A la convocatoria efectuada –en repudio por el asesinato de los dos jóvenes que cayeron hace una semana bajo las balas policiales en la bonaerense ciudad de Avellaneda- por las agrupaciones de piqueteros, organizaciones de derechos humanos, asambleas vecinales, centros de estudiantes universitarios y partidos de izquierda, respondieron también muchos porteños, que desde los balcones de los edificios saludaron con aplausos y papelitos el paso de la multitud, que según los cálculos más pesimistas rondaron las 30 mil gargantas.
Hubo imágenes que emocionaron hasta lo más hondo. Pero las merecieron un lugar preferente fueron aquellas que mostraron a la marea humana que atravesó el sureño Puente Pueyrredón –que une la localidad en que Diego Santillán y Maximiliano Costequi fueron cazados por la policía de la provincia de Buenos Aires y asesinados- cubierta por paraguas, pilotos, trozos de polietileno. Todo servía para guarecerse de la lluvia y muchos de los participantes portaban termos con caldo caliente para atemperar la baja temperatura reinante. El reclamo de “juicio y castigo a los asesinos” de los jóvenes piqueteros, “que se vaya (Eduardo) Duhalde –Jefe del Estado- y el FMI” y un cambio de rumbo en el timón socio económico unificaron los cánticos de la movilización.
A diferencia de las últimas demostraciones, muy pocos uniformados se divisaron a lo largo de la Avenida de Mayo –la vía de comunicación que une ambos paseos públicos- aunque no faltaron aquellos hombres de la Policía Federal que vestidos de paisano intentaron mimetizarse con los manifestantes.
Cerca de las 7 de la tarde, hora local, comenzó la desconcentración en la Plaza de Mayo, que como desde hace meses estuvo vallada desde su parte central hasta metros antes de la Casa de Gobierno. Más de un centenar de miembros de la Guardia de Infantería, grupo de choque de la Federal, montados detrás de las vallas, mostraron todo su arsenal bélico.
Mientras la masa crítica volvía sobre sus pasos, en dirección a la Plaza de los Dos Congresos, Zulma, 44 años, y sin trabajo desde hace 4, con referencia a la convocatoria anticipada a comicios electorales, lanzada anteayer por el Primer Mandatario, precisaba que “si Duhalde creyó que con eso nos iba a aplacar, se equivocó”. En tanto saludaba a otros manifestantes, concluía aseverando: “Por lo que nosotros peleamos no es por un maquillaje, queremos un nuevo sistema económico, porque éste nos empujó a la miseria”.
Alberto Bastia
LOS ARGENTINOS PIDEN JUSTICIA POR LOS ASESINATOS DE LOS DOS JOVENES MANIFESTANTES
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