Editorial

¡Cómo está el Partido Popular! Se ha convertido en una auténtica máquina de fabricar independentistas, disidentes y votantes de Podemos. El nerviosismo está poniendo en evidencia la mala calaña y toxicidad de una ristra de imputados de tamaño descomunal, que crecerá sobremanera en algunas semanas, cuando el juez Ruz de salida al Caso Gürtel.

Los catalanes están acudiendo en masa a expresar su opinión. A la encuesta habrá gente que diga sí y otros no, pero, al parecer, quieren contestar. No quieren taparse los ojos, los oídos y la boca, ante una inquietud que, parece, va a más.

Monago, Presidente de Extremadura -acusado de viajar a Tenerife en 32 ocasiones entre el 3 de mayo de 2009 y el 4 de noviembre de 2010, para visitar a su novia en aquel momento, a costa de del bolsillo de los españoles y a todo trapo- ha dado una rueda de prensa, indignadísimo, dando vueltas con el cucharón al potingue de siempre, negando la mayor y, eso sí, amenazando de nuevo con tirar de la manta «caiga quien caiga, sean azules, verdes o amarillos».

A ver. Que esto si que es ya para cabrearse, tirarse de los pelos o largarse del país. Hace unos días los calificó el juez Velasco como personas que «no saben hacer la o con un canuto», «gente que no sabe hablar y que no sabe razonar», pero además son gentuza capaz de hacerte perder la confianza en este país nuestro, tan vapuleado siempre por los mismos.

Este individuo español, Javier Martín-Artajo, es lo que vulgarmente llamamos «los mercados». Forma parte de esa generación de individuos que -sentados cómodamente delante de cinco o diez monitores de ordenador y sin remordimiento alguno- aprietan teclas moviendo de sitio y color números irreales; quiebran estados, hunden países o fulminan los ahorros de toda la vida de las personas.