Vicente Fox Quesada, horas antes de asumir la primera magistratura, acompañado de sus hijos y algunos de sus más cercanos colaboradores, ingreso en la Basílica de Guadalupe, templo de la Virgen María.
Una multitud lo recibió a tempranas horas de la mañana en las inmediaciones, porras aplausos, vítores y saludos, fueron las expresiones de apoyo que recibió de las personas congregadas allí.
Ya en el interior de la Basílica, a la que acudió para dar las gracias a la virgen y pedirle que ilumine el camino de su mandato, oró el ôyo pecadorö.
Poco después, abordó el vehículo y se dirigió hacia el barrio de Tepito para desayunar con los ôniños de la calleö, de esta manera cumplió con una de sus promesas electorales.
Allí, y vestido al estilo tradicional vaquero, desayunó, con junto a 8 anfitriones, tamales y atole, tradicional comida de ese país. En la calles fueron dispuestas unas 45 mesas para los residentes del populoso barrio de la capital azteca.
En varias pancartas colocadas en las calles pod¡a leerse: «Vicente di siempre la verdad».
Mariachis acompa_aron el desayuno, junto a su mesa, mientras desayunaba el mariachi le dedic¢ a Fox una de sus canciones favoritas, «El hijo desobediente».
Fox, escuch¢ atentamente a los vecinos de Tepito, y una de las organizadoras del encuentro, Luc¡a Ruano, le hizo entrega de «diez mandamientos para gobernar M’xico» Posteriormente le expres¢: «Vicente, esta es tu casa, no puedo decirte m s».
Al finalizar el desayuno, quien jurar¡a poco tiempo despu’s como Presidente, ingres¢ en una de las viviendas del barrio para cambiar su vestimenta y marchar hacia el Congreso de la Uni¢n, a prestar el juramento de marras.
M¢nica Escayola
Corresponsal Informativos.Net en Am’rica Latina