Rodeado de su familia y con el rostro no tan feliz como debía denotar la medida que estaba tomando, De la Sota, se decidió –por fin- a luchar contra el ex Jefe de Estado, Carlos Saúl Menem, quien aparece como el seguro triunfador de esa lid. Invitando a sus compañeros de partido y a los independientes a que lo voten, el candidato de Duhalde, conformó la grilla para lo que se supone será una dura y encarnizada disputa.
El “Gallego”, tal como se lo conoce al Mandatario de la mediterránea Córdoba, ya se enfrentó a Menem. Lo hizo en su condición de precandidato a Vicepresidente, acompañando a Antonio Cafiero, allá por julio de 1988. Derrotado por el caudillo nacido en Anillaco, La Rioja, fue recompensado con una banca en la Cámara de Diputados.
Desde ese entonces, cada peldaño en la carrera política lo subió con seguridad, evitando dar pasos en falso. En su terruño se presentó en tres oportunidades para disputar la gobernación. Siempre vencido por los radicales, pudo finalmente dar vuelta la historia y en diciembre de 1998 destronó al por entonces Gobernador radical Ramón Bautista Mestre.
En la carrera de las internas abiertas, De la Sota parte con cierta ventaja, pues puede exhibir un bienio con superávit fiscal en las cuentas provinciales. En el debe, su mala puntuación se vincula a que no pudo privatizar la empresa provincial de energía. Y que ante cada manifestación de los trabajadores de ese sector, la represión fue la dominante.
El hombre que –cuando el peronismo nacional era oposición- formaba parte del trío de presidenciales, vuelve a estar en la palestra política. Tras su paso al costado, retomó protagonismo y ayer sábado se convirtió, según diversos analistas políticos y económicos, en el dirigente que le dará legitimación a un eventual triunfo de Menem en las elecciones del partido que más afiliados ostenta en la Argentina. Para conocer su ideario económico habrá que esperar una semana, tiempo en el que le dará forma, junto a su principal asesor, Humberto Petrei, al plan que expondrá ante propios y extraños.
Alberto Bastia
EL PRESENTE QUE EL GOBIERNO ARGENTINO TANTO ANHELABA
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