En la ciudad de Monterrey, el Presidente de la nación anfitriona, señaló que por tal razón su país ha apoyado “con entusiasmo este encuentro entre el mundo en desarrollo y el de los países desarrollados”.
Fox, aseveró que durante décadas se realizaron esfuerzos para hacer frente al flagelo de la pobreza y al problema del desarrollo “mediante la cooperación internacional”, empero, agregó “hasta ahora, los resultados alcanzados han sido pobres, tardíos y descorazonadores”.
”Hemos concluido un siglo en el que se identificó a la seguridad con la construcción de muros y barreras. Es nuestra responsabilidad abrir paso hoy a un siglo de puentes, no de barreras; a un siglo de encuentros, no de guerras; de responsabilidades y logros compartidos, no de esfuerzos aislados”, expresó.
Más adelante aseguró que es “tiempo de cambiar, pero de cambiar para construir” destacando que el encuentro de Monterrey. Este encuentro “marca el inicio de una nueva concepción del desarrollo” y que tal cita “se ha convertido en el detonador de un nuevo movimiento encaminado a combatir la marginación y el subdesarrollo”.
”Monterrey nos da la oportunidad de comprometernos libremente: los países en desarrollo con la aplicación de políticas económicas responsables; las naciones desarrolladas con el progreso de las más pobres. En la nueva Era de progreso compartido, todos debemos asumir nuestra responsabilidad”.
El Presidente mexicano destacó que la Conferencia no representa “un hecho aislado”, sino que la misma “es parte de un movimiento mundial a favor del desarrollo” y recordó que la “Cumbre del Milenio marcó el inicio de ese nuevo esfuerzo para erradicar la marginación. En Doha, se impulsó una participación más equitativa de los países en desarrollo dentro del comercio mundial”.
De manera categórica señaló: “No podemos permitirnos ya un bienestar restringido a unas cuantas naciones; no podemos arriesgarnos ya a seguir en un mundo marcado por la exclusión y la injusticia. La lucha contra la pobreza es una lucha en favor de la justicia y la paz en el mundo”. Razón por la cual invito a adoptar “el Consenso de Monterrey” e impulsar “más allá de ello (…) el desarrollo futuro de las naciones con el espíritu de la responsabilidad y la solidaridad”.
En la parte final de su alocución, exhorto a los allí presentes a no defraudar a “quienes han depositado su confianza y sus esperanzas en esta reunión. Todos habremos de beneficiarnos de una comunidad más humana, más próspera y más justa”. Aseverando que ”las futuras generaciones reconocerán, reconocerán nuestro valor o reclamarán nuestra falta de visión”.
Mónica Escayola