Eran las 10 de la mañana y en las angostas veredas de la calle San Martín, miles de pequeños inversores se agolpaban a las puertas de las casas cambistas. El fin último era hacerse, en su mayoría, con los ansiados billetes verdes.
Refugio final de quienes desconfían de las palabras del Jefe de Estado, el peronista Eduardo Duhalde. Jura y perjura el Presidente de la Nación que el peso local recobrará su famélico estado. De momento, no pasa de ser un deseo. Luego de haber superado los 2,70 pesos por dólar, y tras las sucesivas intervenciones del Banco Central –que inyectó cerca de 100 millones de divisa extranjera en el mercado- la cotización final promedió los 2,47 / 2,60 pesos, en su punta compradora y vendedora, respectivamente.
Por otra parte, al inicio de las actividades bursátiles las primeras órdenes de venta –suculentas ellas- denotaban que los inversores retiraban sus posiciones. Y así fue. Siete horas de negocios dejaron al índice del Mercado de Valores –MerVal- con una cesión del 1,66%, hasta cerrar en 405,20 puntos. Con cuatro jornadas, el índice de la Bolsa acumula una variación positiva de 3,72%. Con un abultado volumen de negocios –45,2 millones de pesos- el saldo final proyectó 38 alzas, 19 bajas y 5 papeles no modificaron sus cotizantes precedentes. Entre las subas, merecen destacarse las correspondientes a la papelera Ledesma –8,70%- y a la petroquímica Indupa –7,94%-. En la acera opuesta se encolumnaron los papeles de Telecom., destrozados en un 7,17% y la automotriz de origen gala, Renault, que se derrumbaron el 4,24%. Faena de aplausos para las empresas españolas que operan en el parqué argentino. Telefónica –3,23%-; la petrolera Repsol –2,74%- y el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) que controla en la Argentina al Banco Francés, con un lucro del 1,97% formaron el terceto del podio. En tanto, los papeles del Banco Santander Central Hispano (BSCH) propietario del doméstico Banco Río se mantuvieron inalterables, con relación a su valuación previa.
A miles de kilómetros de la Argentina, el doctor Duhalde se bate en una lid engorrosa. En Monterrey, México, el Mandatario –que participa de la Cumbre sobre Financiación para el Desarrollo organizado por las Naciones Unidas- espera no sólo el respaldo verbal de los Jefes de Estado que participan del cónclave. La apuesta fuerte de Duhalde, que desembarcó a comienzos de año en la Casa de Gobierno, se centra en que tanto sus pares latinoamericanos y europeos logren que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la administración del republicano George W. Bush revea su negativa de brindarle, a la Nación sudamericana, la ayuda financiera que precisan como el aire de todos los días. Algo que hasta ahora se parece a una lucha desigual. Si el gobierno argentino accede a las exigencias del FMI y profundiza el ajuste, millones de dólares estarían disponibles. Una nueva poda a las partidas para la salud, la educación y los planes sociales, encontrará como respuesta masivas demostraciones de protesta.
Alberto Bastia