron all¡. El domingo 5 la patronal impidi¢ a trav’s de un operativo policial y de «matones particulares» que los trabajadores realizaran asambleas y medidas de fuerza en rechazo a los despidos. Tanto los empleados que permanecen en ambos diarios, cuanto las personas que se acercaron para solidarizarse con quienes perdieron sus puestos laborales fueron salvajemente golpeados por las fuerzas de seguridad y los matones.
El martes 7, la CGI mediante un comunicado precis¢ «denunciamos a la empresa, la misma que se jacta de ‘estar al lado de la gente’, a fin de que se conozca la realidad de los hechos y pedimos la solidaridad de todos quienes quieran sumarse a nuestra pelea por nuestra reincorporaci¢n y por el respeto a las libertades sindicales para poder reclamar por nuestros derechos».
As¡ las cosas, en la misma jornada se realiz¢ una Asamblea en la cual los trabajadores decidieron demandar a la empresa el inicio del di logo y solicitaron al Ministerio de Trabajo declare la conciliaci¢n obligatoria en el conflicto. Al tiempo repudiaron la presencia de los dirigentes de la Uni¢n de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires, a quienes acusan de «haberse lavado las manos».
Alberto Bastia
Jefe Corresponsal¡as Informativos.Net en Am’rica Latina