En los últimos dos años el aumento de poder en el ejército y la política de los paramilitares (conocidos como «Auto-Defensas Unidos de Colombia», las AUC) ha conseguido acercarse a tener el control político futuro en Colombia con un ejército brutal ilegal.
Los oficiales Colombianos admiten que las AUC son responsables del 80% de todos los asesinatos políticos y masacres el año pasado. Carlos Castaño, fundador y comandante en jefe de las AUC tiene 22 órdenes de arresto por masacres, secuestros, asesinatos y tráfico de drogas. Tanto la Embajadora Americana en Bogotá, Anne Patterson, como el Comandante en Jefe de los EE.UU. han advertido que ahora las AUC son la amenaza más grande para la democracia en Colombia.
Mientras tanto el proceso de paz entre el Presidente Andrés Pastrana y el grupo más importante de la guerrilla, los fundadores de las FARC se debilita. Para apoyar su insurgencia las guerrillas siguen atemorizando a la clase media urbana con secuestros y extorsión. Crece el número de Colombianos que creen que los AUC son la onica fuerza capaz de acabar con las guerrillas Colombianas y escuchan a Casta_o, el cual se pinta h bilmente como el «defensor de la clase media». Cuando Colombia se prepara para las elecciones presidenciales de Junio del 2002 muchos creen que la ofensiva militar de las AUC est cerca de lograr su objetivo a largo plazo: introducir la agenda pol¡tica de los patrocinadores de la extrema derecha de las AUC en la pol¡tica mayoritaria Colombiana.
Tradicionalmente los Colombianos han votado al centro. Ahora el centro est desbordado por el caos, la polarizaci¢n y los seguidores de Casta_o. Una coalici¢n de ideolog¡a extremista compuesta por ganaderos y empresarios, narco-traficantes, pol¡ticos regionales y oficiales del ej’rcito, en activo, jubilados o asalariados se han estado preparando para llenar el vac¡o. El extremista Alvaro Uribe Velez , candidato presidencial independiente, educado en Oxford y Harvard, al que los analistas pol¡ticos-entre ellos el anterior presidente Alfonso L¢pez Michelsen y el columnista m s influyente del pa¡s Roberto Espinoso (Dartagnan de «El Tiempo»)- han declarado que Uribe es como la cara poblica pol¡tica. En la oltima encuesta Gallup de Abril el 25% de los entrevistados le apoyaban, comparado con el 17% en Diciembre del 2000 y el 3% en Agosto del mismo a_o.
Uribe, cuyo padre fue asesinado por las FARC est idealmente cualificado para explotar la creciente furia y desespero popular. Como gobernador de Antioquia foment¢ los grupos de auto-defensa c¡vicos que bajo su vigilancia llegaron a ser asesinos paramilitares. +l dijo que si le eligiesen crear¡a una milicia civil y dar¡a armas a un mill¢n de Colombianos en zonas rurales para que patrullasen por los campos y proporcionasen al ej’rcito y la polic¡a informaci¢n. Uribe estaba presente cuando esta idea fue propuesta por primera vez por los ganaderos en su Conferencia Nacional el pasado Noviembre en Cartagena. All¡ en una sala de congresos repleta de ganaderos, haciendo el saludo Falangista, fue recibida por los asistentes poni’ndose en pie y aplaudiendo. Los cr¡ticos dicen que el plan de Uribe suena como la legalizaci¢n de los paramilitares.
Mientras Colombia se aclara, est en juego un programa pol¡tico mucho m s revolucionario y mucho m s radicalmente opuesto a la constituci¢n democr tica Colombiana que a cualquiera de las otras ofertas confusas anticuadas de corte socialista marxista-leninista que abrazan las guerrillas. Alentado por el poder militar de las AUC de Casta_o, Colombia se arriesga a encontrarse con el primer gobierno totalitario apoyado democr ticamente en Latino Am’rica cuyo cometido es lanzar una guerra a gran escala para exterminar la enemiga guerrilla interna.
LA ESCALADA PARAMILITAR
Hasta hace poco los gobiernos de Bogot y Washington, obsesionados con las dificultades en el proceso de la paz, el boom de las cosechas de drogas y del creciente terrorismo de la guerrilla, han ignorado la amenaza paramilitar, ‘sto fue un shock para ellos cuando el Ministerio de Defensa hizo poblicas las cifras, en Diciembre del 2000, revelando que en los oltimos dos a_os los miembros de las AUC han duplicado de 4.000 a mas de 8.000 tropas. Los analistas militares prev’n que si los paramilitares continoan creciendo a este paso pronto sobrepasaran las fuerzas del ej’rcito de campesinos de las FARC que actualmente cuenta con 17.000 combatientes.
No obstante estas cifras ya pueden ser caducas. Desde el verano pasado, en todas las zonas donde las AUC han aumentado sus operaciones oltimamente, los comandantes de las AUC ha estado llevando a cabo una campa_a de reclutamiento agresiva, incluso a la fuerza. En una carta reciente al Presidente Pastrana, Carlos dice tener 11.000 hombres armados y en Mayo pasado hablando para el diario Madrile_o «El Mundo» declar¢ que hoy la cifra supera los 10.000. Mientras tanto se alcanzan niveles de pobreza record y el desempleo rural empuja a los j¢venes campesinos a unirse a las filas de tanto las guerrillas como los paramilitares. Los oltimos pagan mejor, sus tropas viven mejor, comen mejor, viajan en coches m s grandes y tienen mas ‘xito con las mujeres.
El sueldo base para las tropas est entre $200 a $400 al mes. A trav’s de empresas tapadera Casta_o les proporciona seguro m’dico, e incluso seguridad social a las tropas que se dice que tienen 10 d¡as libres cada cuatro semanas. No obstante el car cter mafioso de las AUC es m s visible en el reclutamiento de los comandantes del frente. Estos son elegidos cumpliendo un perfil establecido. Si es posible han de tener un historial en inteligencia y se les ofrece un cambio completo de identidad que incluye cirug¡a pl stica, transformando su f¡sico, si lo desean, pero se les proh¡be jam s volver a su vida anterior y se han de comprometer con las AUC durante un m¡nimo de 10 a_os. Un comandante tiene la responsabilidad de formar una unidad de 50 hombres divididos en tres grupos controlando cada uno un rea de 250 hect reas cuadradas. +l tiene que acatar las ¢rdenes para cometer atrocidades y instruir a sus tropas para que estos las ejecuten. Ellos pueden ganar $4.000 al mes.
Casta_o afirma que 1.000 antiguos soldados y oficiales del ej’rcito, incluyendo algunos despedidos del ej’rcito Colombiano por lo que oficialmente describen como «problemas disciplinarios», ahora han pasado a las filas de las AUC. Muchos se han alistado para ser comandantes. Las fuerzas de los AUC est n ahora operando virtualmente por su propia voluntad en 26 de las 32 provincias en Colombia y mantienen una presencia permanente en m s de 400 de los casi 1.000 municipios. En los oltimos dos a_os han aumentado su capacidad operativa desde su fuerte tradicional en el norte de Putumayo, linda al sur con la frontera Ecuatoriana y al este con la frontera Venezolana. Casta_o declar¢ en «El Mundo» en Mayo que las AUC est n activos en el 70% del territorio Colombiano.
Como dice Garc¡a M rquez cada masacre es «anunciada». Los habitantes en el lugar elegido para el pr¢ximo ataque siempre reciben amenazas anteriormente (a trav’s de octavillas, graffitis o verbalmente) por un proceso que los campesinos Colombianos llaman «el correo de las brujas.»
A continuaci¢n llega el escuadr¢n de la muerte. Hombres fuertemente armados llegan en camiones al lugar seleccionado de d¡a o de noche y bloquean todos los puntos de entrada o salida. Luego reonen a la poblaci¢n en algon lugar poblico y c’ntrico, generalmente la plaza central. El informante, una figura encapuchada portando una lista de nombres se mueve silenciosamente entre la multitud seleccionando a los individuos para la matanza se_al ndoles con el dedo. El informante que suele ser un vecino o alguien conocido en la comunidad identifica a aquellos que de ahora en adelante se les define como «auxiliares de guerrilla.» Para ser auxiliar basta con haber vendido algo a un guerrillero, haberle dado clases a algon chico que se uni¢ a las filas rebeldes, haber perdido los documentos de identidad o incluso vestir el tipo de indumentaria equ¡voco. Cuando ha concluido el trabajo del confidente los hombres y mujeres condenados son llevados al lugar de tortura y ejecuci¢n mientras que la poblaci¢n es obligada ha presenciar la agon¡a de sus vecinos y familiares. Cuando la matanza acaba, la retirada del escuadr¢n de la muerte tambi’n sigue un patr¢n. Frecuentemente obligan a una de las aldeanas a cocinarles y servirles, antes de irse saquean y queman algunas casas y advierten a los sobrevivientes que volver n a acabar un trabajo en proceso.
«La «Masacre de La Motosierra» es real en Colombia,» dijo visiblemente afectado, Ernesto Cifuentes, Defensor del Pueblo, a periodistas Colombianos regresando del lugar de una reciente atrocidad paramilitar. Durante Semana Santa se calcula que unos 200 AUC paramilitares hicieron una matanza desenfrenada en doce comunidades, unas Indias pobres y otras Afro-Colombianas agr¡colas, situadas en una regi¢n aislada y abandonada al sudoeste de Cauca en el ri¢ Naya. Cifuentes, antiguo juez conservador del Tribunal Constitucional hab¡a acompa_ado a oficiales judiciales que solo pudieron llegar a la escena del crimen en helic¢pteros del ej’rcito.
Afectados por la escena los oficiales deambularon entre las ruinas quemadas y saqueadas que hab¡an sido el hogar de 20 v¡ctimas o m s. Sus cuerpos y restos fueron recogidos de los campos y arroyos, siendo cargados en redes que colgaban de los helic¢pteros que se los llevaron. Muchos hab¡an sido decapitados con un golpe de machete, otros hab¡an sido mutilados y matados con motosierras. Las autoridades fueron incapaces de llegar a las aldeas m s remotas donde los sobrevivientes insist¡an que encontrar¡an m s cuerpos de amigos y vecinos. No hay carreteras en Naya.
De lo ocurrido en Naya hay mucho que aprender. En Naya como en otras atrocidades la muerte no era el onico objetivo. Pongamos por ejemplo la masacre en el diminuto pueblo norte_o de El Salado en Julio del 2000 donde el escuadr¢n de la muerte bail¢ y vitore¢ mientras la mosica ensordecedora sal¡a del altavoz del pueblo tardando dos d¡as y medio en torturar, violar, aporrear y a veces estrangular a 36 personas, at ndoles primero a una mesa en el centro de la cancha de baloncesto.
Otro ejemplo es el de la masacre de Chengue en Enero pasado, all¡ 50 paramilitares en camiones entraron en una comunidad de agricultores de aguacates a las 4:30 de la ma_ana, les sacaron de sus casas, les pusieron en fila en la plaza y les aplastaron el cr neo con rocas y un mazo. En estas y otras escenas similares el objetivo paramilitar es crear terror y as¡ forzar a la poblaci¢n cercana a huir dejando la tierra libre para sus simpatizantes.
Casta_o conoce la inutilidad de un censo en un pa¡s donde un largo historial de violencia rural ha fracasado en cualquier cambio. Segon esta l¢gica lo que cuenta es c¢mo matas y el grado de dolor y terror que puedes infligir. Esa es la lecci¢n en Naya, El Salado y Chengue.
Los paramilitares que cometieron la masacre en Naya pertenec¡an a una unidad de las AUC llamada El Frente Farallones. El Farallones y dos frentes compa_eros, el Pac¡fico y el Paez se formaron el a_o pasado. Son ramas de una unidad AUC -llamada el Frente Calima – que surgi¢ en la ciudad de Cali en el verano de 1999 poco despu’s de un secuestro masivo en una iglesia local por las guerrillas ELN. Los investigadores gubernamentales concluyeron que el Frente Calima fue organizado por la 3 Brigada del Ej’rcito Colombiano con la ayuda de Carlos Casta_o y un grupo adinerado local, incluyendo narco-traficantes. Los civiles proporcionaron la financiaci¢n para las necesidades operativas del nuevo frente, los oficiales en activo de la 3 Brigada aportaron la inteligencia y apoyo log¡stica mientras Casta_o puso las tropas.
Human Rights Watch, cuyas investigaciones sobre el Frente Calima confirmaron los informes de los oficiales Colombianos que muchos de los comandantes del Calima eran reclutados de las filas de antiguos oficiales del ej’rcito. Los investigadores del gobierno y Naciones Unidas insisten que la facilidad con la que los frentes paramilitares, el Farall¢n, el Pac¡fico y el Paez han consolidado y extendido su capacidad operativa a lo largo del sudoeste de Colombia el a_o pasado hubiese sido imposible sin la relaci¢n existente entre los AUC y la 3 Brigada afincada en Cali. En Bogot d¡as despu’s de la masacre de Naya, Eduardo Cifuentes denunci¢ el fracaso del gobierno de frenar «una masacre anunciada.» +l afirmo que el pueblo de Naya hab¡a suplicado protecci¢n desde el pasado Diciembre. En las semanas anteriores a la masacre la Comisi¢n de Derechos Humanos OEA hab¡a dado instrucciones al gobierno Colombiano para especialmente proteger las comunidades de la zona de Naya. La Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas inform¢ que hab¡a alertado a las autoridades dos d¡as antes de que empezase la matanza a cerca de una fuerza paramilitar con 300 miembros se adentraba en la zona de Naya. Pero al igual que ocurre en Colombia semana tras semana el ej’rcito no levant¢ un dedo para proteger a la poblaci¢n en peligro.
D¡as despu’s en lo que se describi¢ como la operaci¢n militar m s grande hasta hoy contra los paramilitares, se dice que los soldados arrestaron a 57 participantes de la masacre. El Presidente Pastrana vol¢ desde Bogot para presidir la exhibici¢n de los prisioneros y el material b’lico capturado. La verdad era menos gloriosa, los «cautivos» del ej’rcito estaban huyendo de un encuentro con las guerrillas cuando los soldados les salvaron la vida. Recientemente la fuerte presi¢n internacional para que el gobierno de Pastrana se imponga a cualquier coalici¢n entre el ej’rcito y los paramilitares est empezando ha mostrar resultados. El General Tapias sabe que es primordial cortar el cord¢n umbilical que une a sus fuerzas y las AUC y que el mensaje les ha empezado a llegar a comandantes individuales en el campo, como al comandante de la 5 Brigada en Magdalena Medio, el General Mart¡n Orlando Carre_o. Pero la relaci¢n entre las AUC, sus simpatizantes, la pol¡tica y el ej’rcito establecido est arraigada en una historia comon, unida por un enemigo comon y fomentada por la extensa corrupci¢n -los comandantes de las AUC no carecen de fondos para comprar la cooperaci¢n en el campo de los malpagados oficiales del ej’rcito. Adem s la sinergia entre las fuerzas del estado y los AUC que se les ha permitido crecer por la pasividad, negaci¢n oficial y un clima de tolerancia social a los cr¡menes paramilitares.
Hace solo unas semanas un diplom tico que pidi¢ se guardara su anonimato, volvi¢ de una visita al norte de Colombia donde hab¡a visto «con mis propios ojos» a los notorios «co-patrujalles» (patrullas conjuntas de la polic¡a y los paramilitares). Conduciendo por la calle a plena luz del d¡a estaba el coche de polic¡a y justo detr s siguiendo un cami¢n con tropas AUC armadas y de uniforme. Cuando el reportero de la BBC Jeremy McDermott lleg¢ a Puerto Assis, Putumayo el pasado Agosto buscando el cuartel general de los paramilitares locales solo tuvo que coger el primer taxi que vio al salir de su hotel y decirle que lo llevase all¡.
Segon McDermott, «Ni pesta_e¢, simplemente puso el coche en marcha y se fue r pidamente por las calles bacheadas, pasando el control del ej’rcito y saliendo del pueblo.» Cuando lleg¢ a su destino McDermott se encontr¢ en una villa lujosa alejada de la carretera «a cinco minutos en coche de la base local del ej’rcito,» y » una escena reminiscente al apogeo de los barones de la droga en Medell¡n hace una d’cada,» la casa ten¡a gimnasio, mesas de billar al aire libre y chicas guapas descansando alrededor de la piscina con sus novios paramilitares con el pelo rapado.
Tambi’n conoci¢ a un antiguo sargento del ej’rcito Colombiano, que se present¢ como el oficial instructor del Bloque Sure_o de las AUC, con 800 miembros que controla el pueblo y la regi¢n colindante. El comandante «Yair» orgullosamente inform¢ a McDermott que estaba impartiendo los conocimientos adquiridos durante sus sesiones de instrucci¢n por Las Fuerzas Especiales de EE.UU. en el Fuerte Benning y el Fuerte Worth. No obstante no todas las instituciones Colombianas se han mantenido pasivas. La oficina del Fiscal General ha lanzado una cruzada, en solitario, contra Casta_o, y recientemente ha formado una coalici¢n para ofensivas conjuntas entre los miembros del ej’rcito y la polic¡a que comparten ideolog¡a. El 24 de Mayo al concluir una investigaci¢n de dos a_os, Alfonso G¢mez M’ndez, Fiscal General, envi¢ una fuerza de trabajo conjunta de investigadores judiciales, agentes de la polic¡a y Fuerzas Especiales del ej’rcito a C¢rdoba, la capital de la provincia de Monter¡a, cuartel general de los mayores financiadores de Casta_o- ganaderos de Antioqu¡a, C¢rdoba y Santander.
La polic¡a hizo 36 arrestos antes del amanecer en tres ciudades. En Monter¡a, los investigadores hicieron una redada en las oficinas de la poderosa Federaci¢n de Ganaderos de C¢rdoba(Ganacor) requisando documentos y ordenadores. Rastrearon residencias y empresas pertenecientes a personas destacadas en la regi¢n incluyendo la de un senador, el anterior Presidente de Ganacor, mano derecha de Casta_o y estratega militar durante mucho tiempo, Salvatore Mancuso. Hijo de emigrantes Italianos, Mancuso, es un rico ganadero y comandante paramilitar. Tambi’n tiene 10 ¢rdenes de arresto por masacres y asesinatos.
Esta redada fue la victoria m s importante conseguida por el Fiscal General y su plantilla en los oltimos cuatro a_os pero el precio que han pagado por su continua y solitaria lucha ha sido desorbitado. Entre Enero y Septiembre del 2000 han sido asesinados once investigadores, tres lograron sobrevivir los intentos de matarlos, once desaparecieron y otros 21 recibieron amenazas de muerte. Adem s se sabe que en los oltimos dos a_os agentes de inteligencia de Casta_o se han infiltrado en las oficinas del fiscal.
Desde que apareci¢ por primera vez en la entrevista televisiva de 90 minutos, sin precedentes, en Marzo del 2000, Casta_o se ha convertido en la estrella de los medios de comunicaci¢n. Con el pelo muy corto, vestido de sport, aunque con pantalones de algod¢n impecablemente planchados, camisa, corbata y sentado en una silla de imitaci¢n antigua, insist¡a «Mi ‘tica no me permite asesinar una persona inocente.» Hablando muy deprisa, sus oscuros ojos inquietos ardiendo con nerviosa intensidad, justific¢ todas las matanzas-todos guerrilleros vestidos de civil,». Se pint¢ como el salvador atormentado de su «querida patria»; el onico defensor de «la gente de bien,» abandonados a su destino por los poderes. Dijo que le¡a la Biblia todas las noches y que hablar con Dios «me calma y nutre». Nombr¢ a Orianna Fallaci y Garc¡a M rquez como sus autores favoritos y acab¢ la entrevista recitando una poes¡a completa de Mario Benedetti. El d¡a siguiente, el 38% de los encuestados dijeron que su opini¢n hab¡a cambiado y que era inteligente, congruente y al contrario de esos guerrilleros mentirosos «‘l dec¡a la verdad.» Aquella noche, la transformaci¢n de Casta_o de g ngster a estrella medi tica hab¡a empezado triunfalmente. Nueve meses despu’s volvi¢ al canal de la competencia, RCN, vistiendo un jersey de pescador blanco y «hablaba con mucho encanto y sencilla l¢gica,» segon la revista Time (28 de Noviembre del 2000. En una reciente entrevista para Le Monde, Casta_o explic¢, «(las AUC) no son paramilitares sino un movimiento patri¢tico anti-subversi¢n civil, (que es) onico en el mundo.
Nuestro onico enemigo son las guerrillas que han convertido a la clase media en objetivo militar. Casta_o no es candidato para ningon cargo aunque los objetivos pol¡ticos de su campa_a en los medios son claros. +l cree en la ideolog¡a a la que sirve y necesita encontrar algon modo de sentarse a la mesa de negociaciones para introducir su proyecto paramilitar en la pol¡tica generalizada: bloquear las negociaciones con las guerrillas y ser absuelto de sus cr¡menes.
Tambi’n quiere ser el que reparte el poder, y a medida que construye su imagen personal los analistas Colombianos ven m s evidente la sinergia entre ‘l y Uribe. Casta_o est abriendo el camino para un l¡der autoritario que comparta sus metas.
Quiz s lo est’ consiguiendo al literalmente retirarse de la escena poblica. El 27 de Mayo Casta_o anunci¢ su «irrevocable» retiro como Comandante Jefe de las AUC y no se le ha visto desde entonces. Los expertos est n perplejos. ¨Ha sido eliminado-literal o pol¡ticamente? +Es m s poderoso que nunca en la retaguardia? Lo cierto es que su visi¢n de la futura Colombia ya existe en varios lugares. Para hacerse idea de c¢mo ser¡a la vida en la Colombia de «Paz con Orden» solo se necesita visitar cualquiera de las regiones controladas por las AUC, donde el nuevo modelo de vida rural est establecido y funcionando. Jim Johnson, corresponsal del Miami Herald, visit¢ Apartado, una ciudad en la costa norte de Urab , controlada por los paramilitares. Informa que la pol¡tica de esta ciudad tropical en el extremo de la pen¡nsula Dari’n se ha hecho tan de derechas que la onica comparaci¢n que le venia en mente era de la Italia fascista antes de la Segunda Guerra Mundial.
Pistoleros patrullaban las calles, el miedo y la desconfianza pesaban en la homeda atm¢sfera. Todo el mundo se vigilaba;nadie se atrev¡a a dar su opini¢n sobre ningon tema. En zonas donde las fuerzas de Casta_o son la ley cada muestra de vida privada o comunitaria est sujeta a las r¡gidas reglas de comportamiento establecidas: ni los pendientes ni el pelo largo est n permitidos para a los hombres, y a las mujeres no se les permite llevar minifaldas ni pantalones; el estudio de la filosof¡a est prohibido en las escuelas, solo ciertos tipos de mosica son permitidos en las discotecas; los festivales ‘tnicos y culturales y muchas ceremonias religiosas tambi’n est n prohibidos – hace unos a_os en ciertos pueblos de C¢rdoba, Casta_o prohibi¢ que se celebrase la Navidad- viajar esta restringido; y hay arbitrarios toques de queda.
En la costa norte_a, en algunas partes de C¢rdoba y Magdalena Medio Casta_o tambi’n controla la selecci¢n y elecci¢n de las autoridades locales. Los alcaldes, los concejales e incluso los congresistas y gobernadores son todos «su gente». Cuando el fil¢sofo Franc’s Bernard Henri-L’vy le entrevist¢ hace poco en su rancho en C¢rdoba, (Le Monde 2 de Junio del 2000) le pregunt¢ por que hab¡a dado la orden de matar al alcalde local, Casta_o contest¢, » porque nuestro trabajo es poner en poder a los representantes del pueblo. Si alguien en C¢rdoba insiste en presentarse donde no es querido entonces le amenazamos. Es verdad. Es normal.»
Pero existe otra cara de la moneda. En las «zonas liberadas» de C¢rdoba y Urab , donde las AUC han echado a las guerrillas y repoblado la zona con sus propios simpatizantes, Casta_o ha introducido la segunda etapa de su proyecto pol¡tico, una campa_a para ganarse con alma y mente al pueblo, que est llenado el vaci¢ hist¢rico del estado. FUNDIPAZ es una «fundaci¢n» creada por Casta_o hace dos a_os, co-financiada- con el dinero del tr fico de drogas- por las AUC y las m s peque_os ACU, (Grupos de Auto-Defensa de C¢rdoba y Urab , donde se originaron las AUC.). Administrado por su cu_ada, Teresa G¢mez, FUNDIPAZ ha financiado carreteras, colegios y alojamiento, tiene brigadas m’dicas gratuitas, medicina subvencionada, escolarizaci¢n para todos y educaci¢n para adultos. Muchos beneficiarios de estos servicios se han convertido en un marco de intimidaci¢n prevalente y crueles controles sociales y de comportamiento, es dif¡cil calcular el alcance de este apoyo. Pero para aquellos que nunca han conocido la seguridad, protecci¢n o los servicios poblicos las d divas de Casta_o suponen una transformaci¢n en su mundo.
Esta primavera, despu’s de cientos de muertes y una campa_a de terror por las calles y barrios que dur¢ un a_o, las AUC completaron la captura del estrat’gico puerto Barrancabermeja, productor de petr¢leo, la primera gran ciudad que ca¡a bajo el control de Casta_o. En Mayo trasladaron la guerra rural a la capital. Como habitualmente, Casta_o hab¡a anunciado la presencia de sus fuerzas en Bogot mucho antes de que las bombas empezasen a explotar. En Enero le hab¡a dicho a la prensa que un nuevo frente de las AUC, el Frente Capital, pronto desmantelar¡a la red de suministros de las guerrillas en Bogot , identificar¡a e eliminar¡a a los «subversivos» a los que Casta_o define como «objetivos militares.» +Y qui’n es un subversivo? El pasado Enero y escribiendo desde el exilio al que hab¡a sido forzado unas semanas antes por amenazas de los paramilitares, Sergio Otalera Montenegro, analista y columnista semanal del diario independiente de Bogot , «El Espectador», describ¡a el objetivo pol¡tico al que sirven Casta_o y las AUC. «Los or¡genes siniestros de los paramilitares y sus verdaderos protectores no est n exclusivamente arraigados en el conflicto a muerte con las guerrillas. La verdad es que detr s de los escuadrones de la muerte ha habido 15 a_os de guerra sucia con el prop¢sito de desarticular cada movimiento leg¡timo, organizado y popular y as¡ realmente destruir cualquier posibilidad de construir una alternativa democr tica en oposici¢n abierta ha los partidos tradicionales.» Lo que Otalero describe es una agenda pol¡tica que combinada con las masacres rurales limpia las tierras por medio Casta_o y sus paramilitares, que tan fielmente ejecutan por encargo de sus simpatizantes.
Esta es la agenda pol¡tica letal que hoy amenaza la pr¢xima campa_a electoral y motiva los asesinatos en serie de los intelectuales, l¡deres de paz, organizadores laborales, trabajadores judiciales honrados, defensores de derechos humanos, periodistas y activistas ‘tnicos y comunitarios Colombianos. En los oltimos cuatro a_os m s de 50 oficiales judiciales y por encima de 40 activistas de derechos humanos han sido asesinados y veintenas m s han sido forzados a huir del pa¡s. La mayor¡a de los periodistas Colombianos de investigaci¢n con experiencia han muerto o han tenido que huir por su trabajo.
Este a_o y el pasado los paramilitares han intensificado su infiltraci¢n en los sindicatos y universidades. Dirigentes sindicales, catedr ticos, y estudiantes est n siendo asesinados y aterrorizados para silenciarlos. Cuando Bernard Henri-L’vy de «Le Monde», le pregunt¢ por qu’ mat¢ a sindicalistas Casta_o contest¢: «Porque (los sindicatos) impiden que la gente trabaje.» El a_o pasado 129 afiliados fueron asesinados por escuadrones de la muerte paramilitares, 44 m s han sido asesinados este a_o, y tres recientes atentados a la vida de dirigentes sindicalistas han sido abortados por sus guardaespaldas. Cientos est n amenazados.
A los que Otalora se refiere como paramilitares «verdaderos protectores» quiz s no pueden permanecer m s tiempo siendo fuerzas sin cara y sin nombre, operando desde la oscuridad. A medida que la crisis aumenta, y las oportunidades de salir del anonimato a la esfera poblica incrementan, gradualmente, las fuerzas conocidas en Colombia solamente como Las Fuerzas Oscuras est n siendo punto de enfoque. En una velada en Noviembre de 1997, en casa de un amigo en Bogot , Eduardo Umana Mendoza, uno de los abogados Colombianos de derechos humanos m s valientes de su generaci¢n, pronostic¢ la situaci¢n actual. «Es el fin de este pa¡s.» dijo. «La corrupci¢n ha convertido en criminales a todos-los pol¡ticos, el ej’rcito, los tribunales, la iglesia, la polic¡a. La izquierda no existe en Colombia. Las guerrillas son criminales tambi’n, y adem s absurdas. Los onicos que cuentan para algo son los sindicalistas y est n siendo sistem ticamente destruidos. Si quiere saber lo que va ha ocurrir en Colombia, mire hacia la derecha. La extrema derecha es la onica en Colombia que sabe lo que quiere, y lo conseguir . Es la onica fuerza organizada en este pa¡s que est en v¡as de hacerse con el control. +Oposici¢n? Los Colombianos tienen sus medios de extrema derecha, especialmente su televisi¢n».
Hab¡a estado fuera del pa¡s tres a_os y no quer¡a creerle. Era m s f cil decirme a m¡ misma que estaba quemado, pero esa fue la oltima noche que le vi. Un S bado por la ma_ana en Abril de 1998, fue asesinado sentado en su despacho. Los tres asesinos, entre ellos una mujer elegantemente vestida, hab¡an accedido a su apartamento fingiendo ser periodistas.
El a_o pasado, el Fiscal General acus¢ a Carlos Casta_o de la muerte de Eduardo Humana. La investigaci¢n concluy¢ en que proced¡an de una organizaci¢n criminal de Medell¡n llamada «La Terraza» y hab¡an sido contratados para la misi¢n por Casta_o. La investigaci¢n tambi’n implicaba al Batall¢n 20 de Inteligencia, con base en Bogot , de la coordinaci¢n entre Casta_o y el escuadr¢n de la muerte.
Exist¡a una l¢gica devastadora concerniente al asesinato de Eduardo Umana. Pertenec¡a a una especie en extinci¢n: aquellos Colombianos cuyos esfuerzos para fomentar la tolerancia pol¡tica y el di logo amenazan a los guerreros de todos los bandos. No fue accidental que su asesinato expuso la alianza entre el ej’rcito y los paramilitares que matan para prolongar y encrudecer la guerra.
Despu’s de la muerte de Eduardo y bajo la presi¢n del embajador de los EE.UU. Myles Frechette, el Ministerio de Defensa Colombiano disolvi¢ la 20 Brigada. Pero el Ministerio fracas¢ al no desmantelar las c’lulas secretas del escuadr¢n de la muerte y por lo tanto recicl¢ a aquellos agentes de inteligencia para servir en otras brigadas del ej’rcito en el pa¡s. La orden de arresto para Carlos Casta_o por el asesinato de Eduardo Umana se apolilla en algon barrac¢n de la polic¡a o el ej’rcito. En Diciembre del 2000, Mary Robinson, la alta comisionada para los Derechos Humanos de Las Naciones Unidas, visit¢ Bogot , sabiendo muy bien que el pa¡s se estaba desangrando. Incluso as¡ muchas cosas le chocaron. No pod¡a dar cr’dito a la indiferencia de los l¡deres pol¡ticos que nunca le han dado importancia a hacer un «acto de presencia» en ninguno de los funerales de sus propios ciudadanos. Y se sinti¢ apabullada al descubrir que gran numero de Colombianos estaban a favor del asesino y no de la v¡ctima. En la rueda de prensa que dio el 4 de Diciembre, fue contundente: «Tengo una sensaci¢n real de la desesperada necesidad de mayor seguridad que la gente comon tiene en este pa¡s.» dijo, «(pero) insto a los Colombianos a que no caigan en esta trampa. Los grupos paramilitares no son vuestros amigos. No apoyan a la poblaci¢n civil. Ellos quebrantan la ley. Ellos est n minando la legitimidad y la autoridad del gobierno. Es intolerable que semana tras semana el fen¢meno paramilitar crezca.»
No se pod¡a pedir que Mary Robinson entendiese la patolog¡a de la sociedad Colombiana. Los Colombianos han ligado sus sue_os del futuro a un mito que dice que Casta_o puede derrocar a las guerrillas, y cuando se gane la guerra ‘l depondr sus armas y todo volver a la «normalidad».
Ana Carrigan