Los crímenes se produjeron en diferentes localidades de dicho departamento del noreste colombiano. Cuatro campesinos murieron en Casacará en el municipio de Codazzi. Los otros 8 restantes fueron ejecutados en la comunidad La Bodega, perteneciente al mismo municipio.
A decir de los vecinos de estos dos lugares, los paramilitares acusaron a sus víctimas de ser simpatizantes de las guerrillas izquierdistas. Las Autodefensas Unidas de Colombia, mejor conocidos como paramilitares, han sembrado el terror de manera sanguinaria.
En una década de presencia paramilitar el número de víctimas es muy superior a las contabilizadas en los casi 40 años de lucha guerrillera. El gobierno colombiano, que formara y protegiera a los paramilitares ya ven en ellos a un problema que se les salió de control, aunque muchos jefes del Ejército los apoyan incondicionalmente. (Co/LY YZ/Pm-Pb/Vi/mc)