Mientras los mandatarios de la Argentina profunda trataban de arribar a la fumata blanca, en el Senado comenzó el debate sobre el proyecto de ley, girado por el Ejecutivo, que impediría a las entidades bancarias que le entreguen los fondos a los ahorradores beneficiados por los amparaos judiciales de primera instancia, a fin de evitar una mayor sangría de divisas. Es decir, que hasta no existir sentencia en firme los dineros seguirán atrapados en el corralito. Y como entre apelación y apelación el tiempo pasará los ahorradores se quedarán con cuatro palmos de narices.
A las puertas del Parlamento, custodiado por algo más de 500 policías y guarecido por vallas, miles de ahorradores, militantes de todo el arco de las izquierdas y miembros de las asambleas vecinales, manifestaban su rabia contra lo que consideraban una nueva imposición de los banqueros. «Tengo 15 mil dólares atrapados y soy consciente de que nunca más los veré», arriesgaba Tomás, empleado de una pequeña empresa dedicada a la confección de indumentaria.
En tanto, todo estaba preparado en la Residencia de Olivos para el anuncio del plan gubernamental que tendrá vigencia por 90 días. En el documento de 14 puntos se resalta que el Gobierno nacional y los gobernadores se comprometieron a «respetar los acuerdos de la Nación con los organismos multilaterales de crédito y reafirmar la vocación de integrar a la Argentina al resto del mundo».
Asimismo, le garantizarán a los ahorradores, «a través de instrumentos legislativos adecuados, la previsibilidad necesaria sobre el destino de sus fondos, asegurando su liquidez». Y para completar la subordinación del elenco gobernante a las exigencias del FMI, la Casa Rosada (sede del Ejecutivo) y los gobernadores propiciarán «la inmediata sanción de la ley de quiebras» y la «inmediata derogación de la ley de subversión económica». Al cierre de esta nota, los senadores se aprestaban a darle media sanción al proyecto de lo que se ha dado en llamar «ley tapón». Ni bien ello ocurra, el balón quedará en el recinto de la Cámara Baja, que de momento debatía temas pendientes. Hoy, con la ley sancionada el Banco Central estará en condiciones de levantar el feriado bancario y cambiario que rige desde el lunes 22.
También hoy las asociaciones de desocupados, las asambleas vecinales y sectores de trabajadores ocupados en lucha se concentrarán, a partir de las 5 de la tarde, en la Plaza de los Dos Congresos para luego marchar hacia la Plaza de Mayo, para gritar a voz en cuello «que se vayan Duhalde y el FMI».
Queda en claro que la renuncia de Remes Lenicov dejó mal parado al Ejecutivo, puesto que el economista estaba empeñado en obtener un acuerdo con el Fondo y obtener fondos frescos, de los que una parte sustancial serían un asiento contable porque el destino final no sería otro que pagar intereses de la deuda externa. Una ilusión lo del acuerdo, ya que ni el organismo de crédito y mucho menos la administración del republicano George W. Bush le perdonaron a la Argentina cuando el fugaz Presidente peronista Adolfo Rodríguez Saa declaró, como primer medida de su efímera gestión, la cesación de pagos. Con lo cual las declaraciones de Duhalde y sus funcionarios de que el pacto estaba al alcance de la mano, eran una engañifa más de una dirigencia política que de tanto mentir termina por creerse el engaño.
Alberto Bastia