Montes, de origen puertorriqueño y de 45 años de edad, se incriminó de un cargo de espionaje por el cual podría ser condenada a 25 años de cárcel sin posibilidad de obtener libertad bajo palabra.
La analista comenzó a trabajar para la Agencia de Inteligencia para la Defensa en septiembre de 1985 y poco después inició su trabajo en relación con informaciones cubanas. Montes conocerá la sentencia que se le impondrá el 24 de septiembre próximo.
Entre los secretos del Pentágono que Montes confesó haber entregado al gobierno de Castro están la presencia de cuatro agentes secretos de Estados Unidos que operaban en la isla y la realización de maniobras militares del Ejército norteamericano, específicamente de una realizada en 1996.
Montes estuvo bajo vigilancia por «largo tiempo», de acuerdo con la Oficina Federal de Investigaciones (FBI). Fue arrestada el 21 de septiembre, 10 días después del atentado contra las torres gemelas del World Trade Center y el propio Pentágono, por temor a que entregara información a Cuba sobre los planes de las fuerzas armadas de Estados Unidos.
«Esto debe enviar un mensaje fuerte y claro a cualquiera que se comprometa en actos de espionaje contra este país, de que actuaremos con rapidez y que el precio a pagar por ese compromiso va a ser alto», manifestó Roscoe Howard, fiscal federal en el Distrito de Columbia.
De acuerdo con el FBI, Montes trabajó sin recibir compensación alguna por parte del gobierno de Cuba, a diferencia de otros espías que han recibido miles de dolares en joyas y otros artículos de lujo.
Los fiscales dijeron que Montes recibía mensajes codificados de la inteligencia cubana a través de un radio de onda corta. En una ocasión escribió en su computadora portátil un programa codificado que le entregaron agentes cubanos. Dicho programa fue descodificado y convertido en mensajes en español.
En el registro que se hizo en su apartamento de Washington D.C., las autoridades hallaron mensajes de sus contactos cubanos en la computadora portátil, y discos floppy en los que Montes habría codificado información secreta que más tarde debía enviar a los servicios cubanos de inteligencia.
El senador Bob Graham, demócrata de Florida, quien es presidente del Comité de Inteligencia del Senado, demandó al gobierno que revelara los detalles del caso, el cual, según dijo, pone de manifiesto que Cuba es todavía una amenaza para Estados Unidos.
«El mismo hecho de que alguna información sensible de nuestra seguridad nacional perteneciente a Estados Unidos esté comprometida, es una indicación del continuo deseo de Fidel Castro de hacer daño al gobierno de Estados Unidos y a la seguridad de nuestro pueblo», agregó Graham.
Montes fue arrestada la misma semana que una matrimonio se declaró culpable en Florida de espiar para Castro, y poco después de que los miembros de la llamada Red Avispa, integrada por cerca de 10 agentes cubanos, fuesen condenados por espiar a favor del régimen cubano las instalaciones del comando sur del Ejército de Estados Unidos y las organizaciones de exiliados cubanos que viven en Miami.
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